El sonido del hambre se hace atronador
Hay un sonido que aterra cada año a cinco millones de niños en el Sahel: es el sonido del hambre, desvelado en el vídeo de campaña de ACH.
El rechinar de una puerta que se abre poco a poco. Sirenas de ambulancia en la calle. Voces en el pasillo. Un trueno. Hay sonidos que asustan a los niños. Pero hay uno que aterra cada año a cinco millones de niños en el Sahel: es el sonido del hambre, desvelado en el vídeo de campaña cuando una de las cuatro niñas protagonistas se lleva las manos la tripa para calmar el rugir de su estómago.
Con este vídeo como punto de partida comienza una campaña, llevada a cabo por Acción contra el Hambre y la Comisión Europea con el apoyo de Radio 3, centrada en el hambre estacional que se produce, al menos, una vez al año.
“El mundo no puede permitirse cuatro hambrunas cuando producimos alimentos suficientes para todos”
-Carmen Gayo, directora de comunicación ACH
El objetivo es sensibilizar sobre este fenómeno, antesala de las grandes crisis alimentarias, y poner en relieve las soluciones que podrían acallar este rugido. Para ello la ONG ha creado la primera exposición sonora contra el hambre en la que se buscará la aportación de músicos y ciudadanos que reflexionen en clave de sonidos en torno al hambre. La exhibición podrá visitarse en junio en Fnac y en www.elsonidodelhambre.org, y culminará en septiembre coincidiendo con el fin de la estación del hambre. “Creamos esta campaña pensando en los países en los que, durante este periodo, millones de personas se van a la cama con el estómago vacío porque ven acabadas sus reservas de alimentos hasta la siguiente cosecha, de una forma cíclica pero precisamente por ello evitable. En Sahel 30 millones de personas (uno de cada cinco habitantes) se enfrentará a esta situación este verano. Pero lo cierto es que en 2017, este sonido, el de un estómago vacío, se está haciendo ensordecedor también en otros lugares del mundo como Nigeria, Yemen, Somalia y Sudán del Sur, de modo que hay que prestar más oídos que nunca a este grito y poner en marcha todos los mecanismos necesarios para acallarlo”, explica Carmen Gayo, la directora de Comunicación de Acción contra el Hambre. “El mundo no puede permitirse cuatro hambrunas cuando producimos alimentos suficientes para todos”, añade.
“Todos los años, entre cuatro y ocho millones de personas en el Sahel precisan ayuda de emergencia durante la estación del hambre para sobrevivir. El departamento de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea financia cada año la asistencia alimentaria a las familias en las fases más críticas de inseguridad alimentaria. Esta ayuda cubrió en 2015 un 29% de las necesidades totales de la región. El Sahel es claramente una de nuestras prioridades de actuación”, señala Nicolas Govaert, coordinador para el Sahel de la oficina de Operaciones Humanitarias europeas, ECHO, que también está presente y aporta fondos a la respuesta humanitaria en los países amenazados por la hambruna en África y en Oriente Medio.
La estación del hambre en Sahel
El hambre estacional es un periodo de escasez que se da cada año en países donde su población depende de la agricultura de subsistencia. Las reservas de alimentos de la cosecha anterior se van agotando y esa falta de oferta hace que los precios suban.
Coincide además con el inicio de la estación de lluvias y las aguas no seguras disparan los casos de malaria y otras enfermedades. Quienes las sufren son más vulnerables a la desnutrición ya que no pueden retener y absorber los nutrientes cuando los ingieren.
Por delante, casi cinco meses hasta la próxima cosecha. Cinco meses de hambre silenciosa, predecible y evitable. Una amenaza para más de 30 millones de personas en el Sahel, donde cinco millones de niños ya padecen desnutrición.
Naciones Unidas estima que serán necesarios 2.600 millones de dólares en 2017 para salvar vidas y aliviar el sufrimiento de 12 millones de personas.