'Euphoria', incógnitas de un retrato incómodo de la adolescencia
Los problemas reales y actuales de la Generación Z, al descubierto en el último éxito de HBO, ‘Euphoria’
Este artículo contiene spoilers de la primera temporada de la serie de HBO Euphoria.
Euphoria es la serie del año –con permiso de otras producciones excelentes, como Chernobyl o La voz más alta– porque retrata a la perfección, aunque de manera incómoda, la actual generación de adolescentes, la Generación Z[contexto id=»381720″].
Los millennials tuvimos un hype parecido con Skins, la legendaria e irreverente serie británica que se emitió entre 2007 y 2013. Los Z tienen otras muchas opciones, gracias a la proliferación del streaming, que a su vez permite acotar todavía más el público objetivo de una ficción. Hay ejemplos de esto como Skam, la serie noruega exportada a decenas de países, o Por trece razones, la controvertida producción original de Netflix, pero todavía no había llegado una serie que representara a los adolescentes de hoy como lo hace Euphoria, disponible en todo el mundo en la plataforma online de HBO.
De primeras, el relato que presentan los ocho episodios de Euphoria parece exagerado. Su protagonista, Rue (Zendaya), tiene una seria adicción a las drogas, y el resto de personajes no se queda atrás: historial de abusos, familias desestructuradas, adicción al sexo, autolesiones, violencia, ansiedad… Y todo sin haber rebasado aún la barrera de la mayoría de edad.
La serie, creada por Sam Levinson y producida, entre otros, por el cantante Drake, mantiene al espectador en una tensión constante. El personaje principal es, como hemos dicho, Rue, una joven carismática pero con muchos problemas que sale de rehabilitación y se mete, de lleno y de nuevo, en las drogas. Desde el primer episodio podemos comprobar que está en un entorno que no le pertenece, ni en casa ni en el instituto. No obstante, ella es la narradora, la que nos cuenta algo más sobre cada uno de los personajes que, si no fuera por sus introducciones, podrían pasar más o menos desapercibidos.
Todo parece tener una razón de ser. Cada capítulo da inicio con el relato de la infancia, siempre problemática, de alguno de los personajes, siempre desde el punto de vista de nuestra protagonista. ¿Que los guionistas nos presentan al guapo del instituto, el capitán del equipo de fútbol, como un auténtico psicópata abusador? Bueno, pues en el siguiente capítulo nos lo muestran desde niño, sufriendo la violencia del padre, un hombre con gusto por acostarse con menores, y que ha puesto todas sus exigencias vitales sobre su hijo. Logran así que el espectador empatice hasta con el más villano. De esta manera consiguen, de forma maestra, que se diluya la frontera entre el bien y el mal.
El instituto de Euphoria, el típico high school norteamericano que nos han enseñado en decenas de series y películas desde hace décadas, alberga historias desoladoras entre sus alumnos. Por ejemplo, la relación tóxica por excelencia, la que mantienen Nate (Jacob Elordi) y Maddy (Alexa Demie). O la deriva empoderadora de Kat (Barbie Ferreira), que en el erotismo encuentra su lugar libre de complejos. O el enamoramiento platónico de Rue, que se muere –casi literalmente– por su nueva amiga, la transgénero Jules (Hunter Schafer). Si bien el instituto es típico, la forma de retratar a los adolescentes en Euphoria no lo es: sin caer en estereotipos, sus guionistas presentan problemas tan reales como actuales.
Las incógnitas de un final abierto a interpretaciones
El final de Euphoria no ha dejado indiferente a los fans de la serie. Su escena final, en la que Rue podría estar en mitad de un subidón de drogas o directamente muerta, deja la puerta abierta a diferentes incógnitas y teorías:
Rue podría estar muerta. Así se desprende de esta última escena, en la que la protagonista interpreta una canción –cantada por la propia Zendaya, que además de actriz e icono adolescente es cantante– y parece que está muerta, incluso hay quien habla de que lleva sin vida toda la temporada.
La otra teoría, más sustentada que la anterior y que cuenta con más adeptos, podría significar que Rue recae en la droga después de llevar semanas limpia, entonces vemos la euforia que experimenta: su padre está vivo, ama a su familia y está cantando y bailando.
Otras cuestiones que quedan abiertas son qué pasará con Jules una vez se separa de Rue en el tren, cómo será la relación –seguro que seguirá siendo tóxica– entre Nate y Maddy o qué hará la propia Maddy con el vídeo sexual del padre de Nate y Jules.
Euphoria tendrá segunda temporada, en la que se resolverán estas incógnitas (o no). Lo que es seguro es que seguirá retratando una generación más difícil de lo que creíamos, mostrando realidades incómodas, necesarias e inéditas en un espacio dirigido a los más jóvenes. Tal vez el verse reflejados les ayude a alejarse de conductas indeseadas, y a nosotros a percibirlas a tiempo.