«Echo de menos muchas cosas banales. Exagero al echarlas de menos»
«Alguien me dice que ha estado media hora subiendo y bajando las escaleras de su edificio y me parece una gran idea durante dos minutos. Todo dependerá de las consecuencias de la pandemia, que aún son imprevisibles»
«Ups, has fet una falta, papa, a veure si et fan fora de wpp!». [Ups, has hecho una falta, papa, a ver si te echan de wpp.] La ironía de Lola aludía a una uve errónea que se me había colado en la frase anterior. Me sonreí. No es habitual que una hija, máxime en los inescrutables, siniestros 17, se tome la molestia de modelar un pensamiento en sus tratos con el padre, ya no digamos si son telemáticos.
Cumplir 10 años de algo siempre debe ser causa de celebración. En el caso de Whatsapp debería ser lo mismo. Pero, quizás por mi natural inclinación hacia la distopía, mi muy venezolana aversión al paraíso en la tierra, dudo si es correcto hacerlo. Y en ese dilema llevo toda la noche, tratando de encontrar el pie correcto para entrarle a este artículo.
María Jesús Espinosa de los Monteros
Whatsapp nació en 2009 como sustituto sencillo y práctico de los SMS y como un paraíso de confesiones y confidencias para gente tímida. Uno de los puntos de inflexión de esta aplicación llegó en agosto de 2013 cuando se incorporaron notas de audios.
Este puede ser un año de elecciones en España y será un año de elecciones al Parlamento Europeo, las primeras desde que conocemos los efectos perniciosos de los bulos y su expansión a través de bots y propaganda automatizada.
Hay un gracioso hilo de Tumblr que se ríe del cartel de un restaurante que dice “No tenemos Wi-Fi. Hablad entre vosotros. Llama a tu madre. Haz como si fuera 1993. Vive”. Basándose en ese mensaje, varios usuarios de la red social lo parodian yendo hacia atrás en el tiempo: “No ‘teléfonos’. Hablad entre vosotros. Solo cara a cara. Escribe una carta. Envíale un telegrama a tu madre. Haz como si fuera 1860. Vive.” El siguiente: “No ‘escribir’. Hablad entre vosotros. Tírale una roca a tu madre. Haz como si fuera 10.000 A.C. Vive. Urgga. Rou Graaurh. Ruh”. Llegan hasta el inicio del universo: “No ‘materia’. Existe en el vacío sin propósito ni sentido. No hay un “tú”, solo el vasto concepto de la nada. El tiempo no existe. Sé.”
Dicen las estadísticas que veintitrés de cada cien adolescentes ingleses interrumpen voluntariamente el ciclo natural del sueño para atender su WhatsApp. A mí me parece que el porcentaje de acróbatas sin cabeza de esta rara ansiedad de luna apunta demasiado bajo.
Alégrense porque ahora en Whatsapp las cosas van a cambiar. El servicio de mensajería es la plaza donde se resuelven conflictos, se crean alianzas políticas, se dan pasos hacia nuevos avances científicos.