Los canguros: ¿plaga o símbolo nacional?
Los canguros son considerados el símbolo nacional de Australia. La imagen de este icónico animal aparece en el logo de muchas empresas australianas, equipos deportivos y souvenirs para turistas. Sin embargo, muchos australianos consideran que este marsupial es en realidad una plaga que debe ser eliminada.
Los canguros son considerados el símbolo nacional de Australia. La imagen de este icónico animal aparece en el logo de muchas empresas australianas, equipos deportivos y souvenirs para turistas. Sin embargo, sus simpáticos saltos y divertidas muecas no ablandan los sentimientos de muchos australianos, que consideran que este marsupial es una plaga que debe ser eliminada.
Este sentimiento de amor-odio por los canguros no es algo nuevo en Australia, pero en los últimos meses ha recuperado fuerza debido a la publicación de un documental titulado Kangaroo, que muestra de una manera real y en ocasiones dolorosa las prácticas de la industria del canguro y los sacrificios de estos animales por parte de cazadores y granjeros, a menudo crueles y sin ningún control.
Los directores y productores de este documental, Kate Mcintyre Clere y Mick Mcintyre, han recorrido miles de kilómetros por los campos de Australia y, a través de los testimonios de indígenas, científicos, granjeros, políticos, activistas, y otros expertos en la materia, acompañados de duras imágenes grabadas a lo largo de su viaje, narran la situación de los canguros en el país de una forma diferente y sorprendente.
La industria del canguro en Australia
Aunque las organizaciones defensoras del canguro traten de humanizar al animal y de mostrar el dolor que les causan los sacrificios indiscriminados, lo cierto es que no suele afectar a los cazadores, cuyo principal motivo para matarlos es obtener beneficios.
Por esta razón, uno de los principales argumentos de los defensores de sacrificar a los canguros es la gran importancia que esta práctica supone para la industria australiana. Señalan que el país gana alrededor de 175 millones de dólares anuales (unos 110 millones de euros) con la venta de canguros, ya sea para la industria textil o para la industria alimenticia.
Además, destacan que “la industria del canguro es reconocida como un uso inteligente de un recurso sostenible y es apoyada por científicos, grupos conservacionistas y académicos, considerada una referencia en cuanto al uso de un recurso natural”, explica la Asociación de Industrias del Canguro de Australia.
La asociación recuerda también que el proceso está controlado de cerca por el Gobierno de Australia y apoyado por comunidades protectoras del medio ambiente a lo largo del país, aunque no opinan lo mismo los activistas que luchan contra él.
A estos argumentos se suma la idea de que existe una necesidad de matar algunos ejemplares para controlar la abundante población de este animal. “Durante las buenas temporadas, la población de canguros puede ser tan abundante que estos pastorean en exceso las plantas nativas, y esto puede llevar a una pérdida de biodiversidad”, explica la misma asociación.
Matanzas ilegales
Sobre el papel, la industria del canguro está controlada en Australia. Sin embargo, los canguros son sacrificados en muchas ocasiones de manera masiva, ilegal y descontrolada. “El sacrificio de millones de canguros está sancionado por el Gobierno, pero la caza se realiza en plena noche a menudo a kilómetros de cualquier lugar”, dicen los directores del documental. Aseguran que “aunque existen códigos para matarlos utilizando prácticas humanas, hechos para los granjeros y los cazadores para prevenir la crueldad, en la mayoría de casos esto parece imposible de controlar”.
Una prueba de ello son las duras imágenes que muestra Kangaroo, en las que se puede ver cómo los cazadores disparan a distancia a canguros que salen a comer durante la noche. Pero no es la ilegalidad lo que más preocupa, sino la crueldad que supone este tipo de caza, pues en bastantes ocasiones la puntería no es suficiente, debido a la distancia, y los cazadores fallan el tiro, lo que supone una muerte lenta para los canguros.
“Nos hemos encontrado con muchos testimonios de los tratamientos brutales a canguros y sus pequeñas crías”, denuncian los autores del polémico documental, que hablan de una situación que ha sido denunciada durante años por organizaciones y campañas en defensa de los canguros, como Viva!, de Save the Kangaroo.
¿Cómo afecta esto a la población de canguros?
En 2017, algunos expertos alertaron de que la población de canguros se había duplicado en los últimos años y había llegado a casi 50 millones de ejemplares, por lo que instaban a la población a consumir su carne para evitar que sus cadáveres se desperdiciaran.
El Gobierno y la industria del canguro aseguran que los sacrificios anuales de canguros reducen la población en el número necesario para preservar la biodiversidad, pero las organizaciones que protestan contra esta práctica afirman que la extinción de este animal en algunos lugares del país está cada vez más cerca.
“Descubrimos que con el crecimiento de la industria comercial de canguro, las muertes en la carretera, la mitigación de las plagas y la caza recreativa, hay muy pocos datos nacionales disponibles sobre el número de muertes de canguros que ocurren a diario”, explican los directores de Kangaroo. “Algunos científicos y conservacionistas están hablando de extinciones regionales y locales”, añaden.
Save the Kangaroo mantiene una denuncia en la misma línea, pero va más allá y asegura que hay sacrificios que no se cuantifican. “El sacrificio de canguros no incluye el de cientos de miles de bebés canguro que son asesinados cuando se dispara a sus madres (algunas estimaciones sitúan la cifra en cerca de un millón al año)”, explica la asociación. “Las guías del propio Gobierno de Australia insisten en golpear o decapitar a las crías, pues no pueden sobrevivir sin sus madres”, añaden.
Según esta organización, en 2015 se marcaron 6,8 millones de canguros para su sacrificio y, desde 2001, ha habido un descenso de la población de más de 12.500 ejemplares.
Además, denuncian que los ejemplares que se sacrifican son aquellos que se pueden aprovechar para la industria cárnica o la textil, por lo que se está exterminando a los canguros que pueden asegurar la continuación de una buena genética en la especie, en lugar de sacrificar a los ejemplares enfermos.
Los efectos reales de estos sacrificios sobre la población no se pueden conocer con exactitud y la división entre los australianos sobre el animal que les ha prestado su imagen a lo largo de la historia está cada vez más presente.