Sex Talk: El fenómeno del 'cuddle buddy'
Frente a la tendencia de encuentros inmediatos y fugaces nace la figura del ‘cuddle buddy’ o “compañero/a de abrazos y mimos”.
La forma de relacionarnos está cambiando. Vivimos en la llamada “cultura hook-up”, algo así como el “aquí te pillo, aquí te empotro”. ¿Esto generalmente qué significa? Que el ligoteo se hace de forma virtual, principalmente; que los encuentros son inmediatos y fugaces, y que tenemos poco compromiso con la persona. En contraposición a todo esto, nace el cuddle buddy o “compañero/a de abrazos y mimos”.
Esta figura ha ganado relevancia en el último año. Un cuddle buddy no implica ningún tipo de relación sexual ni romántica, es simplemente una persona con la que mimarte. Suena bien, ¿verdad? Ahora bien, ¿cómo se lo puedes proponer a alguien?
- Ten claro lo que buscas exactamente. ¿Alguien para una vez o para más veces? ¿Las caricias serán sin ropa? ¿Vestidos? ¿Se permiten besos? ¿En la cama o en el sofá? ¿Conocido o desconocido?
- La persona a quien se lo propongas puede estar más cerca de lo que piensas. Quizás un gran amigo, un ¿ex?, un conocido o buscar a alguien en apps para ligar dejando muy claras cuáles son tus intenciones en todos los casos.
- Sé honesto/a. Cuéntale a esa persona que extrañas el abrazo o los afectos y que te gustaría quedar para hacer eso sin ningún componente sexual ni romántico.
- Prepárate para una posible respuesta negativa, un rechazo o un sinfín de preguntas y propuestas indecentes.
- Establece los límites. Deja claro lo que quieres y lo que no quieres.
- Y finalmente, piensa en qué pasaría si sucede algo más allá de los abrazos y mimos. ¿Estás dispuesto/a? ¿Te molestaría? ¿Lo sientes como una posibilidad?
Los mimos son un arte y hay muchas variantes. Elige cuál es la que más se adapta a tus gustos y a tus fantasías amorosas. Recuerda que no es necesario mantener una relación sexual con esa persona. Las relaciones evolucionan cada vez más rápido. En la actualidad existen nuevos vínculos que se adaptan a nuestra orientación relacional, nuestra orientación sexual e incluso nuestra propia personalidad.