José Andrés enciende los fogones en Nueva York para luchar contra el coronavirus en el mundo
La crisis de la Covid-19 ha hecho que WCK trabaje por primera vez en España. Funciona en Madrid de la mano del Grupo Arzábal
Es difícil pensar en Nueva York como una ciudad dormida, pero el letargo se ha apoderado también de sus calles. Los ciudadanos intentan evitar la expansión del coronavirus que ha encontrado una nueva zona cero. Este 3 de abril había más de 50.000 diagnosticados y 1.500 muertos por Covid-19[contexto id=»460724″], siempre según datos de la Universidad Johns Hopkins. Estados Unidos está a la cabeza del número de infectados en el mundo y la curva, por ahora, no parece tener ninguna intención de aplanarse. La Gran Manzana es el epicentro de la pandemia en ese país.
Esta crisis sin precedentes golpea en todos los sectores de la economía. En Nueva York la industria gastronómica tambalea. El último informe promovido por la alcaldía de Nueva York sobre la vida nocturna de la ciudad de 2018 señala que hay 25.000 establecimientos vinculados a este sector, que incluye bares (2.100) y locales de comida (19.400).
El restaurante argentino El Almacén, ubicado en el barrio de Williamsburg, ha publicado en su Instagram que está recolectando un fondo para poder pagar a sus empleados y mantenerse a flote durante el cierre, que no se sabe hasta cuándo será. Pero El Almacén no es el único local que teme al futuro incierto. Las primeras estimaciones apuntan que solo las pérdidas vinculadas al turismo pueden rozar los 1.000 millones de dólares (895 millones de euros).
Aunque hasta el momento no se ha decretado una cuarentena oficial en Nueva York y no hay grandes restricciones al movimiento, el Gobernador del estado, Andrew Cuomo, firmó el 20 de marzo una orden ejecutiva para que solo se mantengan abiertos los negocios esenciales –lo que no incluye restaurantes–. Aún así, las personas pueden salir a realizar actividades en “solitario”, como deporte en los parques bajo la recomendación de mantener poco más de un metro y medio de distancia.
#BREAKING: I will sign an Executive Order mandating that 100% of workforce must stay home, excluding essential services.
This order excludes pharmacies, grocery stores, and others.
— Archive: Governor Andrew Cuomo (@NYGovCuomo) March 20, 2020
If you go outdoors to exercise — keep it to solitary activity.
And keep 6 feet of distance from others. pic.twitter.com/SHy2NRdpPu
— Archive: Governor Andrew Cuomo (@NYGovCuomo) March 20, 2020
Muchos de los neoyorquinos que siguen esta directriz suelen ir a Central Park, pero allí el virus también ha irrumpido con fuerza. En el pulmón de la ciudad han sido levantadas 14 carpas blancas. Médicos van y vienen con sus mascarillas, y las sirenas de las ambulancias no paran de sonar. La agrupación Samaritan’s Purse ha instalado un hospital de campaña en el que el chef José Andrés ha organizado una especie de “comedor de guerra” para los sanitarios. La comida la preparan voluntarios y su equipo en Little Spain, el mercado que instauró junto a los hermanos Adrià. También llevan comida a otros hospitales.
Esta iniciativa forma parte de World Central Kitchen (WCK), organización fundada en 2010 por José Andrés que hasta el momento se había dedicado a distribuir comida en lugares donde han golpeado fenómenos naturales como tornados, huracanes o terremotos. Ahora trabaja por combatir, desde los fogones, la pandemia de la Covid-19, lo que ha llevado al cocinero a ser portada de la revista Time para el mes de abril.
La chef Grace Ramírez, de raíces venezolanas y con 15 años de residencia en Nueva York, es la encargada de distribución y logística de WCK para esa ciudad. Fue concursante de Masterchef USA y es conductora de Destino con Sabor, un show que se transmite por Food Network y Discovery Channel para Latinoamérica.
Fue de las primeras personas en dar positivo a la prueba de coronavirus en Nueva York. Cuenta a The Objective que durante muchos años de su vida se ha dedicado a un sistema de meditación llamado Isha, pero reconoce que la situación actual la llevó a sentir mucho miedo e incertidumbre, no solo por su salud, sino por su trabajo.
«De un día para otro se cancela todo. Se caen los proyectos que te iban a dar de comer. Creo que nos pasó a todos, o al menos a todo el mundo con el que he hablado. Entonces, ante ese miedo, me dije: ‘Tienes que poner en práctica todo lo que has aprendido con la meditación. Confía y ponte en acción’. En medio de esa desesperación me llamaron de World Central Kitchen y ahora tengo muchísimo trabajo», relata.
WCK distribuye comidas frescas envasadas individualmente en barrios de bajos ingresos, así como para personas mayores y dependientes en grandes ciudades. En Nueva York llegan diariamente a 30.000 personas, pero en todo Estados Unidos reparten 100.000 comidas al día.
Ramírez ha trabajado en la organización de la distribución desde casa ya que no podía con la enfermedad estar frente a los fogones. «Siento que lo que hacemos es una aguja en un pajar para la magnitud de la crisis, pero estamos haciendo lo que podemos», ha expresado.
“La industria de la gastronomía en Nueva York es muy solidaria. La iniciativa de José Andrés busca transformar los restaurantes en centros de distribución de comida”, explica. Por una parte, busca ayudar a los sanitarios y las personas más necesitadas dándoles alimento, pero por otra, quiere ayudar a que la industria de la hostelería pueda sobrevivir y recuperarse de esta crisis.
“Vamos a dar apoyo financiero para que algunos restaurantes puedan ser centros de distribución para los más vulnerables” y así se mantengan activos, añade.
La crisis de la Covid-19 ha hecho que WCK trabaje por primera vez en España. Funciona en Madrid de la mano del Grupo Arzábal, de El Qüenco de Pepa y de los restaurantes de Diego Guerrero. También trabaja en Valencia de la mano de Tándem Gastronómico y continúa encendiendo fogones en otras provincias.