5 novelas eróticas para derretirte este insoportable mes de agosto
“Oh, verano”. Maldito verano. ¿Buscas que este caluroso agosto se te derrita algo que no sea el cerebro? Estos 5 libros son para ti.
¿Qué tendrá el verano que hasta un axila sudorosa nos parece la cosa más sexy del mundo?
Tumbarte en la toalla con el sol cayendo a plomo y leer una novela sobada, mientras tu hijo grita «¡MAMÁ-MA-MÁ! Mira MAMÁ». O lo hace el del vecino. Lo que sea, pero igual de molesto. Y tú ahí, rezumando feromonas, que huelen como el napalm por las mañanas. Verano, ¿qué tendrás verano? Que tienes a todo el mundo o cabreado o húmedo. O congelado en un despacho, porque algún ser caluroso ha convertido la oficina en un Gulag siberiano. Si esta es tu situación, si estás tan crispado por este “oh, verano” como quien escribe, déjame recomendarte cinco grandes fieras de la fantasía erótica para que se derrita algo que no sea tu cerebro.
Ligeros libertinajes sabáticos de Mercedes Abad
Cualquier escritor te dirá que hacer reír es mucho más difícil que hacer llorar. Pero si hay algo realmente complejo es escribir una escena de sexo, o una historia completa. Y que te caliente y no te den ganas de reír o llorar. En estas tórridas lides, Ligeros libertinajes sabáticos puede considerarse the hottest shit. Galardonado con el desaparecido Premio Sonrisa Vertical en 1986, los cuentos eróticos que lo conforman, escritos con la prosa sensual y elegante con que la autora aborda sus historias, fueron descritos por Luis Berlanga como “ereccionales” -un término muy de “señoros”-. Pero siguen siendo la dinamita del verano y cualquier estación.
Crash de J.G Ballard
Vale, sí. Quien haya visto la película de Cronenberg dirá “¿en serio?”. Pero qué quieres que te diga, el mejor sexo es siempre el más enfermo. En Crash (ed. Minotauro), un grupo de personas se dedican a provocar accidentes de tráfico porque les excita sexualmente. Una novela fluido, tanto porque los géneros no existen como porque todo se mancha, incluso el lector, que acaba transformándose en el hipnotizado voyeur de una maraña de cuerpos, cicatrices, amputaciones y brutalidad que hace que te cuestiones dónde está la frontera entre el placer, el dolor y la náusea. Una lectura recomendada para amantes de lo extremo, escrita por un maestro en armar catástrofes y fundir emociones apocalípticas con un paisaje no menos desgarrador.
La casa de los agujeros de Nicholson Baker
Una deliciosa extravagancia que hace pensar en la teoría de los agujeros de Foucault. Imagina que estás sorbiendo tu refresco con una pajita, haciendo un ruido de la hostia, y de repente el agujero te sorbe a ti. O bien estás jugando al golf, con tu gorrita de visera y tus zapatitos de golf, y caes en un hoyo y apareces en otra parte. En La casa de los agujeros (Duomo ed). Una novela salvaje y perturbadora del autor de Vox y Fermata, donde los objetos se convierten en fuentes de placer y no existe ninguna regla más que el delirante cancaneo. Después de leerla ya no volverás a ver un donut de la misma manera.
Zonas húmedas de Charlotte Roche
Vamos a ver cómo digo esto… Si eres de las que apunta con el dedito, no la leas. Porque no encontrarás en Zonas húmedas (ed. Anagrama) ninguna mujer corriendo como un lobo, sino la curiosidad de una adolescente explorando su propia sexualidad de una forma desinhibida y grotesca, hurgando en zonas de su cuerpo que no se ven con un espejito de mano. Hurgándoselas con todo lo que se le ocurre. Postrada en una cama de hospital tras curarse de una fisura anal causada por apurar demasiado un depilado íntimo. ¡Oughh! Una novela de lenguaje afilado sobre la vulnerabilidad, el deseo, los tabúes y las infinitas posibilidades de un cuerpo, solo o acompañado de otros.
Desires Reborn de Penny Pepper
No creo que la literatura deba ser política, ni que deba pensar tres veces lo que escribo para no herir sensibilidades. Dicho esto, hablemos de sexo y discapacidad. O mejor, leámosla (consejo libre de monsergas doctrinarias). Porque la literatura erótica es el más carnal de los géneros y los relatos eróticos de la escritora Penny Pepper exploran el placer que hay más allá de los cuerpos normativos y los discursos “perdonavidas”, a través de personajes femeninos fuertes, muy punk, y un sentido del humor que es el mejor de los lubricantes. Lo peor de Desires Reborn es que no vas a encontrarlo en español. Aún. Y si me equivoco, échale la culpa al verano. “Oh, verano”. Maldito verano. Necesitas un polvo.