¿Cómo puedo saber si mi crema solar está dañando los océanos?
Lo que para nosotros es beneficioso, para los océanos puede ser una verdadera amenaza
Las cremas solares se han convertido en nuestros grandes aliados cada verano, imprescindibles para evitar quemaduras y enfermedades como el cáncer de piel. Sin embargo, lo que para nosotros es beneficioso, para los océanos puede ser una verdadera amenaza.
Algunos de los componentes de los protectores solares se diluyen durante el baño y se liberan al mar, por lo que se convierten en contaminantes. Esto afecta principalmente a los corales y es uno de los motivos que provoca su blanqueamiento, algo para lo que solo es necesario una cantidad equivalente a una gota en seis piscinas olímpicas. Si tenemos en cuenta que en una playa como la de Hanauma Bay, en Hawái, se vierten al año unos 190 kilos de crema solar, el impacto de estos productos en el coral es verdaderamente preocupante.
Por eso, cada vez más lugares en el mundo se están planteando prohibir o limitar el uso de cremas solares en las playas, como Hawái y el archipiélago Palaos. Una medida bastante polémica porque supone que dejemos de proteger nuestra piel de los rayos del sol.
Para evitar esta situación existe una solución, al menos parcial, que permite evitar el daño a los océanos y proteger la piel al mismo tiempo. Cada vez más marcas están lanzando productos sin los componentes que amenazan a los corales y para identificarlas solo hay que mirar con atención su composición.
¿Qué componentes hay que evitar?
A la hora de comprar una crema, si buscamos una respetuosa con el medioambiente, es importante comprobar que entre sus componentes no están la oxibenzona ni el octinoxato. Estas dos sustancias se utilizan como bloqueantes de la luz ultravioleta y no afectan a la salud humana, pero sí a la de los corales, pues provocan mutaciones en su ADN y alteran su metabolismo.
Además, también se ha observado que estos bloqueantes ayudan a expandir varios virus capaces de matar a las zooxantelas, los simbiontes que necesitan los corales para sobrevivir. La expansión de estos virus se debe a que la crema bloquea parte de la radiación ultravioleta y, por tanto, debilita las zooxantelas y despierta las infecciones latentes. Además, impide que produzcan los componentes necesarios a partir de la radiación, por lo que mueren de inanición.
Aunque la oxibenzona y el octinoxato son los principales componentes señalados por los gobiernos que han prohibido algunas cremas solares, otros apuntan también a otros ocho: octocrileno, 4-metilbencilideno alcanfor, triclosán, metilparabeno, etilparabeno, butil parabeno, benzil parabeno y fenoxietanol.
En Palaos, por ejemplo, a partir de 2020 estará prohibido cualquier protector solar que incluya estos elementos en su composición, y en Hawái quieren prohibir las cremas con oxibenzona y octinoxato.
Cremas respetuosas con los océanos
Debido a la creciente preocupación por el daño que están sufriendo los océanos y los corales en particular, numerosas marcas están creando productos respetuosos con el medioambiente. Estos son algunos ejemplos de protectores solares con los que podemos minimizar el impacto en los corales a la vez que protegemos nuestra piel:
Safe Sea: esta marca está certificada por la ONG Friends of the Sea porque libera menos del 5% de sus activos al mar, mientras que la mayoría de protectores liberan al agua el 25% de sus productos químicos.
Como añadido, esta crema protege de las picaduras de medusas, ya que dificulta el contacto de los tentáculos con el cuerpo.
Esta crema se puede encontrar en las farmacias y en Amazon y su precio ronda los 20 euros.
Avène: la fórmula de esta marca ha sido mejorada para minimizar su impacto sobre el medioambiente, tanto la del producto como la del envase, y no lleva ni siliconas ni filtro hidrosoluble.
Además, Avène participa en un programa de Pur Project para la regeneración de los corales en Indonesia, una región en la que estos organismos están particularmente amenazados.
Las cremas de Avène tienen un precio en torno a los 15 euros.
Nivea Sun: las cremas solares de Nivea Sun no contienen oxibenzona ni octinoxato, los principales componentes que dañan los corales.
Además, Nivea Sun colabora con la Fundación Mar en el proyecto Silmar, que realiza diagnósticos de la calidad ecológica del litoral marino a través del control de especies sensibles a los cambios del entorno derivados de las acciones humanas y propone acciones para su mejora y conservación.
Las cremas de Nivea Sun cuestan entre 13 y 15 euros.
Maminat: esta marca de cosmética natural utiliza filtros físicos en lugar de químicos en sus cremas solares, es decir, filtros que no penetran en nuestra piel y que además no dañan los corales. Además, sus ingredientes son naturales y ecológicos y no incluyen parabenos.
Sus cremas tienen un precio en torno a los 25 euros.