La genética influencia tus ganas de tener o no un perro
¿Llevas toda la vida soñando con tener un perro? No es un capricho, lo llevas escrito en tu ADN.
El mundo se divide en los que aman con locura a los perros y no se imagina una vida feliz sin uno al lado y los que no. Estilo de vida, experiencia previa, situación financiera son algunos de los muchos aspectos que influencian la decisión de una persona de tener o no un perro. A esta lista se le suma ahora otro aspecto determinante: el ADN.
Sabemos que vivir con un perro puede ser beneficioso para la salud de los niños. No sólo física, sino emocionalmente. Sabemos también que los niños que viven con perros tienen más probabilidades de vivir con un can durante su vida adulta. Y que quienes lo hacemos, por lo general, vivimos más y mejor. En parte, por el estilo de vida elegido. Lo que no sabíamos hasta ahora es que la decisión original de tener o no un perro tiene también un componente genético importante. El amor por los perros está -en parte- en nuestro ADN.
Aunque cueste creerlo, hay gente a la que no le gustan los perros. Gente que jamás se plantearía compartir la vida con uno. Gente que piensa que eso de que el perro es el mejor amigo del hombre es, digamos, una gran mentira. Y luego estamos los que suscribimos cada una de las palabras del actor Heinz Rühmann: “Se puede vivir sin perro, pero no merece la pena”. Porque creemos firmemente que la vida junto a estas maravillosas criaturas es infinitamente mejor. Según un estudio, la diferencia entre ambos grupos de personas está en algo tan fundamental como el código genético.
Para la investigación, los científicos analizaron los datos de 35.035 pares de gemelos inscritos en el Registro Sueco de Gemelos. Compararon la información con la recopilada durante los últimos 15 años por los registros nacionales de Suecia sobre la propiedad de perros y encontraron una fuerte conexión entre la genética y la probabilidad de tener un perro. Es imposible decir qué genes son los que están exactamente involucrados en este proceso, pero la evidencia científica establece que los gemelos idénticos coinciden mucho más que los no idénticos sobre si tendrían o no un perro como mascota.
¿Por qué un estudio de gemelos?
Los estudios de gemelos ofrecen a los científicos la oportunidad única de comparar datos genéticos y de comportamiento de dos individuos que o bien comparten el genoma completo, son los llamados gemelos idénticos o monocigóticos, o comparten en promedio el 50%, que es el caso de los gemelos dicigóticos, también conocidos coloquialmente como mellizos. Con esta información, los investigadores pueden determinar si determinado comportamiento es el resultado de factores ambientales o si es algo que está directamente relacionado el ADN. Es el caso de la voluntad de tener o no un perro.
Un grupo de investigadores de Suecia y Reino Unido unieron esfuerzos para desarrollar un modelo de ecuaciones estructurales capaz de estimar, a través de la estadística, la influencia de los efectos genéticos aditivos (heredabilidad), los efectos ambientales compartidos y los efectos ambientales no compartidos en la propiedad de un perro. Los investigadores encontraron que la genética era un poco más predictiva que los efectos ambientales, con una heredabilidad estimada en 57% para las mujeres y 51% para los hombres. La influencia de los factores ambientales compartidos, en cambio, se observó solo en la adultez temprana.
El estudio va más allá de las ganas que pueda tener o no una persona de vivir con un perro. La posibilidad de una adaptación genética apoyaría las teorías de la coevolución de humanos y perros a lo largo de los miles de años de domesticación. Se pone de manifiesto además la idea de que la genética podría también explicar las tendencias de salud física y mental en los dueños de perros. Un línea científica que sin duda merece la pena seguir explorando.