Que los árboles de los bienintencionados no nos impidan ver el bosque
Sobre los ideales bienintencionados es conveniente evitarnos los valores, el asociar un valor a la idea, y preferir los contextos o la situación concreta respecto de esa idea. De no ser así, se suele incurrir en el integrismo, o en el sectarismo, o en el prejuicio. Es fácil: si yo creo que un ideal es bueno por su finalidad –sin más-, lo más probable es que no termine aceptando a quien discrepe de él como un contrario sino como un enemigo.