Con algunos de los líderes del procés aún en prisión, el independentismo dividido como nunca antes, y la desmovilización del voto constitucionalista, las elecciones catalanas de este año van a ser las elecciones de los pactos. Unas elecciones amenazadas, además, por las terribles cifras crecientes de coronavirus en la región que amenazan con aplazar los comicios más allá del 14 de febrero. El diputado de Cs en el Parlament, Nacho Martín Blanco, tiene claro que es el momento de un cambio en Cataluña, de que «el espacio público deje de estar dominado por la hegemonía nacionalista», y asegura que Ciudadanos va a salir a ganar las elecciones con Carlos Carrizosa a la cabeza y que pactará «con los que entiendan que una sociedad debe estar regida por la Constitución y quieran la reconstrucción de Cataluña». Hablamos con el periodista Nacho Martín, el fichaje estrella que hizo Inés Arrimadas para las elecciones de 2017 como independiente y que se ha ido consolidando como uno de los referentes dentro de Cs en Cataluña.
¿A quién beneficia políticamente el aplazamiento de las elecciones?
Nosotros hemos dicho siempre que el único criterio que debía prevalecer a la hora de tomar esta decisión era el criterio sanitario y que no podían interferir otras consideraciones, ni de carácter ideológico ni de oportunidad política. Sin embargo, a otros partidos les pesa más el cálculo electoral que la razón estrictamente sanitaria. Con la situación que tenemos hoy en Cataluña, se justifica, sin duda, anteponer en cualquier caso la vida de los ciudadanos a cualquier proceso electoral.
El PSOE, el PSC, los socialistas en definitiva, creen que las las circunstancias actuales les favorecen y por eso, a mi juicio, insisten tanto en la celebración de las elecciones por una cuestión de cálculo electoral más que por una cuestión de atender a la pandemia, lo cual me parece especialmente grave siendo Illa el ministro de Sanidad porque, insisto, las autoridades sanitarias tienen que velar por encima de todo por la salud de los ciudadanos.
Creo que es evidente que el derecho fundamental principal es el derecho a la salud, y desde este punto de vista me sorprende la posición de los socialistas en Cataluña y en definitiva, la cuestión del Gobierno central, que es forzar a toda costa y sin reparar en nada más que en el estricto cálculo electoral.
Me es muy difícil prever a quién puede beneficiar o perjudicar un aplazamiento. En términos políticos el planteamiento me parece inmoral, que haya partidos que estén tratando de imponer su interés electoral o su cálculo partidista al bienestar general, a la salud de los ciudadanos. Nosotros no tenemos ningún interés en que se mantengan ni en que se aplacen más allá del bien común, del interés general.
No entiendo que el PSC exija el mantenimiento de la convocatoria electoral, como tampoco entiendo en absoluto que JuntsxCat también insistiera, de manera machacona hace un mes, con el aplazamiento, cuando en aquel momento sí que no había ninguna base objetiva para exigir ya el aplazamiento, y era evidente que era por cálculo estrictamente electoral.
Una convocatoria electoral no es un juego de niños, ni es una cosa menor, es una cosa fundamental en una democracia, en una sociedad civilizada como la nuestra. Por tanto, nos parece bien que hacer un esfuerzo por preservar ese espacio de participación de los ciudadanos, ese derecho que tenemos los ciudadanos a determinar quienes nos gobiernan, cuáles deben de ser las soluciones que formen gobierno, pero hasta un cierto punto, al haber un límite y el límite, lógicamente, es el derecho a la salud de los ciudadanos
¿Cómo calificas la gestión del coronavirus por el Govern?
La calificaría de calamitosa. Ciertamente, en el mejor de los casos, para ellos, o en el caso menos grave, diría que ha sido errática porque ha sido una gestión absolutamente precipitada, a salto de mata, sin tener un plan estratégico claro ni un modelo claro.
Hay mucho malestar en la sociedad catalana por la falta de interlocución. El Govern no ha tenido interlocución con los agentes sociales y económicos de Cataluña y ha tomado decisiones absolutamente arbitrarias. Yo creo que en ocasiones sus medidas no han respondido ni mucho menos a un interés sanitario, a una razón que tenga que ver con la salud pública. Ha habido otros lugares del mundo, como el caso alemán, donde han se ha implantado un modelo en el que es verdad que se ha tendido a cerrar comercios, pero se han dado ayudas muy importantes a los sectores más afectados.
Hay otros modelos dentro de nuestro país, como el de la Comunidad de Madrid o incluso de la Comunidad Valenciana, que han tendido a preservar la actividad económica y a no cerrar. Es verdad que no se han dado ayudas equiparables a las de Alemania, pero no se ha cerrado la actividad económica. Aquí, en Cataluña, ni se han dado ayudas, ni se ha tenido en cuenta la opinión de los sectores económicos y se les ha cerrado cada dos por tres de forma precipitada, de forma arbitraria, sin previo aviso. Yo creo que la gestión de este Govern se puede calificar de calamitosa precisamente por eso, porque no han mantenido ningún plan estratégico ni ninguna visión a medio plazo.
¿Qué papel juega Ciudadanos en los posibles pactos postelectorales?
Ciudadanos ha demostrado sobradamente su capacidad de pactar a derecha e izquierda. Demuestra su voluntad de consenso, su voluntad de acuerdo en el ámbito nacional y en el ámbito autonómico en diferentes comunidades autónomas, como Madrid, Andalucía y otros gobiernos municipales autonómicos en los que estamos gobernando en coalición.
¿Quiere esto decir que podemos pactar con cualquiera? No. Quiere decir que pactaremos con todos aquellos que respeten nuestro ordenamiento democrático, nuestro ordenamiento constitucional, que a pesar de tener posiciones diferentes de las nuestras sean capaces de entender que una sociedad debe estar regida por normas, debe estar regida por la Constitución, por el Estatuto de Autonomía, incluso con posiciones que pueden ser discrepantes y en ocasiones enfrentadas.
Ciertamente, llegar a acuerdos con los partidos nacionalistas, resulta muy complicado, no sólo por sus planteamientos maximalistas, digamos, y dogmáticos programáticos, sino sobre todo por su comportamiento, por su conducta durante estos años, que no solo ha sido abiertamente inconstitucional, sino que además siguen diciendo que lo volverán a hacer. Por tanto, digamos que esa posibilidad es siempre muy difícil. Y sin embargo, nosotros siempre estaremos abiertos a pactar con los partidos constitucionalistas, como ya propusimos.
Nosotros pactaremos con todos aquellos que estén dispuestos a respetar ese ordenamiento democrático y que quieran la reconstrucción de Cataluña, que es nuestro principal objetivo, la reconstrucción política, social y económica de nuestra comunidad.
Ante un escenario de un Parlamento hiper fragmentado, se antoja difícil llegar a acuerdos de gobierno, se antoja difícil sacar adelante presupuestos, sacar adelante en definitiva, la gobernabilidad de nuestra comunidad. Nuestra actitud será siempre una actitud abierta al acuerdo, al diálogo, siempre y cuando, insisto, se respete el ordenamiento democrático y el ordenamiento constitucional y se tengan presentes algunos elementos fundamentales la unidad, por supuesto, la unidad de España, la igualdad entre los ciudadanos españoles, el respeto al bilingüismo esencial de nuestra Comunidad de Cataluña. Todo eso conforma, básicamente, el corpus central de nuestros planteamientos.
Quien quiera llegar a acuerdos con nosotros debe saber que esa es nuestra propuesta. Vamos a salir a ganar las elecciones, pero es fundamental tratar de ganarlas y cuando menos mantener la hegemonía del espacio constitucionalista. Creo que hay mucha gente hasta las narices, harta del proceso separatista y de la división que ha generado en Cataluña, y hay muchos catalanes, cuando nos reunimos con entidades de la sociedad civil, que nos dicen que hay que pasar página y nos piden con mucha frecuencia que sigamos trabajando por esa política de acuerdos de centro.
Algunos sondeos no dan unos resultados muy prometedores a Cs.
Las encuestas, lógicamente, las valoramos, las estudiamos, las analizamos, pero hay que reconocer una cosa: a nosotros las encuestas siempre nos han dado muy por debajo de lo que luego han sido nuestros resultados, siempre, históricamente, tanto en el año 2015 como el año 2017. No hubo ni una sola encuesta en el año 2017 que nos diese el triunfo electoral que después cosechamos. Por tanto, nos las tomamos con precaución, con cautela.
Nosotros tuvimos un resultado electoral muy malo en el año 2019, con las segundas elecciones en la repetición electoral, pero desde entonces en todas las encuestas apuntamos a un crecimiento tanto en el conjunto de España como en las propias encuestas en Cataluña. Y sobre todo hay una percepción en la ciudadanía de que somos un partido que hace política útil, un partido responsable, que tiene sentido de Estado.
Consideramos que efectivamente nuestra apuesta, nuestra propuesta, ha generado muchas adhesiones y muchos aplausos en la sociedad española, aplausos en el sentido más modesto del término. No lo digo, pero efectivamente yo creo que esa propuesta nuestra gusta a los ciudadanos españoles que están hartos, están necesitados de moderación, de apuestas, de propuestas responsables, de propuestas amables, de propuestas que sean generosas y en pro del interés general y no propuestas de choque dogmáticas, partidistas, que lo único que hacen es impedir el progreso de nuestro país.
Y desde ese punto de vista, me parece que estamos haciendo un buen trabajo. Yo siempre cito a Thomas Jefferson, que decía aquello de que él creía mucho en la suerte y que se había dado cuenta de que cuanto más trabajaba, más suerte tenía. Pues a mí me ocurre lo mismo. Yo creo que hay que trabajar, hay que seguir trabajando por el interés de los catalanes y mirar con cierta reservas las encuestas. Se nos ha dado un resultado peor del que luego hemos tenido y confiamos en seguir siendo siempre el referente del constitucionalismo en Cataluña.
También se habla mucho de las bajas en el partido, como la de Lorena Roldán, y los fichajes, como el de Anna Grau
El fichaje de Anna Grau es una gran noticia para Ciudadanos. Conozco a Anna desde hace tiempo y es una mujer valiente, comprometida, con ideas propias e independiente. Y desde ese punto de vista, yo creo que tiene un valor inmenso su incorporación a Ciudadanos, porque demuestra que Ciudadanos es un partido capaz de atraer talento de la sociedad civil. Al final en Ciudadanos somos todos gente venida de la sociedad civil, de nuestras respectivas profesiones, formaciones académicas e intelectuales. Y desde ese punto de vista, yo creo que es un valor añadido de ciudadanos, porque digamos que acredita, que muestra que nuestra apuesta por la política es un compromiso cívico con la sociedad, que queremos servir a la ciudadanía y no queremos servirnos del partido para obtener ningún tipo de beneficio.
La incorporación de Anna es muy importante porque representa a esa Cataluña abierta, plural, diversa y que se reconoce a sí misma como tal, como plural y diversa. Catalanoparlante, castellanohablante, perfectamente bilingüe y respetuosa con el resto de España. Se puede reivindicar la catalanidad. Es más, no sólo se puede, sino que a mi juicio está muy bien que se reivindique la catalanidad, cosa que yo siempre he hecho, a catalanidad personal y la catalanidad misma del partido, sin necesidad de renunciar a la españolidad.
Nosotros reivindicamos nuestra catalanidad, nuestra españolidad y nuestra Europa dignidad. Yo creo que Anna lo encarna perfectamente y por eso me parece una magnífica incorporación a nuestras filas.
En cuanto a Lorena Roldán, por no escurrir el bulto. Bueno, yo respeto mucho las decisiones personales de cada cual. Desde luego, no voy a criticar la decisión de Lorena. Creo que nuestro partido es un partido de centro liberal reformista en el que caben sensibilidades diversas que convergen en un punto común. Nosotros no vamos a caer en dogmatismos, no vamos a caer en sectarismos. Vamos a apostar por una política de pactos, con una política de consenso, por una política de altura de miras. Y desde ese punto de vista, nosotros creemos que no hay ningún otro partido que represente esos valores. Si alguien no se siente cómodo en esa posición centrista, tiene todo el derecho del mundo a irse a otros partidos.
¿Qué tres grandes cambios necesita Cataluña?
Cataluña necesita un cambio político, un cambio en el que, digamos, el espacio público deje de estar dominado por la hegemonía nacionalista, que es una hegemonía que ha sido apuntalada por 40 años de gobiernos nacionalistas, y por tanto necesita un cambio de hegemonía política, necesita un cambio político profundo, y eso pasaría necesariamente por un gobierno constitucionalista. Y sobre sobre ese gobierno constitucionalista debería edificarse una Cataluña mucho más abierta.
Este sería el segundo punto, una Cataluña mucho más abierta, mucho más respetuosa con su propia pluralidad que hasta ahora no lo ha sido la Cataluña nacionalista, en la que también ha participado el Partido Socialista de forma entusiasta. Ha sido una Cataluña excluyente, una Cataluña que ha excluido a una parte importante los catalanes, que ha excluido los sentimientos de una parte muy importante de los ciudadanos de Cataluña.
Y tercero, un cambio de prioridades, por ejemplo en lo económico. Cataluña, con los gobiernos separatistas, ha sido un verdadero infierno fiscal y un verdadero infierno identitario. Desde el punto de vista identitario, se han hecho políticas contra los intereses materiales de Cataluña, de los ciudadanos y también de las empresas. Se ha expulsado directamente a empresas arraigadas en Cataluña por razones económicas, por razones de carácter fiscal. Aun me hace gracia que ahora Esquerra Republicana cuestione el modelo fiscal de Madrid y diga que ahora los ricos madrileños viven a costa de los pobres catalanes. No entienden para nada lo que significa la redistribución de la riqueza, la redistribución básicamente entre ciudadanos y no entre territorios. Pero sobre todo es que tienen un victimismo que lo que hace es erosionar la convivencia de Cataluña y lastrar el progreso económico de Cataluña. Por tanto, Cataluña necesita un cambio político, un cambio social y un cambio económico grandes.
¿Qué puedo aportar Cs que no pueda portar otro partido constitucionalista?
Lo que hace Ciudadanos, a diferencia de otros partidos constitucionalistas, es una apuesta clara e inequívoca por la regeneración política o la lucha contra la corrupción. Sobretodo esa apuesta por la regeneración en política, por la transparencia, esa apuesta por el consenso, por la capacidad que tenemos de pactar a derecha e izquierda, por alejarnos de los dogmatismos de ese guerracivilismo que pretenden imponer los partidos situados a los extremos de nuestro arco parlamentario, de nuestro espectro político.
Es evidente que nosotros apostamos por la concordia entre entre españoles, creemos que hoy es mucho más importante lo que nos une al conjunto de los ciudadanos españoles y concretamente en Cataluña, hoy hay un sinfín de cosas que nos unen a los ciudadanos de Cataluña que nos pueden permitir superar las diferencias.
Ser moderado es ser valiente, porque te permite por lo menos escuchar a quien no piensa como tú. Y aunque discrepes, ser capaz de tratar, en la medida de lo posible, de convencerle de la bondad de tus planteamientos, de tus posiciones, pero sin descartar la posibilidad de que también se te pueda convencer de algo, o de llegar sobretodo a un punto intermedio que sea seguramente mejor que las posiciones dogmáticas y extremistas.
Nosotros combatiremos siempre el nacionalismo, combatiremos siempre el populismo. Y creo que la política liberal de centro es precisamente esa, esa divisa que nos diferencia de otros partidos.
¿Qué decir sobre los políticos catalanes en prisión, la posible amnistía y los «exiliados» de los que habla Torra?
Desde la base hay una falta de respeto por nuestra historia, por la historia de España y por la historia de Cataluña, por los que practican el independentismo, el separatismo, con términos como exiliado o exiliados. Fueron tantos los españoles que se tuvieron que exiliar después de la Guerra Civil y que no pudieron volver a su país hasta hasta 40 años después de la dictadura. Esos son exiliados. Exiliado era Tarradellas, el presidente de la Generalitat en el exilio. Él era un verdadero exiliado.
Torra, o mejor dicho, Puigdemont, es una caricatura. Desde luego no es ni un exiliado ni es nada. Es un hombre que está viviendo del cuento en Waterloo. Está viviendo a costa del contribuyente en Bruselas sin ningún tipo de atribución política. Es simplemente excluido de la justicia, fugado de la justicia. Por tanto, nosotros defendemos que cualquier política que pase por blanquear a quienes dieron un golpe a la democracia no sería más que el año 2017.
Es tremendamente perjudicial para nuestro Estado democrático y es un insulto para los ciudadanos de Cataluña que sufrimos las consecuencias de los atropellos del nacionalismo, del separatismo, en el año 2017. El conjunto de los ciudadanos de Cataluña padecimos los efectos de aquellas decisiones, porque la fuga de empresas no sólo perjudica la economía de los ciudadanos constitucionalistas, sino que perjudica también a la economía de los ciudadanos catalanes separatistas.
Por tanto, esas decisiones de los propios separatistas fueron enormemente perjudiciales para la convivencia en Cataluña, enormemente perjudiciales para los intereses materiales de Cataluña. Y nosotros, obviamente, no estamos, ni muchísimo menos por la labor de tener una actitud condescendiente con los responsables de aquellos actos o cualquier otra medida de gracia para quienes además aseguran y prometen que volverán a hacerlo. Nos parece ciertamente una tomadura de pelo, por no decir un insulto, a los ciudadanos de Cataluña, a los constitucionalistas por lo menos, y al conjunto de los españoles.
¿Y sobre la posible entrada de Vox en el Parlament?
Está por ver que entren. Nosotros lo que conocemos de VOX en Cataluña es bien poco, sabemos poco de los planteamientos de Vox en Cataluña. Y sí que es verdad que sabemos, por ejemplo, que han integrado a un partido como plataforma para Cataluña que todo el mundo en Cataluña sabe perfectamente cuál es su origen: un partido racista, supremacista y xenófobo. Esos elementos, pues desde luego no invitan a tener una perspectiva demasiado optimista sobre sobre esa formación.
El próximo Parlamento catalán va a ser un Parlamento hiper fragmentado en todo caso, y esa hiper fragmentación va a obligar precisamente a que exista un unas fuerzas centrales que sean lo suficientemente responsables, tenga el suficiente sentido de Estado para que la gobernabilidad de Cataluña sea posible.