Claves sobre los aranceles de Estados Unidos a Europa
Un fallo de la OMC permite a Estados Unidos imponer a Europa sanciones por valor de más de 6.800 millones de euros
El 18 de octubre, Estados Unidos empezará a imponer aranceles del 10% y del 25% a productos importados de la Unión Europea, con mayor peso a cuatro países —Reino Unido, Alemania, Francia y España— tras el fallo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a favor de Washington en una prolongada disputa comercial. Entre los productos que se verán afectados por los gravámenes figura el queso fresco, las aceitunas, el aceite de oliva y productos porcinos de origen español, alemán y británico; así como el vino, de acuerdo con una lista distribuida por la Oficina de Comercio Exterior.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas, estima en unos 1.000 millones de euros el negocio alimentario que se juega España en este caso —cuyo sector primario es el más afectado— y ha lamentado estas tasas porque se saltan el «principio de negociación» que ha primado entre la UE y Estados Unidos en las últimas décadas. Planas ha asegurado que el Gobierno y la Unión Europea no quieren comenzar una «guerra comercial» con Estados Unidos, pero que están preparados para responder. «Si la inician, vamos a contestar y defendernos con todas nuestras armas».
El origen de estas sanciones está en el hecho de que los cuatro países más afectados fueron los que dieron a Airbus unos subsidios que la Organización Mundial del Comercio ha considerado ilegales en una disputa comercial sobre la que ahora se ha pronunciado. El fallo de la OMC permite a Estados Unidos imponer a Europa sanciones por valor de más de 6.800 millones de euros y el Gobierno de Donald Trump ha elaborado ya una lista de más de 150 productos sobre los que se impondrán nuevos aranceles. Los subsidios europeos a la empresa aeronáutica habían creado malestar en Washington porque perjudicaban a Boeing —cuyo principal competidor europeo es precisamente Airbus— y, por extensión, a su economía.
La retorsión (es decir, que Bruselas respondiera con la misma estrategia que Estados Unidos, con aranceles) es una de las posibilidades de reacción que por el momento se mantiene en segundo plano, ya que Europa es consciente de que tras conocerse la sentencia de la OMC aún queda pendiente por salir una resolución sobre Boeing —que también recibió unas subvenciones estadounidenses cuestionadas por la Unión Europea— y de que las consecuencias económicas de la guerra comercial serían perjudiciales por todos.
El sector agroalimentario, por su parte, se reitera en la indignación por su «utilización» en una guerra de la que «no tienen la culpa», pero en la que se les utiliza como «moneda de cambio». Desde la industria, el director general de la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), Mauricio García de Quevedo, ha asegurado a Efe que si bien «el escenario es muy exigente para la economía nacional» el sector ha demostrado «una gran capacidad de adaptación» y ha buscado «alternativas» y «diversificación» para incrementar su proyección internacional.
La portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá, considera «inaceptables» los aranceles anunciados por Estados Unidos y ha afirmado que «España y Europa sabrán responder a las medidas proteccionistas» del gigante americano. Durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Celaá ha confiado «plenamente» en la negociación entre la Unión Europea y Estados Unidos para resolver el desacuerdo por encima de las «represalias».
Sin embargo, ha puntualizado que «España y Europa sabrán responder a las medidas proteccionistas y nacionalistas de los gigantes internacionales, porque Europa también es grande y este es uno de los momentos para demostrarlo». La portavoz del Gobierno ha admitido que la «guerra arancelaria» podría perjudicar a la economía española, que todavía mantiene ritmos de crecimiento superiores a la media europea.
A continuación, te explicamos las claves en vídeo.
