Es el fin de la década: ¿qué aplicaciones nos han cambiado la vida?
Los últimos diez años nos han hecho protagonistas del auge de herramientas que marcan nuestro día a día casi sin que nos demos cuenta
Las usamos todos los días. Ni siquiera sabemos cuántas horas. Nos han facilitado la vida, nos la han condicionado, ¿te plantearías qué sería de ti sin ellas? Esta década se han expandido aplicaciones y plataformas sin las que sería posible explicarse el mundo de hoy. Las repasamos y te lanzamos una pregunta: ¿cuál de ellas te resulta más importante o imprescindible?
Para comprar
Amazon. La empresa que Jeff Bezos fundó en 1994, tras dimitir como vicepresidente de una firma de Wall Street y con la sensación de que todavía estaba a tiempo de subirse a la ola de internet, comenzó con la venta de unos cuantos productos: álbumes de música, películas, libros, aparatos electrónicos. Pero ha terminado por convertirse en el mayor supermercado del mundo, un centro comercial en sí mismo, con un servicio de envío a domicilio imbatible. Amazon, que está en España desde 2011, cuenta en su modalidad Prime con 100 millones de usuarios.
Para viajar
Airbnb no sólo llegó para competir con los hoteles bajo la promesa de impulsar la economía colaborativa, sino que está transformando las ciudades más importantes del planeta. Desde su fundación en 2008 no ha parado de crecer, en 2017 tuvo unos ingresos de 2.600 millones de dólares, y se ha convertido en una aplicación fundamental para miles de viajeros. Ahora bien, no es el único en el campo de batalla: Booking, que silenciosamente lleva más tiempo en marcha –además ofreciendo tanto apartamentos particulares como habitaciones de hotel–, sigue siendo el rey del mercado.
Para escuchar música y podcasts
Spotify. Cuando más productores y artistas y bandas protestaban porque todo el mundo se descargaba la música ilegalmente, cuando cualquiera tenía en su ordenador el Ares o el eMule, aparecieron unos emprendedores suecos con una aplicación revolucionaria que ofrecieron música en abierto –y lograron que los músicos ganaran dinero por ello–. Su novedosa modalidad dual, que permite elegir entre el servicio gratuito –a cambio de altas dosis publicitarias– y el Premium –con sonido en buena calidad y sin anuncios a un precio asequible–, ha conseguido cerca de 210 millones de clientes, de los cuales alrededor de la mitad son de pago.
Para ver películas y series
Seamos justos: la primera plataforma de cine y series por streaming en España fue Filmin, con un catálogo variadísimo y de una calidad extraordinaria. Más adelante, concretamente en octubre de 2015, Netflix hizo su aparición en nuestro país. Esta marca que ya tiene décadas, que nació en 1997 como una alternativa a los videoclubs tradicionales –algunos lectores no sabrán ni qué demonios es eso– que procedía al envío de cintas de vídeo a domicilio –eso que había antes del streaming, el Blu-ray y el DVD–, supo ver que el futuro está en esta tecnología, que nos ofrece por un precio asumible cada mes un abanico de series, documentales y películas enorme para consumirlas en prácticamente cualquier aparato con pantalla. Tras su estela llegaron HBO y Amazon y más recientemente Disney y Rakuten, entre otros.
Para comunicarnos
Primero fueron las llamadas a voces, luego las llamadas por teléfono. Los métodos no tardaron en sofisticarse y se inventaron los SMS. Pero eso quedó para el pasado con la mensajería instantánea. Y si hay una aplicación por excelencia en este sentido, esa es WhatsApp, que tiene –¡atención!– más de mil millones de usuarios activos cada día. Por cierto, los españoles estamos en el top-10 mundial. Quemamos WhatsApp… y las notas de voz.
Para ligar
A principio de siglo los chats de internet parecían un milagro: en la televisión se acumulaban los casos de personas que decían haberse conocido a través de algún foro, que llevaban meses hablando, que por fin habían encontrado la ocasión de superar la barrera digital para verse en carne y hueso. Pues bien, esa es la revolución de Tinder, que te muestra igual que Zara lo hace con su colección de invierno pero te garantiza una mayor velocidad para conocer a otras personas a las que también les has gustado. Tinder, que nació en 2012, tiene 80 millones de usuarios. Y tiene sus equivalentes para usuarios homosexuales, véase Grindr o Wapa.
Para comunicarnos y para ligar
Instagram. La red de redes. La gallina de los huevos de oro de Zuckerberg. El imperio de los 1.000 millones de usuarios en el mundo. El lugar donde todas las marcas quieren estar –y donde de hecho están–. La red social que ha cambiado nuestro modo de consumir imágenes, la más efectiva para hacernos llegar los mensajes. Una forma de conectar con tus amigos, y con amigos de amigos, y con amigos de amigos de amigos, y con gente que acabas de conocer o que quieres conocer y con la que no tienes ningún vínculo. Porque las cosas como son: Instagram no es tan distinto a Tinder. Esa característica está ahí y estará siempre. O hasta que llegue otra red social que la desbanque.
Para entretener a los niños
YouTube Kids. El YouTube que los padres confían a sus hijos: por la activación del control parental, por el filtro para que no surjan vídeos no apropiados, porque los niños se cansan de muchas cosas muy rápido, pero jamás de ver dibujos animados. Si antes los niños tenían que ver lo que fuera que pusieran en el canal infantil de la tele, ahora pueden escoger en todo momento qué ver, cuándo y probablemente dónde.