Ni machismo ni racismo: así piensan en el barrio sevillano donde uno de cada cuatro vota a Vox
Desde el palacio de San Telmo se ve, al otro lado del Guadalquivir, el barrio de Los Remedios, el nuevo bastión de Vox en Sevilla. Allí lo que se repite sin cesar, tras las elecciones andaluzas, es el mismo mantra: Ya era hora. Ya era hora de que un partido hablara sin ambages, sin medias tintas, contra la corrupción y contra los que tratan de romper España. En este distrito sevillano uno de cada cuatro votantes eligió a Vox el domingo, pero la mayoría de las 100 propuestas que presentó el partido ultraderechista siguen siendo desconocidas.
Desde el palacio de San Telmo se ve, al otro lado del Guadalquivir, el barrio de Los Remedios, el nuevo bastión de Vox en Sevilla. Allí lo que se repite sin cesar, tras las elecciones andaluzas, es el mismo mantra: «Ya era hora». Ya era hora de que un partido hablara sin ambages, sin medias tintas, contra la corrupción y contra los que tratan de romper España. En este distrito sevillano, uno de cada cuatro votantes eligió a Vox el domingo 2 de diciembre, pero la mayoría de las 100 propuestas que presentó el partido ultraderechista siguen siendo desconocidas.
Vox propone eliminar las autonomías, aunque ha sido el Parlamento andaluz el que le ha permitido su entrada en las instituciones. Vox quiere acabar con la ley de protección integral contra la violencia de género, aunque Andalucía sea la Comunidad Autónoma en la que más mujeres han sido asesinadas por la violencia machista en 2018: 12 de las 44 en toda España. Vox busca ilegalizar los partidos no constitucionalistas, aunque su visión de un estado centralista implica prácticamente anular la Constitución actual.
Pero ninguna de estas propuestas y contradicciones han sido tan decisivas entre los vecinos de Los Remedios como el procés catalán, el caso de los ERE, la trama Gürtel, el traslado de los restos de Franco.
“Yo he sido un votante del PP de toda la vida, pero a lo mejor me cambio a Vox. Es el único partido que, hasta ahora, de verdad está defendiendo a España. España necesita más fuerza en todas partes y no este presidente que tenemos ahora que es un auténtico desastre”, cuenta a The Objective Francisco Revuelta, de 80 años. Sentado en la terraza del bar Príncipe, con boina, chaleco y análisis político del Diario de Sevilla en mano, este exdirector comercial de una empresa de materiales de construcción, que solo oye por el lado izquierdo, se exalta al hablar del PSOE andaluz: “No estoy en contra de los votantes de izquierda, estoy en contra de un Gobierno que desde hace 36 años, aquí en Andalucía, no hace más que robar. Ahí tenemos a dos presidentes de la Junta imputados por ladrones”.
El 2D quedará en el recuerdo como el día en que se puso todo al revés. El PSOE gana las elecciones, pero pierde 14 escaños y posiblemente el control de la Junta. El PP baja siete, pero evita el temido sorpasso por la derecha. Ciudadanos dobla su presencia y Adelante Andalucía llama a tomar las calles con tres diputados menos. Y un partido repudiado como Vox, al que el CIS le daba un diputado residual, se revuelve y saca 12 escaños: diputados en todas las provincias y doblete en Málaga, Almería, Cádiz y Sevilla.
En el feudo del socialismo, Sevilla, en la joya de la corona, entran Francisco Serrano y María José Piñero. De un puñado de votos (8.002) en 2015 han pasado a más de 95.000 en la capital andaluza. El crecimiento ha sido generalizado en todos los barrios, pero destacan tres: Casco Antiguo (15,5% de los votos), Nervión (15,95%) y Los Remedios (24,66%). En todos ellos, Vox supera al PSOE y a Adelante Andalucía; en el conservador barrio de Los Remedios (donde la suma de las tres derechas es del 83% de los votos) se planta como un ciclón como segunda fuerza política, solo por detrás del PP, al que aún así le roba 3.000 votos desde 2015. En los tres barrios brilla la alta participación, en ningún caso baja del 70%, más de 10 puntos por encima de la media autonómica, y en Los Remedios, la más alta de Sevilla, roza el 75%.
Los Remedios es el barrio con mayor poder adquisitivo de la capital andaluza con una media de 42.984 euros por habitante, según un estudio realizado por el Ayuntamiento de Sevilla. En el extremo opuesto está Cerro-Amate, con una media de 18.866 euros, que además fue el barrio de mayor abstención, solo un 52,1% de los electores fue a votar.
Los Remedios es «conservador y tradicional», «de derechas de toda la vida» y «de gente echada para delante». Hay una bandera española en cada esquina, perros con los colores patrios al cuello y una niña que toca el himno nacional con la flauta en la puerta del colegio San José al salir de clase. En Los Remedios, nos dicen, hay ricos y pobres, pisos caros, carísimos, y muchas viviendas de protección social que construyó el dictador Franco para militares y sus familias. Además, tiene insertado un barrio latino, de casas bajas, donde viven los inmigrantes (son el 3,94%), en su mayoría sudamericanos. En este distrito de población envejecida, con la tasa de dependencia más alta de Sevilla (66,7%) en el que un 24% de los vecinos tiene más de 64 años, sorprenden las avenidas abiertas con los bancos llenos de sillas de ruedas, de cuidadoras, de hombres y mujeres al sol.
En Los Remedios, prácticamente nadie se ha quedado sin votar y lo han hecho desde el cabreo, el hartazgo y la desesperación por un cambio de signo:
—»La gente del barrio está muy cansada de las medias tintas y de los paños calientes. Además, la mayoría son personas mayores. Míralos, algunos son más viejos que una montaña», Carlos, camarero de La Caprichosa, en una de las calles principales de Los Remedios.
—»Yo estoy jartá de contento de que se vaya el PSOE. Las personas que han votado a Ciudadanos y a Vox eran del PP, lo que pasa es que por la corrupción se han ido. Ahora, el día que yo sepa que Vox hace las cosas bien, le voto», José María Pérez, 72 años, vive en una de las viviendas construidas para familias de militares.
—»Susana Díaz no ha tenido comunicación con el pueblo. No ha sido agradable. Vox está aprendiendo con los fallos de los demás», Enrique, 70 años.
—»Lo ha hecho mal durante el tiempo de mandato. Yo la tengo castigada…», Joaquín, de 57 años y dueño de un kiosko en Virgen de la Antigua, tiene el periódico ABC boca abajo para que no se vea la foto de la secretaria general del PSOE Andalucía, Susana Díaz. «Vox es un partido nuevo que ha entrado muy fuerte, aunque yo pienso que es muy radical. Se amansará como hizo Ciudadanos, que ha ido aprendiendo».
—»A mí lo que me parecen los resultados es que la gente está harta de los políticos que tenemos y quieren un cambio. Al igual que cuando salió Podemos como novedad, ahora pasa con Vox. Lo apoya mucha gente desencantada, cansada del PSOE, del PP y de partidos tradicionales a los que se les ha acusado de corrupción. También la independencia de Cataluña ha hecho mucho daño. No quiero decir que con eso vayas a votar a Vox porque puedes votar a otro partido, pero como se muestran más radicales en el tema de la independencia, quizá es por eso», Soledad Soto, de 28 años, vive en Nervión y trabaja como economista en Los Remedios.
—»No me hables de los socialistas, que lo que han hecho es unirse a ETA y a los separatistas. Susana Díaz ha perdido votos no por Vox, sino porque la gente está hasta la coronilla de los catalanes», Juan Sánchez Cueto, 84 años.
La posición radical de Vox sobre la cuestión catalana es, además de la corrupción, uno de los motivos más repetidos en el barrio para votar a la formación que preside Santiago Abascal. El partido ultraderechista dice sin tapujos que si llega al poder va a «suspender la autonomía catalana hasta la derrota sin paliativos del golpismo y la depuración de responsabilidades civiles y penales». Es uno de los puntos más fuertes de su discurso y ha sabido hacerlo calar entre sus votantes. También se ha beneficiado de que otros partidos como Ciudadanos agitaran el tema catalán, razona Ana Sofía Cardenal, profesora de Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya.
Sin discurso machista o racista en Los Remedios
No hay un discurso machista, homófobo o racista entre los vecinos de Los Remedios. Tampoco ha sido nunca bastión del socialismo, como su vecino Triana, pero en la calle Asunción encontramos a Toñi, de 59 años y una de las 1.237 personas del barrio que votó por Susana Díaz en las elecciones del domingo. «Nunca había oído hablar de Vox, pero no estoy sorprendida de que salgan partidos nuevos, porque estamos todos tan desilusionados…», nos cuenta mientras acompaña a su madre en su paseo del día, ida y vuelta a por el pan y a casa, pasito a paso. En esa misma avenida, Manuel González, funcionario de 59 años, resume la clave: «No creo que todos los votantes de Vox sean de extrema derecha sino que es un voto de castigo«.
Gladys es inmigrante y asegura que ha tenido mucha suerte, que siempre se ha sentido muy bien en el barrio. Nació en Bolivia y vivió en Brasil. Se mudó a España hace 13 años y trabajó como cuidadora durante 11. Sentada ante una de las cuatro máquinas de coser de su pequeño y recién abierto taller, primero se muestra tímida y, poco después, encarna la misma amabilidad y apertura que la mayoría de los sevillanos. Abre la puerta a la conversación. Le gusta la política pero no quiere tocar mucho el tema. Dice que desconoce a Vox pero reconoce que la gente quiere «ver cambios». «La política es igual que tener tu negocio o tu casa. Si no la sabes administrar o si no tienes el apoyo, es difícil que puedas salir hacia delante».
Al lado del taller de Gladys, Lino Ramírez Rodríguez Alcántara disfruta de una cerveza para tomarse un descanso. Es dueño de una tienda alimentación. Al igual que Gladys emigró a España. Lo hizo a los 41 y este año cumplirá los 70. Es exiliado político, dejó Perú en tiempos de la guerrilla Sendero Luminoso. Al otro lado del océano formaba parte de la Benemérita Guardia Civil de Perú, que recuerda con orgullo “fue la única brigada sudamericana que formó la Guardia Civil española”. Su hija, su yerno y su mujer han votado a Vox. El partido ultraderechista ha conseguido blanquear su discurso y calar incluso entre los inmigrantes: «No nos da miedo. Miedo da cuando uno actúa contra las leyes o la política. El PP es corrupto. El PSOE es corrupto. Una prioridad de Vox es que no haya ningún corrupto en el país. Los que han votado a Vox quieren un cambio», nos dice con vehemencia.
En 2015, Vox apenas llegó a 18.000 votos en Andalucía. Este domingo eran 395.000 los andaluces que habían apostado por esta formación. ¿Significa eso que casi 400.000 andaluces han pasado en tres años a ser ultraderechistas?
El catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Málaga Ángel Valencia cree que son la consecuencia de la polarización política determinada por tres factores: «La crisis territorial del Estado y la deriva soberanista que se produce desde las últimas elecciones catalanas; en segundo lugar, la apertura del debate con nuestro pasado que ha supuesto el final del Valle de los Caídos y el traslado de los restos de Franco; en tercer lugar, la incidencia del flujo migratorio en Ceuta y Melilla este verano». Ese 11% es, en definitiva, «el voto de la desafección y de la hartazgo».
Desde Los Remedios se ve el palacio de San Telmo. Después de este domingo, la sede de Presidencia de la Junta de Andalucía ya no parece tan lejos al otro lado del río. Tampoco a tres kilómetros de allí, en el hotel Ayre, donde Santiago Abascal, líder de Vox, hizo las primeras declaraciones: «A los andaluces que se les decía que no cabían en su propia tierra, tienen hoy la llave de San Telmo».