Los riesgos de seguir algunas modas alimentarias
En los últimos años todo lo saludable se ha convertido en una gran moda. Influencers en las redes sociales, modelos y personajes famosos se han sumado a nuevos deportes, a los restaurantes veganos, a los batidos de frutas y verduras y a todo tipo de modas alimentarias.
En los últimos años todo lo saludable se ha convertido en una gran moda. Influencers en las redes sociales, modelos y personajes famosos, se han sumado a nuevos deportes, a los restaurantes veganos, a los batidos de frutas y verduras y a todo tipo de modas alimentarias.
Cada uno defiende su propia dieta o estilo de vida, pero lo cierto es que todas estas tendencias han atraído a numerosos seguidores, y cada vez son más los que eliminan el gluten de su alimentación, la lactosa, o los hidratos de carbono, con el objetivo de adelgazar o de llevar una vida más saludable.
Sin embargo, estas prácticas han despertado la polémica entre los profesionales de la nutrición y la endocrinología. Respecto a algunas de estas modas existe una opinión relativamente generalizada. Otras, como el comer gluten o no, generan opiniones completamente contradictorias.
La moda de la comida sin gluten
En España se estima que un 1% de la población es celíaca, pero hay mucha más gente que actúa como si lo fuera. Lo que para unos es una obligación de por vida, para otros es una opción de alimentación como otra cualquiera. Sin embargo, hay expertos que opinan que no es bueno dejar de ingerir gluten, mientras que otros consideran que, aunque el eliminarlo de nuestra dieta no sea perjudicial, debe hacerse con cuidado. Cada uno de estos expertos tienen sus propios argumentos para justificar su posición, y los siguientes son un ejemplo de cómo una práctica alimentaria puede generar opiniones tan diversas.
A favor: el doctor Carlos Isasi Zaragozá, reumatólogo, es conocido por sus conocimientos sobre la sensibilidad al gluten no celíaca y su relación con enfermedades como la fibromialgia o las enfermedades autoinmunes. Isasi considera que, en numerosas ocasiones, se administran al paciente con fármacos y tratamientos con demasiados efectos secundarios sin saber exactamente cuál es la causa de su enfermedad.
En varios artículos, este reumatólogo muestra cómo una dieta sin gluten en pacientes no celíacos reduce los síntomas de estas enfermedades, como las molestias intestinales, la fatiga crónica o el dolor muscular, entre otros. “Las dietas en que se restringen determinados componentes de los alimentos se proponen y utilizan para tratar diferentes enfermedades desde hace mucho tiempo, y tienen la ventaja de no ser peligrosas”, explica Isasi en el prólogo de un libro de Elena Wägner sobre cómo comer sin gluten, sin lácteos y sin almidón.
Por tanto, el doctor Isasi considera que la eliminación del gluten en la dieta de personas que no son celíacas no supone ningún riesgo y que, en numerosas ocasiones, es beneficioso.
En contra: hay expertos en nutrición que consideran que dejar de tomar esta proteína, presente en el trigo, la cebada y el centeno, es perjudicial para la salud. Un grupo de siete científicos estadounidenses presentó un estudio en la Asociación Americana del Corazón el pasado mes de marzo que relaciona el consumo de gluten con el riesgo de padecer diabetes tipo 2.
Esta investigación muestra que aquellos participantes que ingerían una cantidad de gluten de alrededor de 12 gramos diarios tenían un menor riesgo de sufrir diabetes de tipo 2 durante los siguientes treinta años. En concreto, éstos tenían un 13% menos de riesgo de padecer la enfermedad que quienes consumían menos de cuatro gramos diarios de la proteína.
Además, quienes dejan de comer gluten tienden también a comer menos fibra de cereales, un conocido protector contra esta enfermedad. “Los alimentos libres de gluten tienen menos fibra y otros micronutrientes, haciéndolos menos nutritivos y más costosos. Las personas que no son celíacas deberían reconsiderar el hecho de limitar su ingesta de gluten”, explica Geng Zong, investigador en la Universidad de Harvard.
“No debe promoverse una dieta sin gluten entre personas sin la enfermedad celíaca”
Por estas razones, este grupo de científicos considera que eliminar el gluten de la alimentación es perjudicial para la salud y recomienda a aquellos que no son intolerantes a esta proteína que reconsideren la decisión de hacerlo desaparecer de sus dietas.
También hay estudios que desaconsejan eliminar el gluten de la dieta por su relación con las enfermedades cardíacas. Un equipo de científicos de la Escuela de Medicina de Harvard, dirigidos por Andre T. Chan, han llevado a cabo una investigación que demuestra que el consumo de gluten no incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares en personas sin la enfermedad celíaca. Además, los científicos destacan que aquellas personas que dejan de comer gluten suelen acabar prescindiendo de alimentos que reducirían el riesgo de sufrir dichas dolencias cardíacas.
Por tanto, afirman que “no debe promoverse una dieta sin gluten entre personas sin la enfermedad celíaca”.
Un punto medio: “si eliminas los alimentos con gluten pero los sustituyes por otros como las legumbres o el pescado azul, esto no es perjudicial”, nos explica Álvaro Sánchez, nutricionista de Medicadiet. Él no considera que dejar de comer gluten sea perjudicial para la salud, y reconoce que algunas personas pueden tener una sensibilidad al gluten no celíaca, que consiste en una intolerancia al gluten algo más leve de la que sufren los celíacos, a quienes esta proteína les atrofia las vellosidades intestinales.
Lo que ocurre es que mucha gente elimina esta proteína de su dieta sin saber cómo debe sustituirla para no perder una cantidad de fibra importante para la salud digestiva. Por eso, Álvaro Sánchez piensa que se puede eliminar el gluten de la dieta, pero siempre con un diagnóstico médico y con ayuda de un profesional que nos enseñe por qué otros alimentos debemos sustituirlo para no perder los nutrientes necesarios.
Además, “mucha gente tiene problemas digestivos, pero el problema no es el gluten”, explica Álvaro Sánchez, que añade que, a veces, lo único necesario para hacer desaparecer esas molestias es ordenar las comidas y aprender a alimentarse correctamente.
¿Con lactosa o sin ella?
Otra tendencia que se ha convertido en moda es la de consumir productos sin lactosa. Las marcas los anuncian como un remedio contra las molestias intestinales y son muchos los que culpan a este azúcar de sus problemas digestivos, por lo que han decidido eliminarla de su dieta.
Esta práctica también genera opiniones muy diversas. Algunos expertos dicen que la lactosa no es necesaria para los adultos, mientras que otros consideran que es una importante fuente de nutrientes.
A favor: el nutricionista Aitor Sánchez es de los que piensa que “nunca será peligroso seguir una dieta sin gluten o sin lactosa, porque son dos nutrientes que no son esenciales ni mucho menos”, según explica en su blog. Además, considera que “la lactosa es un azúcar bastante problemático, peleón, en la digestión de mucha gente”. Por este motivo, su eliminación de la dieta no es perjudicial, bajo su criterio, y en muchas ocasiones es incluso recomendable.
En contra: “si no tienes intolerancia a la lactosa, tomar lácteos es bueno”, considera, por otra parte, Álvaro Sánchez. Ocurre lo mismo que con el gluten; la lactosa aporta fibra soluble y, si no se sustituye con otras fuentes de calcio, dejar de tomarla puede suponer consecuencias negativas, explica el nutricionista.
En lo que sí coinciden ambos nutricionistas es en el hecho de que dejar de tomar lactosa voluntariamente, con el tiempo genera problemas para digerirla, es decir, crea una intolerancia a la lactosa que antes no existía. Por tanto, si decidimos dejar de lado la lactosa en nuestra dieta, debemos saber que volver a tomarla quizá no sea una opción.
La Fundación Española de la Nutrición (FEN) también considera que los lácteos son necesarios en la dieta. En el editorial del mes de marzo, ‘La leche es insustituible en la dieta española actual’, Angel Gil y Gregorio Varela, presidente de la FEN, explican que un adulto debe tomar lácteos dos veces al día, mientras que un niño debe hacerlo cuatro veces.
“La leche y los productos lácteos en nuestro mundo europeo suponen una base fundamental para aportar proteínas apropiadas para el crecimiento. Las proteínas de la leche son de un altísimo valor biológico”, opinan Gil y Varela. “Además, la leche tiene una cantidad de minerales y de vitaminas que no tienen habitualmente las bebidas vegetales. Así pues, no son comparables, y este debe ser un mensaje nutricional claro y constante, por parte de toda la comunidad científica. Los nutricionistas y otros especialistas en ciencias de la salud deberían insistir en la importancia del consumo de leche y de los productos lácteos en el contexto de una dieta saludable”, añaden en su defensa de los productos lácteos.
Eliminar los hidratos de carbono
Algo que también es muy común, y que en los últimos años se ha vuelto incluso más popular, son las dietas para adelgazar en las que se eliminan los hidratos de carbono, es decir, alimentos como la pasta, el pan o los cereales.
Mucha gente piensa que eliminar este tipo de alimentos de sus comidas ayuda a adelgazar rápidamente, pero también existen diferentes opiniones respecto a este tipo de dietas, que no logran una opinión común por parte de los nutricionistas.
A favor: un grupo de científicos mostraron en una investigación, publicada por los Institutos de Salud de Estados Unidos, que los participantes que habían seguido una dieta baja en carbohidratos tenían menos efectos negativos, como hambre, falta de sueño o cambios de humor, que los que habían seguido una dieta baja en grasas. Por tanto, recomiendan una dieta sin hidratos de carbono antes que una dieta baja en grasas si el objetivo es adelgazar.
Otro estudio, también publicado por los Institutos de Salud de Estados Unidos y realizado entre jóvenes obesos de Estados Unidos, determina que reducir en gran cantidad estos alimentos de la dieta es una “opción segura y efectiva para una pérdida de peso controlada médicamente”.
En contra: el nutricionista Álvaro Sánchez no recomienda este tipo de dieta, pues puede haber un efecto rebote, es decir, que el peso perdido se recupere rápidamente si se vuelven a incorporar los carbohidratos a la dieta. Además, puede suponer la aparición de problemas digestivos y la pérdida de masa muscular, nos explica.
“La palabra clave en nutrición es sostenibilidad”
“El pan integral y las legumbres son recomendables” en todas las dietas, añade el nutricionista. El principal problema de este tipo de dietas es que son demasiado restrictivas y esas prohibiciones son difíciles de mantener a largo plazo, lo que acaba generando una culpabilidad y frustración, llegando incluso a crear trastornos en la alimentación. “La palabra clave en nutrición es sostenibilidad”, considera el nutricionista.
Aunque no hay un consenso sobre los efectos de no tomar hidratos de carbono, los nutricionistas sí que suelen estar de acuerdo en que lo importante de una dieta es que sea personalizada, pues cada persona es diferente y tiene necesidades distintas. Por tanto, una dieta saludable para algunos puede ocasionar problemas o no ser efectiva para otros.