Turismo
Vacaciones para valientes
En el mundo conviven los lugares más hermosos que pueda imaginar el hombre con las regiones más castigadas por la injusticia o la sinrazón. Guerras, hambrunas, pandemias, dictaduras… son los dramas que se tornan habituales en determinados escenarios del teatro de este planeta. El turismo es ese público dispuesto a revivir como testigos ese guión. Pero hay actos que no son aptos para todos los públicos. He aquí algunos. ¡Ábrase el telón!
Procesiones
Y allá van las procesiones entre silencio y aplausos, mezcla inevitable de devoción y folclore, mostrando la terquedad de la tradición en el siglo de la tecnología. Decía Castelar que la religión sólo desaparecería cuando se suprimiese la muerte.
Devoción y turismo
Estos días, los penitentes recorren las calles de ciudades españolas. Devoción, mucha. Piropos a la imagen de la Virgen de tu pueblo, un montón. Una saeta que da escalofríos. A 20 kilómetros, turismo. Días de descanso, que van bien para recuperarse, porque, en confianza, las cosas no andan finas. No hay que elegir entre turismo o devoción.
Aquí no brota nada
En mi barrio, que no está en las Hurdes de Buñuel ni en el Pozo del Tío Raimundo, sino que es de los que se definen como de clase media acomodada madrileña, la droguería en la que siempre hemos comprado es pequeña pero de moderno diseño.
Livingstone sin pantalones
No sé si ustedes le darán importancia. Hoy «el progreso», ídolo sagrado ante cuya presencia acaba cualquier argumento, asesta otro golpe al Hombre. Los aviones ya no tendrán ventanillas. Es más barato y eficiente.
El viacrucero
Para más de uno, las vacaciones soñadas consisten en realizar un crucero en uno de esos magníficos hoteles flotantes que van surcando los mares con parada en algunas estaciones.
Las dos Cubas
¿Cuántos años de retraso lleva mi querida Cuba? ¿Cuánto ha sufrido este amado pueblo hermano? Quizás algún día lo lleguemos a saber. Cuando vas a Cuba como turista no te enteras de nada. El gobierno se encarga de que así sea.
El turismo se reinventa
La crisis mundial afecta a muchas economías, pero parece ser que el ocio se resiste a caer.