Por qué el 'realfooding' puede ser el detonante de un trastorno alimentario
El problema no es la dieta, es la manera de incluirla en nuestra vida. Una psicóloga y una nutricionista nos explican los riesgos de esta alimentación
Carlos Ríos se ha convertido en los últimos años en una estrella de la nutrición, el influencer de la alimentación por excelencia en España. A través de sus redes sociales, ha conseguido poner de moda lo que él llama realfooding, que consiste básicamente en comer comida natural y dejar de lado los ultraprocesados. La idea en un principio es buena, es sano acostumbrar al cuerpo a comer alimentos naturales, pero en los tiempos que corren es prácticamente imposible mantener una dieta basada solamente en la llamada ‘comida real’ si queremos comer en algún lugar que no sea nuestra casa o sin tener que cocinar.
Es ahí donde empiezan las críticas de muchos usuarios, a las que se suman muchos nutricionistas y psicólogos, que apuntan que restringir la dieta de una persona a este nivel y, sobre todo, añadir el componente de la culpabilidad por comer alimentos ultraprocesados, puede afectar a la salud mental y llevar incluso a desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria (TCA).
El peligro de las restricciones
La dieta basada en el realfooding no es un peligro para la salud, pero sí puede serlo la manera de implantarla en nuestra vida.
El primer riesgo que presenta es su carácter restrictivo. «Toda alimentación que va seguida de unas reglas estrictas deja de ser sana, mentalmente deja de ser sano, porque entonces tu vida va a ir en función de eso», opina Beatriz Verdi, nutricionista especialista en trastornos de la conducta alimentaria.
«El realfooding no es un estilo de vida, es una dieta restrictiva» apunta por su parte Pilar Salorio, psicóloga clínica de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del hospital Reina Sofía de Murcia. «Me parece bien educar a la gente, eso está bien, pero no de esa forma, no de una forma obsesiva, de psicoterror», añade Verdi.
Obsesionarse con estas restricciones, perder la flexibilidad a la hora de comer puede tener consecuencias muy graves en algunas personas. «No quiere decir que por hacer esa dieta vas a tener un trastorno de la conducta alimentaria, pero sí puede precipitarlo si en esa persona se dan otro tipo de factores a nivel psicológico, personas con muy baja autoestima, con una tendencia al perfeccionismo, a la rigidez, o personas muy impulsivas», explica Salorio.
Lo mismo opina Verdi: «Este tipo de cosas pueden ser detonantes, precipitantes de un TCA. No vamos a decir que es la causa, porque los TCA son multifactoriales, pero sí puede ser un detonante para desarrollarlos, claro que sí».
El lado social de la comida
El otro gran problema del realfooding es que se olvida de que la comida sirve para mucho más que para alimentarnos. «La comida no solamente es lo puramente fisiológico, tiene un componente social, un valor relacional», dice la psicóloga. Y en el mismo sentido se pronuncia la nutricionista, que afirma que «la comida es mucho más que nutrición, la comida es cultura, es compartir, a través de la comida expresamos amor, cariño, aprecio, recuerdos, es mucho más que nutrirnos».
Por eso, cuando tu vida gira en torno a la comida y las restricciones que te impones son inamovibles, la vida social está en peligro, porque como señala Verdi, «contra las industrias no vas a poder» y hoy en día, comer fuera y no tomar ultraprocesados es misión casi imposible.
«Tú imagínate, las adolescentes que se van con sus amigas a tomar una hamburguesa, ¿por qué no van a poder ese día tomarlo? ¿Va a ser tan perjudicial para su salud? Pues no», dice Salorio. «Yo he tenido pacientes que dicen ‘este fin de semana mis amigos me invitaron a comer, entonces ellos van a comer pizza y yo me voy a llevar mi tupper’. Eso no está bien, ¿cómo se puede sentir esa persona? Pero esta persona se lleva su tupper porque siente que se está envenenando cuando se come una pizza, una hamburguesa», añade Verdi.
Por eso, ambas coinciden en que está claro que los alimentos ultraprocesados no son algo aconsejable en la dieta, pero también es importante no demonizarlos y no crear un sentimiento de culpa por tomarlos de manera ocasional.
«Los alimentos ultraprocesados no se deben tomar todos los días, pero no los tienes por qué eliminar totalmente de tu dieta», opina Salorio. «Si tu alimentación, el 80%, se basa en alimentos nutricionalmente interesantes, no te va a afectar nada que tú vayas ocasionalmente a compartir con tus amigos, que te puede generar más placer, una hamburguesa, por ejemplo», señala, por su parte, Verdi. «Yo no hago nada teniendo una alimentación que sea sana si esto me está enfermando mentalmente», concluye.
¿Cómo es una relación sana con la comida?
La clave está en conseguir comer de manera saludable, incluyendo todos los nutrientes necesarios en nuestra alimentación, pero sin volvernos locos ni sentirnos culpables por habernos comido una galleta, una pizza o habernos tomado un refresco.
Mantener una relación sana con la comida consiste en «que yo coma sin culpa, sin reglas estrictas, escuchando a mi cuerpo y de forma consciente, con flexibilidad», considera Verdi. Y añade Salorio: «Comer de todo en las cantidades adecuadas para tu cuerpo».
Ver esta publicación en Instagram
Ambas coinciden además en que la presión social por la delgadez altera la relación con la comida. «Se está vendiendo en esta sociedad, y a través de las redes sociales mucho más, el culto a la imagen, que estar delgada es sinónimo de éxito», critica Salorio. Por eso, para tener una relación sana con la alimentación hay que tener muy claro que «no se puede identificar salud con imagen».