Calentando motores: así nos recibió Bad Gyal en Las Noches de Río Babel
Si una cosa nos ha demostrado la catalana Bad Gyal es que todo es cuestión de actitud. Así fue su último concierto en Madrid
Sabes que vas a un concierto de Bad Gyal cuando ves rosa a cada lado, vestidos ajustados, deportivas con plataforma, pendientes de aro gigantes y purpurina a borbotones. Esa era la indumentaria del público en el Wanda Metropolitano. Gente que esperaba ansiosa en una larguísima cola deseando ver a la también conocida como «la más pegá de España». Y es que Bad Gyal se hizo de rogar. Tardó en aparecer, pero cuando lo hizo fue por todo lo alto dejando a su público fascinado, casi hipnotizado.
Tras un mes lleno de conciertos en Las Noches de Río Babel, éste que se celebraba el pasado viernes, 30 de julio, era el penúltimo que iba a tener lugar. Instantes previos a la actuación comenzaron a escucharse sonidos de motores por los altavoces. Estos ruidos de aceleración, que se hacían cada vez más fuertes, calentaban el ambiente dejando al público inquieto y alborotado. La espera fue larga, pero intensa. Apareció el equipo de bailarinas de Bad Gyal ondeando banderas por todo el escenario. Apenas quedaban unos minutos para que la cantante de música urbana se dejara ver. Y de repente, allí estaba ella, subida en una tarima, con dos altavoces gigantes a cada lado, preparada para arrancar pisando fuerte con sus zapatillas de purpurina.
Desde el primer momento, estrenándose con el tema Pussy, Bad Gyal causó fervor entre los asistentes. Porque si algo caracteriza a la catalana es su singular estilo, ese que la hace única y reconocible al instante. Su música no tendría sentido sin su estética extravagante y llamativa. Algunos lo llaman estilo raxet. Uñas excesivamente largas o la combinación de ropa deportiva con tacones y accesorios de imitación de marcas caras son algunas de las particularidades que definen este estilo. Un lugar de contrastes que huye de las normas estéticas. Bad Gyal utiliza su imagen y actitud para hacer lo mismo con la música: ir a contracorriente. Irrumpe con el uso de mucho autotune. Sin ocultarlo, al contrario, evidenciándolo sin pretensiones de complacer. Poderosa y mostrándose segura de sí misma en el escenario nos impresionó con algunos temas de su segundo álbum, Worldwide Angel, como Candela o Blink.
A mitad de la noche llegó Pay. Bad Gyal nos decía: «¿Quién estaba conmigo cuando saqué esto?». Pay fue el primer tema que la cantante sacó en 2016. Una versión en catalán, que se hizo viral, de la canción Work de Rihanna. Aún recuerdo la primera vez que escuché a Bad Gyal. Un amigo me mostró Indapanden mientras tomábamos algo en un bar. Por aquel momento, Bad Gyal apenas había subido algunas canciones producida de forma casera, acompañada de sus amigos. Desde entonces, no he perdido su pista. Y es que Bad Gyal no ha dejado de crecer. Su popularidad ha ido en aumento y su estilo musical ha evolucionado con el paso de estos años. Ha ido buceando alrededor de géneros propios de la música urbana como el reggaeton, el dancehall o el trap. Las canciones de Bad Gyal te empujan a bailar y así ocurrió en el concierto. Con un público fiel que se sabía la letra de las canciones y que no paró de moverse, desde sus asientos, al ritmo de la música con ella.
Entre canción y canción, Bad Gyal bailaba con su equipo de bailarinas, perreando, con movimientos bruscos de caderas e incluso echando champán a los asistentes. Porque lo de ella es espectáculo. Así nos lo decía Alba Farelo: «A mí me gusta que mis conciertos sean una fiesta, no me gusta que sean aburridos. Entonces espero que vengáis súper readys porque nosotras venimos con todo el equipo preparado». Como era de esperar, cantó Hookah, la canción en la que reina la fiesta. Tampoco faltaron Iconic, Zorra, Aprendiendo el Sexo o Blin Blin. Temas de su álbum más reciente, Warm Up. No busques complejidad en estas canciones, pues hablan sobre la calle, el sexo, la fiesta… desde un cierto aire de independencia y amor propio. Bad Gyal nos habla del amor sin ataduras, de su libertad sexual, de los placeres femeninos sin ningún tipo de pudor ni pelos en la lengua. Para muchos, sus canciones serán pura frivolidad o banalidad, pero ella ha conseguido romper con una serie de barreras dentro la música urbana con un gesto de subversión que reclama su espacio como mujer libre e independiente.
Tras cantar Alocao, Alba Farelo nos decía que se iba, pero nadie era capaz de creerlo. Faltaba una de las canciones más aclamadas por su público: Fiebre. Efectivamente reapareció en el escenario para despedirse con ese deseado tema que le hizo dar el gran salto y que, actualmente, cuenta con más de 48 millones de reproducciones en YouTube. Ahora sí, con confeti por los aires y luces parpadeantes que iluminaban todo el estadio, finalizaba Bad Gyal de forma diva y esplendorosa el concierto en Las Noches de Río Babel. Porque si una cosa nos ha demostrado es que todo es cuestión de actitud.