Javier Sierra: «Salvador Dalí hoy estaría cancelado»
El afamado escritor de misterio español asegura que «terminaremos viendo en las noticias que hay vida extraterrestre»
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La misión Perseverance de la NASA ha logrado posar un astromóvil en la superficie de Marte. Su objetivo es la búsqueda de señales de vida. Los antecedentes no son favorables
Una muestra de oxígeno nos puede ayudar a identificar la vida fuera de la Tierra, el único planeta que conocemos que la alberga. El oxígeno es un elemento fundamental para la existencia de vida: por esta razón tantos científicos lo utilizan para descubrir si en otros lugares de la galaxia hay indicios de que la hay o, en cualquier caso, de que algún día la hubo.
La idea de encontrar agua en otros rincones del Sistema Solar ha acompañado al hombre durante décadas. Hace menos de un mes, la sonda europea Mars Express desveló por primera vez la existencia de agua salada en Marte en un gran lago escondido bajo una capa de hielo. Ahora, un equipo de científicos de la Universidad de Hawái ha encontrado –también por primera vez– la primera prueba de agua helada en la Luna, el único satélite de la Tierra.
La corteza sólida de Marte se formó muy rápidamente tras el nacimiento del sistema solar, según un estudio publicado el miércoles, que sugiere que las condiciones necesarias para la emergencia de la vida podrían haber aparecido muy pronto en el planeta rojo, informa AFP. Para tener agua líquida en un planeta, se necesita una superficie sólida y, por tanto, una corteza. «Nuestros resultados indican que Marte podría haber tenido océanos y potencialmente vida antes de la Tierra», ha declarado Martin Bizzarro, del Museo de Historia Natural de Dinamarca en Copenhague, coautor del estudio, publicado en la revista ‘Nature’.
El descubrimiento de hidrógeno en penachos de la luna Encelado de Saturno, por parte de la sonda espacial Cassini, ha indicado la existencia probable de un suministro de energía necesario para la vida microbiana. La presencia de hidrógeno que detectó la nave ha demostrado que en el océano, bajo la superficie helada de la luna, ocurren reacciones químicas que son sorprendentemente similares a las que ocurren en las aberturas hidrotermales del planeta Tierra.
El científico Nate Tellis, de la Universidad de California, inició una investigación cuyo resultado sale ahora a la luz tras considerar que detrás de estos datos pueden hallarse señales de vida de otras civilizaciones.
La sonda Dawn de la NASA ha encontrado “ingredientes” para la vida en la superficie de Ceres, un planeta enano del cinturón de asteroides situado entre Marte y Júpiter. Concretamente, la Agencia Espacial de EEUU ha informado de la evidencia de material orgánico en el planeta. Las moléculas orgánicas son interesantes para los científicos porque son componentes necesarios, aunque no suficientes, de la vida en la Tierra.
Respecto a lo que se sabe a través de los datos emitidos por el Orbitador de Gases Traza (TGO), la otra parte del programa que sí está en la órbita de Marte, es que la sonda entró correctamente en la atmósfera del planeta rojo y las primeras fases del aterrizaje funcionaron bien. Después, se perdió la conexión. El equipo de la Agencia al frente de este programa cree que Schiaparelli tocó la superficie de Marte, pero no hay ninguna transmisión.
Al menos, mientras la Agencia resuelve la incógnita de la sonda, el programa continúa con el TGO, cuya misión es buscar de dónde procede el metano de Marte.
Un equipo internacional de investigadores está examinando la radio señal captada y su estrella, conocida como HD 164595, descrita en un diario por el astrónomo italiano Claudio Maccone y otros colegas como “una poderosa candidata para buscar SETI (vida inteligente)”, con la esperanza de determinar su origen. «La señal procedente de HD 164595 es fascinante, porque procede de las inmediaciones de un astro similar al sol y si es artificial, su fuerza es suficientemente grande como para que la haya emitido una civilización con capacidades superiores a las del ser humano”, ha declarado a la CNN el astrónomo Douglas Vakoch, presidente de International METI, que investiga la existencia de vida extraterrestre.
Paul Gilster, de la Fundación Tau Zero, que realiza investigaciones interestelares, dijo que si la señal detectada es artificial, su fuerza sugiere que vendría de una civilización “más avanzada que la nuestra”, previsiblemente del Tipo II en la escala Kardashev. Esta escala “está basada básicamente en la energía que la civilización pueda canalizar por sí misma”. explica Maccone.
En la actualidad, nuestra propia civilización está en algún lugar cerca del Tipo I en la escala. Una civilización de Tipo II tendría capacidad para emplear la totalidad de la energía emitida por su propia estrella, es decir, millones y millones de vatios.
Tal y como recoge The Independent durante una entrevista con el Dr. Julien de Wit, del Instituto de Tecnología de Massachusetts: «Estos son los primeros planetas que combinan las tres propiedades clave que hemos estado buscando desde hacía mucho tiempo: Primero, tienen dimensiones parecidas a la Tierra; segundo, teniendo en cuenta su temperatura, podrían contener agua líquida; y en tercer lugar, están lo suficientemente cerca y alrededor del tipo correcto de estrellas para que nosotros podamos comprobar si realmente hay presencia de vida». Los astrónomos serán capaces de conocer más acerca de estos planetas tras la construcción del telescopio espacial James Webb, que se pondrá en marcha en 2018. El Doctor Wit afirma que «en un periodo de cinco a diez años seremos capaces de decir si son habitables (…) vivimos un momento realmente emocionante».
Las operaciones del radiotelescopio FAST están programadas para comenzar en septiembre, y según informa la cadena estatal CCTV de China, su función será «buscar vida inteligente del espacio exterior». Gracias a sus cerca de 4.500 paneles y sus enormes dimensiones, el que es ya el radiotelescopio más grande del planeta podrá ser utilizado para detectar púlsares a más de 1.000 años luz en el Universo. La construcción del radiotelescopio costó 1.200 millones de yuanes (180 millones de dólares) y tardó en completarse 5 años. El proyecto reafirma la posición de China como uno de los países a la cabeza en inversión de proyectos de ciencia y la tecnología. El presidente Xi Jinping ha compartido su propósito de convertir a China en un «líder mundial» en el ámbito de la ciencia, una posición que debería ser alcanzada por el centenario de la fundación de la República Popular de China en 2049.
En una remota zona montañosa al sudeste de China se está terminando de pulir el proyecto FAST, un enorme telescopio constituido por un gran plato de recepción de 500 metros especializado en captar señales emitidas a millones de años luz de la Tierra. Para que el telescopio no tenga problemas de interferencia todos los habitantes que vivan en un radio de cinco kilómetros de Dawodang serán desalojados y a cambio recibirán una indemnización de 1.800 euros, según la agencia Xinhua. La medida pretende aislar señales de repetidores de televisión, telefonía móvil e inalámbricas de WiFI.
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