Instagram y Tiktok: ¿obligadas a cuidar nuestra salud mental?
Forman parte de nuestras vidas, pero no todos las usamos igual. ¿Qué hacer ante los efectos de las redes sociales en las personas más vulnerables?
Un informe de 2017 de la Royal Society for Public Health del Reino Unido dice que Instagram es la peor plataforma de redes sociales para la salud mental de los jóvenes. ¿Ha bajado su uso luego de esta publicación? En lo absoluto. La nación insular es el noveno mercado más importante para esta red social, lo que da una idea de cuan blindadas están las redes cuando aparecen las criticas.
De hecho, para Instagram, lo que dice el estudio no es novedoso. En un reportaje publicado el pasado 14 de septiembre en The Wall Street Journal, se reveló que los propios investigadores de Facebook encontraron que la plataforma en la que se publican fotos y videos tiene un impacto negativo en los jóvenes.
«Cada vez que me siento bien conmigo mismo, voy a Instagram y luego todo desaparece», decía un usuario. En una presentación de Facebook, a la que tuvo acceso el medio de comunicación, se mostró una lámina que decía: «Empeoramos los problemas de imagen corporal de una de cada tres adolescentes». Pero es un tema que va más allá de lo subjetivo y la comparación.
De acuerdo con la investigación, entre los adolescentes que declararon tener pensamientos suicidas, el 13% de los usuarios británicos y el 6% de los estadounidenses atribuyeron el deseo de suicidarse a Instagram.
De acuerdo con la investigación, entre los adolescentes que declararon tener pensamientos suicidas, el 13% de los usuarios británicos y el 6% de los estadounidenses atribuyeron el deseo de suicidarse a Instagram. Las medidas para cambiar esto, sin embargo, no fueron tomadas. Por el contrario, según TWJ, «públicamente, el gigante tecnológico minimiza el impacto de la aplicación».
Ese mismo 14 de septiembre, Instagram tuvo que dar una respuesta. Karina Newton, jefa de políticas públicas de la red social, escribió un comunicado que inicia con una defensa: «Aunque la historia se centra en un conjunto limitado de hallazgos y los arroja a una luz negativa, apoyamos esta investigación». Y agrega. «La pregunta en la mente de muchas personas es si las redes sociales son buenas o malas para las personas. La investigación sobre esto es mixta; pueden ser ambos».
Luego de la larga introducción, acepta lo dicho: «Estamos orgullosos de que nuestra aplicación pueda dar voz a aquellos que han sido marginados, que pueda ayudar a amigos y familiares a mantenerse conectados desde todos los rincones del mundo, que pueda impulsar el cambio social; pero también sabemos que puede ser un lugar en el que las personas tengan experiencias negativas, como señala el Journal hoy».
Después, Newton se lanza una larga diatriba sobre el incremento de personas que usan Internet, la dificultad de llegar a conclusiones con estudios limitados y sentencia: «Las redes sociales no son inherentemente buenas o malas para las personas. Muchos lo encuentran útil un día y problemático al siguiente. Lo que parece importar más es cómo las personas usan las redes sociales y su estado mental cuando las usan».
Concluye la directiva que, si bien Instagram puede ser un lugar donde la gente tiene «experiencias negativas», la aplicación también da voz a las personas marginadas y ayuda a los amigos y familiares a mantenerse conectados. Y finalmente habla de «soluciones».
De acuerdo con Newton, Instagram tendrá un eventual sistema de incentivos para ver contenido que “inspire y exalte” a los usuarios jóvenes, y que “cambie esa parte de la cultura de Instagram que se trata de apariencias”. Una declaración muy vaga para una plataforma que tiene como próximo target a los menores de edad.
Los centros de ayuda
A pesar de que el panorama no es claro, es cierto que dentro de las redes sociales existen protocolos para orientar a las personas que sufren algún trastorno mental y a los padres que buscan una manera de enfrentar este problema.
Como bien lo anuncia en su blog, Instagram tiene una asociación con el Child Mind Institute y ConnectSafely. De esa colaboración nació la nueva guía para padres, que incluye las herramientas de seguridad y configuraciones de privacidad más recientes y una lista de consejos y puntos de partida para el diálogo «que ayudarán a los padres a conversar con sus hijos adolescentes acerca de su presencia online”.
«Instagram puede ofrecer a los jóvenes la oportunidad de fortalecer sus conexiones, practicar sus destrezas sociales y encontrar comunidades solidarias. Es importante que los adolescentes y sus padres cuenten con la información necesaria para administrar su tiempo en la plataforma a fin de usarlo de manera útil, segura e intencional», explica el doctor Dave Anderson, psicólogo clínico, Child Mind Institute. Y agrega: «La nueva guía para padres en la que estuvimos trabajando sintetiza muy bien lo que los padres deben saber para ayudar a sus hijos adolescentes a utilizar los medios sociales».
En el pasado mes de julio, Instagram lanzó una nueva herramienta llamada «Control de contenido sensible», una manera de supervisar el contenido que aparece una vez que estás en la opción «Explorar».
Ahora bien, es obvio que Instagram pone la balanza en el lado de los padres. Al final de cuentas, son ellos y no la quienes enfrentan las consecuencias de lo que consume su hijo. La red social toma decisiones prácticas. Por ejemplo, supervisa cada vez más las conversaciones que se pudieran dar entre mayores y menores de edad. Una medida es que los adultos no pueden enviar mensajes a menores de 18 años que no los siguen. ¿Es esto suficiente? Claro que no.
TikTok lo veía venir
Advertidos por esta situación, el mismo día en que el Wall Street Journal publicó el trabajo sobre la percepción negativa de Instagram, TikTok presentó nuevas funciones «para respaldar el bienestar mental de los usuarios». Una de ellas es una guía sobre cómo interactuar con personas que pueden presentar alguna enfermedad mental y etiquetas de advertencia actualizadas para contenido sensible.
«Si bien no permitimos contenido que promueva, glorifique o normalice el suicidio, las autolesiones o los trastornos alimentarios», se puede leer en el blog de TikTok, «apoyamos a las personas que eligen compartir sus experiencias para crear conciencia, ayudar a otros que podrían estar luchando y encontrar apoyo entre nuestra comunidad».
Las guías se desarrollaron junto con la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, Crisis Text Line, Live for Tomorrow, Samaritans of Singapore y Samaritans (Reino Unido), y están disponibles en el Centro de seguridad de TikTok. Pero no se detienen allí.
La aplicación, en la que se comparten videos cortos, presentó una nueva guía para adolescentes, educadores y cuidadores sobre los trastornos alimentarios. Es el producto de una colaboración con expertos como la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación, el Centro Nacional de Información sobre Trastornos de la Alimentación, la Fundación Butterfly y Bodywhys, y ofrece información, apoyo y consejos.
A principios de este año, TikTok agregó una función que dirige a los usuarios que buscan términos relacionados con los trastornos alimentarios a información especializada que les sea de ayuda. Igualmente, si alguien busca palabras o frases como #suicidio, se le indica que busque recursos de apoyo locales, como la línea de ayuda de Crisis Text Line para encontrar información sobre opciones de tratamiento y apoyo.
Crisis Text Line es una organización global sin fines de lucro que brinda servicio gratuito de mensajes de texto de salud mental a través de intervenciones confidenciales en caso de crisis a través de mensajes SMS. También trabaja con Instagram.
Igualmente, TikTok actualizó su etiqueta de advertencia para contenido sensible, de modo que cuando un usuario busque términos que puedan surgir en contenido perturbador, como «maquillaje aterrador», la página de resultados de búsqueda muestra una pantalla de visualización opcional. Los usuarios pueden tocar «Mostrar resultados» para ver el contenido luego de la advertencia.
Además en la propia aplicación existen creadores de contenido que comparten sus experiencias personales con el bienestar mental, información sobre dónde obtener ayuda y consejos sobre cómo hablar con sus seres queridos.
«Estos videos aparecerán en los resultados de búsqueda para ciertos términos relacionados con el suicidio o la autolesión, y nuestra comunidad podrá optar por verlos si así lo desean», dijo TikTok.
¿Realmente es culpa de las redes sociales?
Antes de la publicación del Wall Street Journal, específicamente en mayo, Facebook e Instagram dieron a conocer la opción de ocultar la cantidad de «Me gusta» que sus publicaciones obtienen del público y también elegir si se puede ver los recuentos de «Me gusta» en todas las publicaciones del feed. Pero obviamente esto no ha sido suficiente y el tema ha pasado a ser una cuestión de Estado.
El senador Richard Blumenthal, demócrata de Connecticut, dijo el 14 de septiembre que el informe del Journal demuestra que Facebook conocía el «efecto perjudicial de Instagram en los jóvenes», y que las advertencias de sus propios empleados fueron «dejadas de lado en favor del crecimiento».
Facebook has known for yrs of Instagram’s damaging effect on young people—but its own employees’ warnings were shoved aside in favor of growth-at-all-costs. I'm appalled & alarmed by Facebook's targeting of teens w/dangerous products while hiding the science of its toxic impact. https://t.co/5etCUZNvzl
— Richard Blumenthal (@SenBlumenthal) September 14, 2021
«Estoy horrorizado y alarmado por el hecho de que Facebook se dirija a los adolescentes con productos peligrosos mientras oculta la ciencia de su impacto tóxico», escribió Blumenthal en Twitter. «A través de audiencias y legislación, mi subcomité de Comercio actuará para proteger a los niños y apoyar a los padres».
Ahora, es cierto que culpar a las redes sociales de los problemas psicológicos podría ser una manera fácil de evitar una conversación más profunda, que involucre a la familia. El Child Mind Institute publicó un extenso artículo titulado «¿Las redes sociales causan depresión?», en el que se hacen preguntas muy pertinentes. Y la autora, Caroline Miller, advierte que los estudios muestran una correlación, no una causalidad. Incluso pone el foco sobre algo que por evidente, muchas veces dejamos pasar: el impacto del uso del móvil en la vida de los jóvenes.
El psicólogo Jean Twenge, PhD de la Universidad Estatal de San Diego, explica en un estudio de 2017, que los síntomas depresivos aumentaron en un 33 por ciento entre 2010 y 2015, tras estudiar a más de medio millón de estudiantes de octavo a duodécimo grado. En el mismo período, la tasa de suicidio de las niñas en ese grupo de edad aumentó en un 65 por ciento.
Los teléfonos inteligentes se introdujeron en 2007 y, en 2015, el 92 por ciento de los adolescentes y adultos jóvenes poseían un teléfono inteligente en Estados Unidos. El aumento de los síntomas depresivos se correlaciona con la adopción de teléfonos inteligentes durante ese período, incluso cuando se comparan año tras año.
Durante ese mismo lapso, hubo un fuerte aumento en los informes de estudiantes que buscaban ayuda en los centros de orientación universitaria y universitaria, principalmente para la depresión y la ansiedad. Las visitas aumentaron un 30 por ciento entre 2010 y 2015.
El informe repasa los testimonios más comunes que se escuchan sobre las redes sociales, como por ejemplo, la comparación que hacen los usuarios de Instagram, sobre todo las mujeres, con imágenes ideales, muchas veces retocadas con programas informáticos. También con estilos de vida que les son ajenos, todo esto encapsulado como un sinónimo de éxito.
Una manera de mejorar esa percepción, tiene que ver con la interacción fuera de las redes. «Cuanto menos esté conectado con los seres humanos de una manera profunda y empática, menos obtendrá realmente los beneficios de una interacción social», señala Alexandra Hamlet, PsyD, psicóloga clínica. «Cuanto más superficial sea, es menos probable que te haga sentir conectado, que es algo que todos necesitamos».
Para Hamlet, es necesario que los padres estimulen a sus hijos para que hagan vida uso del móvil. «Si pasa mucho tiempo en su teléfono, tiene menos tiempo para actividades que pueden generar confianza, una sensación de logro y conexión», explica el Dr. Hamlet.
Finalmente, el artículo concluye: «Si bien todavía no tenemos evidencia concluyente de que el uso de las redes sociales realmente cause depresión tenemos muchas señales de advertencia de que puede estar afectando a nuestros hijos de manera negativa. Por lo tanto, es inteligente que los padres se comuniquen regularmente con los niños sobre su uso de las redes sociales, para asegurarse de que sea positivo y saludable, y orientarlos hacia formas de cambiarlo, si cree que no lo es».
Comunicarse, pues, es la principal respuesta para un problema que sabemos que existe, pero que nos cuesta abordar.