Por qué erradicar el matrimonio infantil puede ayudar a acabar con la pobreza
El matrimonio infantil, a pesar de haber decrecido en los últimos, sigue siendo una práctica muy común en países en desarrollo. En 25 de estos países, más de un 35% de las mujeres se han casado antes de los 18 años, y algunas de ellas lo han hecho nada más alcanzar la pubertad.
El matrimonio infantil suena antiguo, desfasado, increíble casi. Pero no lo es en más de 90 países, donde una niña de apenas 11 o 12 años puede acabar casada y embarazada a los pocos meses por decisión de su familia. En países como Uganda, India o Mozambique, casarse antes de los 18 años es una práctica demasiado común y, en la mayoría de ocasiones, forzada.
Esta práctica, a pesar de haber decrecido en los últimos, sigue siendo una práctica muy común en países en desarrollo. En 25 de estos países, más de un 35% de las mujeres se han casado antes de los 18 años, y algunas de ellas lo han hecho nada más alcanzar la pubertad. Esto significa que cada día contraen matrimonio más de 41.000 niñas menores de 18 años.
Numerosas ONG han creado campañas a lo largo de los años para luchar contra esta práctica, que en numerosas ocasiones se realiza por obligación de las familias. Las organizaciones hablan a menudo de los problemas que estas uniones ocasionan a las mujeres jóvenes, que, a menudo privadas de su libertad, tienen que abandonar sus estudios y dedicarse por completo a su nueva familia.
Sin embargo, el Banco Mundial ha querido dar un nuevo enfoque a este tema, poniendo de manifiesto el desmesurado coste que tiene el matrimonio infantil para los países en desarrollo y el gran ahorro económico que supondría erradicar esta práctica.
El matrimonio infantil en cifras
Más de 90 países permiten el matrimonio infantil con el consentimiento de los padres, y “cada dos segundos una niña ve negado su derecho a elegir cuándo y con quién casarse”, explica la ONG Plan Internacional. Si los matrimonios infantiles continúan produciéndose al ritmo que lo hacen actualmente, más de 140 millones de niñas estarán casadas en el año 2020, añade la ONG.
“Cada día contraen matrimonio más de 41.000 niñas menores de 18 años”, explica Suzanne Petroni, una de las autoras del informe Impacto Económico del Matrimonio Infantil, elaborado por el Banco Mundial y el Centro Internacional de Investigaciones sobre Mujeres (ICRW, por sus siglas en inglés).
La erradicación de esta práctica supondría un beneficio anual que podría superar los 500.000 millones de dólares, explica el informe. Uganda, por ejemplo, obtendría un beneficio de 2.400 millones de dólares al año si acabara con este tipo de uniones.
Poner fin a esta práctica reduciría también las tasas de mortalidad entre los niños menores de 5 años, lo que supondría unos beneficios de 90.000 millones anuales para el año 2030.
“El matrimonio infantil no solo pone fin a las esperanzas y los sueños de las niñas; también frena los esfuerzos orientados a terminar con la pobreza y lograr el crecimiento económico y la equidad. Erradicar esta práctica no es solo una obligación moral sino también una medida racional desde el punto de vista económico”, señala el director del proyecto y uno de los autores del informe, Quentin Wodon.
¿De dónde proceden los beneficios económicos?
Reducir o eliminar el matrimonio infantil supondría un gran beneficio económico a nivel mundial, sí… pero ¿por qué?
Uno de los principales motivos es la reducción del crecimiento de la población. En los países estudiados por este informe, tres de cada cuatro partos precoces se atribuyen al matrimonio infantil. Además, se calcula que “una niña que se casa a los 13 años tendrá un 26% más de hijos durante su vida que si se hubiera casado a los 18 años o posteriormente”.
Por tanto, eliminar el matrimonio infantil disminuiría la tasa total de fecundidad alrededor de un 11%, y la población se reduciría un 5% para el año 2030. En términos económicos, esto supone un gran ahorro para los gobiernos de los países en desarrollo, pues se reducirían los costes en la educación básica, en la sanidad y en otros servicios sociales básicos.
Además, también se reduciría el número de niños que sufren problemas de crecimiento debido a una nutrición inadecuada, puesto que la mayoría de las uniones que implican a menores se producen en un ámbito de pobreza, por lo que los gobiernos se ahorrarían una gran cantidad de dinero en tratamientos médicos y otros gastos sanitarios.
Por último, los costes sanitarios relacionados con las mujeres casadas cuando aún son demasiado jóvenes también se reducirían, pues a menudo sufren “enfermedades y embarazos antes de que su cuerpo esté preparado para ello”, explica Plan Internacional.
Por otro lado, las mujeres que se casan después de los 18 años tienen un nivel de ingresos superior al que tienen las que se casan más jóvenes. “Debido en gran parte al impacto del matrimonio infantil en la educación, las mujeres que se casan de niñas tienen, en promedio, ingresos que son un 9% menor que los que se obtendrían si se hubieran casado más tarde”, explica el informe.
Las mujeres que se casan antes de los 18 años no suelen acabar sus estudios básicos y, por tanto, no pueden optar a un puesto de trabajo cualificado, lo que supone que sus sueldos suelen ser menores a los de aquellas que se casan posteriormente.
Además, como remarca el informe, “la probabilidad de casarse pronto es mayor entre la gente pobre”, lo que, sumado al abandono de los estudios, agrava la diferencia de ingresos.
¿Cómo acabar con esta práctica?
La educación es la clave para acabar con el matrimonio infantil. Cada año de educación secundaria que una niña recibe reduce significativamente la posibilidad de que contraiga matrimonio a una temprana edad.
La ONG Plan Internacional también considera que la educación es un pilar básico en la lucha contra el matrimonio infantil y asegura que el acceso a una educación de calidad ayuda a retrasar el matrimonio y, por tanto, el parto. Además, ayuda a romper el círculo de pobreza en el que se encuentran a menudo estas niñas.
Pero no basta con alargar la educación de las niñas, sino que los gobiernos también deben poner de su parte. “Puesto que el matrimonio infantil está estrechamente relacionado con la escasez económica, el compromiso del gobierno de reducir la pobreza probablemente llevará a una disminución de los matrimonios infantiles”, explica Unicef en un informe. Además, la ONG pide a los gobiernos una legislación que impida casarse antes de los 18 años. También considera que fomentar la inscripción legal de los matrimonios y nacimientos ayudará a que se cumplan dichas leyes.
Por tanto, acabar con el matrimonio infantil es una cuestión principalmente de educación y cambio de costumbres que necesita una gran implicación por parte de los gobiernos, que al fin y al cabo serían los principales beneficiados de erradicar esta práctica.