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Economía

¿Qué hay detrás de la llamada tasa rosa?

La organización de defensa de los consumidores, FACUA, quiere que se multe a Dia, Lidl y Mercadona porque las maquinillas de afeitar dirigidas al público femenino, de color rosa, cuestan hasta un 171% más que la versión azul. Esta discriminación fue denunciada mayo bajo el nombre de “tasa rosa fraudulenta”.

¿Qué hay detrás de la llamada tasa rosa?

La organización de defensa de los consumidores, FACUA, quiere que se multe a Dia, Lidl y Mercadona porque las maquinillas de afeitar dirigidas al público femenino, de color rosa, cuestan hasta un 171% más que la versión azul. Esta discriminación fue denunciada en mayo de 2018 bajo el nombre de “tasa rosa fraudulenta”.

Precios de las maquinillas desechables para hombres y mujeres | Foto: FACUA

¿En qué consiste la pink tax (tasa rosa)? Es un concepto que hace referencia a que las mujeres supuestamente pagan más que los hombres por adquirir el mismo producto o servicio, es decir, denuncia la discriminación por sexo a través de los precios. Pero no solo eso: medios de comunicación, organizaciones y personajes públicos también usan la expresión tasa rosa para hablar del impuesto sobre productos de higiene femenina íntima.

Esta definición genera cierta polémica, ya que mientras que a organizaciones feministas, como Red de Economía Feminista, sí les parece adecuado que este concepto haga referencia a las dos cosas porque ambas perjudican a la mujer en su día a día “solo por su género”, otras voces, como expertos en marketing, explican que el único significado correcto es el supuesto mayor coste que asumen las mujeres a la hora de comprar determinados productos. Sin embargo, ¿existe realmente una tasa que discrimine a las mujeres por el hecho de serlo?

Varios estudios realizados en España, Estados Unidos, Gran Bretaña o Francia apuntan que las mujeres pagan más que los hombres por productos de cuidado personal, como cremas o cuchillas para la depilación. Además, señalan que la versión rosa de los productos es más cara. Pero los hombres también se ven afectados por los precios, pues algunos de estos informes indican que complementos como los relojes y la ropa son más caros para ellos que para ellas. Es decir, hablan también de una tasa azul.

 

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Diferencia de precio entre una camiseta para mujer y para hombre | Página Web: Pull&Bear

 

Diferencia de precio entre la bolsa clásica y la bolsa rosa | Página web: Amazon

Uno de los argumentos que utilizaban para explicar esta diferencia era el marketing de género, es decir, la estrategia que las empresas usan para segmentar la oferta de productos y adaptarse a los gustos de los consumidores. Por ejemplo, en cualquier supermercado, los perfumes están divididos por aromas (floral, cítrico, etc) y por sexos debido a que hombres y mujeres tienen preferencias distintas. Lo mismo ocurre con los colores ya que generalmente el marketing utiliza el rosa para los artículos femeninos y el azul para los masculinos; de ahí que se hable de tasa rosa.

Organizaciones feministas, como The Fawcett Society, denuncian que a través de esta división del mercado las empresas solo buscan “aprovecharse económicamente de las mujeres”. Victoria Hermida, vicepresidenta de Red de Economía Feminista, cuenta a The Objective que ambas tasas “antes no existían” y que “el marketing discrimina a todo el mundo” porque no solo coloca los productos para mujeres y hombres en estantes distintos, sino que además, intenta ocultar que un producto es idéntico bajo el argumento “que son diferentes porque tienen un extra de algo, lo que hace pensar a la gente que está comprando algo mejor”. Sin embargo, Diana Gavilán y Gema Martínez, expertas en marketing y profesoras en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), explican a este diario que esto siempre ha existido ya que el mercado se adapta constantemente a las diferentes características, necesidades, preferencias y gustos que tienen los consumidores.

Reproducción de un modelo social

Los tres profesores Gavilán, Martínez y Roberto Manzano llevaron a cabo su propia investigación en 2017 y demostraron, tras una comparación entre 1.025 productos de cuidado personal, que la tasa rosa entendida como discriminación “no es significativa” y que aquellas diferencias de precio más destacables están justificadas por las características del producto que generan un valor añadido y beneficios más específicos para los consumidores. Igualmente, apuntan que hay factores en la cadena de producción y distribución (promociones, ofertas, regalos) que influyen también en el precio de los artículos. Por ejemplo, “hay veces que ciertos productos son más caros simplemente porque su volumen de fabricación es menor”. Es lo que se llama economía de escala.

Diferencia de precio entre una crema depilatoria para mujeres y para hombres | Página web: Carrefour

Además, afirman que las mujeres están dispuestas a gastar más que los hombres en productos como cosméticos, pero no a pagar un precio superior por el mismo artículo. Por ello cuentan con una oferta más amplia que los hombres. ¿Es esto discriminación para las mujeres porque supuestamente necesitan más cuidados para verse bien o para los hombres porque no disponen de tanta variedad de productos? “Reproducción de un modelo social” responden Martínez y Gavilán. En otras palabras, las marcas reproducen los estereotipos que la sociedad ha creado para definir ambos géneros. “Se ha asignado a la mujer el rol de cuidarse y estar guapa y, para conseguir esto, hay que usar muchas cosas”, por eso las empresas se centran en crear más productos de cuidado personal para las mujeres.

“Esto es un juego de marcas, consumidores y sociedad” – Diana Gavilán y Gema Martínez

 

Por este motivo, las dos investigadoras apuntan al “gran poder” de los consumidores para cambiar la forma en las que las empresas dirigen sus productos modificando los clichés que condicionan a ambos géneros.

 

¿Productos unisex como futura tendencia de las empresas?

Las empresas tratan de adaptarse a los cambios de los consumidores para sobrevivir. De este modo, el estudio de la UCM indica que hay una «fuerte preferencia» por parte de los fabricantes hacia productos unisex. ¿Será esta la futura tendencia de las marcas? Tanto Gavilán como Martínez explican que depende del segmento del mercado al que las marcas se dirijan, ya que es probable que personas de más de 50 años no compren productos unisex, mientras que las generaciones más jóvenes sí se decanten por esta opción porque “empiezan a entender que las distancias entre hombres y mujeres son bastante relativas” y, gracias a esos puntos en común, habrá una mayor presencia de productos unisex en los mercados, aunque no de una manera globalizada.

También, añaden, depende de la categoría del producto ya que mientras que una funda para el ordenador puede ser tanto para hombre como para mujer, la ropa tiene un corte y un diseño distinto para ambos sexos. Para Hermida, la preferencia de los fabricantes por los productos unisex es “una tendencia positiva que mejora la sociedad” por lo que, según su criterio, las empresas deberían centrarse en producirlos.

Un truco sencillo para ahorrar, pero que requiere tiempo, es comparar precios en varios supermercados. Para hacer la compra de una manera “inteligente”, la vicepresidenta de Red de Economía Feminista y FACUA reclaman a las empresas “transparencia” para que se ponga a disposición de los consumidores la información necesaria como “precios, calidad, ingredientes y origen de los productos para que puedan tener una verdadera libertad de elección” y, en caso de detectar alguna discriminación, poder denunciarlo.

Aunque este último estudio haya concluido que la tasa rosa no existe, esta creencia ha calado en la sociedad porque, según Gavilán, es un concepto “gancho”.

¿Por qué se considera discriminatorio el IVA aplicado a productos como compresas y tampones?

En España existen tres tipos de IVA: el 21% para electrodomésticos, cosméticos, tabaco y bebidas alcohólicas; 10% para agua, transportes, hostelería, exposiciones, productos de higiene femenina íntima, y el 4%, el superreducido, para artículos indispensables, como pan, leche, medicamentos o material escolar. Es decir, los tampones, compresas y salvaslips, imprescindibles para las mujeres, no son considerados bienes de primera necesidad. Por ello, organizaciones, colectivos feministas y partidos políticos han pedido en varias ocasiones que se reduzca o elimine el IVA de estos artículos, que supone un “desembolso significativo” para las mujeres.

Precio de las cajas de tampones en Carrefour

De hecho, el Gobierno ha asegurado que estudiará la reducción de la llamada tasa rosa en los productos de higiene femenina íntima, es decir, pasar del tipo del 10% al 4% para evitar que se “grave a las mujeres con un impuesto añadido por el simple hecho de ser mujeres”, en palabras de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Lo que le falta al Gobierno para dar este paso es que la Comisión Europea dé luz verde a la propuesta de modificar las normas que regulan el IVA.

Respecto al impacto que podría tener la reducción o eliminación del IVA, Hermida explica que no afectaría negativamente a las cuentas públicas ya que “cuanto mayor poder adquisitivo tiene la gente, mejor se mueve la economía y si ahorras en un producto, te lo vas a gastar en otro”.

Existen campañas como la del 28 íntimo, puesta en marcha por el Grupo Dia, que consiste en no cobrar el IVA de los productos de higiene femenina íntima –tampones, compresas, salvaslips y copas menstruales– los días 28 de cada mes, aunque no han descartado la posibilidad de extender esta iniciativa a más días: “Es una medida de compromiso que se toma hacia el 55% de la población de este país que durante 35 años de su vida tiene la necesidad, primera necesidad, de consumir este tipo de productos; no es un lujo ni un capricho”.

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