La valentía de ser migrante
La globalización que experimenta la sociedad de hoy en día ha hecho que vivamos con normalidad la mezcla de culturas, de razas, de religiones y de nacionalidades en un mismo lugar, algo que era impensable hace tan solo unas décadas. Pero lo que no ha cambiado en absoluto es la valentía de todos aquellos que, sea por el motivo que sea, dejan su país para empezar una nueva vida en otro lugar.
La globalización que experimenta la sociedad de hoy en día ha hecho que vivamos con normalidad la mezcla de culturas, de razas, de religiones y de nacionalidades en un mismo lugar, algo que era impensable hace tan solo unas décadas. Pero lo que no ha cambiado en absoluto es la valentía de todos aquellos que, sea por el motivo que sea, dejan su país para empezar una nueva vida en otro lugar.
Las facilidades que ofrecen el transporte y los medios de comunicación actuales facilitan la decisión a todas aquellas personas que deciden superar los obstáculos que supone establecerse en un nuevo país. Sin embargo, también hay otros muchos migrantes a los que no les queda otra opción, pues la falta de trabajo o, lo que es peor, la guerra, el hambre y la enfermedad hacen insostenible la vida en su tierra de origen.
La Organización Internacional para las Migraciones define a un migrante como “la persona que se muda o se ha mudado cruzando una frontera internacional o dentro de un Estado lejos de su habitual lugar de residencia, sin importar el estado legal de la persona, si el movimiento es voluntario o involuntario, cuáles son las causas del movimiento o la duración de la estancia”.
A todas estas personas, sin importar de dónde vengan o hacia dónde se dirijan, está dedicado el Día Internacional del Migrante. Y es tanta la importancia de esta forma de vida que personalidades del mundo de la política y del arte le dedican a menudo discursos, versos, canciones e incluso novelas.
Políticos divididos
Con opiniones muy variopintas, políticos de todo el mundo han hablado sobre la migración, sobre sus consecuencias, sobre su porqué, sobre quienes la protagonizan. Si bien es cierto que en la mayoría de ocasiones se trata este tema en su relación con la economía, hay que recordar siempre que, tanto inmigrantes como emigrantes, son mucho más que simples números.
Franklin D. Roosevelt, por ejemplo, trataba de recordar a los ciudadanos estadounidenses que a todos nos toca de cerca el tema de la inmigración : “Recordad, recordad siempre, que todos nosotros, y tú y yo especialmente, descendemos de inmigrantes”.
Descendiente directo de inmigrantes, Barack Obama también ha defendido a aquellos valientes que buscan una vida mejor en su país: “Nuestro camino no está completo hasta que encontremos una mejor forma de dar la bienvenida a los inmigrantes luchadores y esperanzados que aún ven América como la tierra de la oportunidad”.
Pero, por desgracia, no todo son buenas palabras. También hay quien se centra en controlar la entrada en sus países de aquellos que buscan ayuda, que buscan huir del desempleo, de sueldos más que insuficientes, o incluso de guerras y muertes, que en lo que realmente supone llevar una vida así.
“Recordad, recordad siempre, que todos nosotros, y tú y yo especialmente, descendemos de inmigrantes”
Una muestra de esto es la opinión de Ronald Reagan, que dijo que “una nación que no puede controlar sus fronteras no es una nación”. Mucho más cercano, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha protagonizado algunos de los discursos más racistas de la política actual: “Cuando México envía a su gente, no están enviando lo mejor […]. Traen drogas. Traen crimen. Son violadores…Y algunos, asumo, son buena gente”.
La migración en libros y canciones
Por suerte, el mundo del arte es mucho más amable y, sobre todo, parece estar más concienciado con las dificultades que supone cualquier tipo de migración. Como experiencias propias o intentando ser la voz de otros, novelistas, poetas y cantantes nos trasladan con sus mejores palabras las sensaciones, emociones y vivencias que supone vivir en un país que no es el tuyo.
Federico García Lorca escribió ‘Poeta en Nueva York’ durante su estancia en esta ciudad, y sus líneas, escritas desde el punto de vista de un inmigrante, muestran su dura crítica hacia la sociedad norteamericana: “No hay más que un millón de herreros forjando cadenas para los niños que han de venir. No hay más que un millón de carpinteros que hacen ataúdes sin cruz. No hay más que un gentío de lamentos que se abren las ropas en espera de la bala”.
El escritor portugués José Saramago también quiso recordar a todos sus lectores, como ya hizo Franklin D.Roosevelt con los ciudadanos de Estados Unidos, que la migración no nos queda lejos a ninguno: “Deja a aquel que no tenga una simple mota de migración para mancillar su escudo familiar que lance la primera piedra… si tú no migraste, tu padre lo hizo, y si tu padre no necesitó moverse de un lugar a otro, entonces fue solo porque tu abuelo antes no tuvo más opción que irse, que poner su antigua vida detrás de él y salir a buscar el pan que su propia tierra le denegó”. Este fragmento obtenido de su obra póstuma ‘El último cuaderno’, resume lo que muchos saben y no quieren reconocer, y es que sus antepasados también fueron migrantes.
Más positivo es John Lennon en su canción ‘Imagine’, donde se imagina un mundo sin fronteras, sin países, donde todos fuéramos iguales, donde existiera la paz real. “Imagina que no hay países, no es difícil de hacer. Nada por lo que matar o morir. Sin religión, también. Imagina a toda la gente, viviendo la vida en paz”, dice esta canción convertida en todo un símbolo a favor de la fraternidad y de un mundo en paz.
En primera persona
Pero sin duda, las citas más emotivas sobre la migración son las de aquellos que lo han vivido en primera persona. Son los testimonios de quienes han tenido que dejar su país, su familia, sus amigos, los que de verdad despiertan nuestras emociones. No importa si el personaje es real o ficticio, estas historias de superación consiguen llamar nuestra atención.
“Así que aquí estás, demasiado extranjero para casa, demasiado extranjero para aquí. Nunca suficiente para ambos”. Estas palabras de la poeta Ijeoma Umebinyuo describen a la perfección cómo se siente una persona que se encuentra a medio camino entre dos lugares, diferente de la gente de su país, pero también demasiado diferente en su nuevo hogar.
Aunque este sentimiento no es nada comparado con el dolor de tener que dejarlo todo atrás. “Dices adiós a tu país, tu gente, tu casa, tus amigos, tu familia. A todo lo que conocías. Lloras durante todo el vuelo”. La activista Arnesa Buljusmic-Kustura, que narra la experiencia de vida de los refugiados en Estados Unidos, describe con estas palabras lo difícil de abandonar todo aquello que conforma tu vida.
“¿Sabes lo que es un acento extranjero? Es un signo de valentía”
También describe este dolor la joven poeta canadiense Rupi Kaur en su libro ‘Milk and Honey’ (Leche y miel): “No tienen ni idea de lo que es perder tu hogar con el riesgo de nunca encontrar un hogar otra vez, tener tu vida entera dividida entre dos tierras y convertirte en un puente entre dos países”.
Vengan de donde vengan o vayan a donde vayan, lo importante de la migración son las personas, sus vidas, sus historias, sus sentimientos y sus luchas. Porque, como dice la abogada y escritora Amy Chua: “¿Sabes lo que es un acento extranjero? Es un signo de valentía”.