THE OBJECTIVE
Gastronomía

Los tres colores de la garnacha navarra

Desde la frescura que identifica a la garnacha de esta tierra a los distintos vinos que con ella elaboran en Navarra y que parecen ir ganando presencia

Los tres colores de la garnacha navarra

Garnacha DO navarra de la última vendimia | DO Navarra

La garnacha fue durante mucho tiempo la uva propia del territorio navarro aunque a finales del siglo pasado se arrancó para sustituirla por otras variedades, sobre todo foráneas, que por aquel entonces marcaban el paso en el vino español y resultaban más atractivas en los mercados. Pero no sólo fue en Navarra, a partir de la década de los 90 la situación se repitió en muchas zonas españolas para dar paso a variedades que entonces estaban de moda. 

De este modo, estupendas cepas de garnachas viejas de la denominación navarra desaparecieron. Aunque parece ser que la llegada de esta variedad al territorio no se generalizó hasta la segunda mitad del siglo XX, principalmente por su resistencia a las enfermedades. Dicho esto, tuvo una estupenda implantación pues a finales de los años 70 representaba casi el 90% del viñedo, un porcentaje que fui disminuyendo por la introducción de nuevas variedades. En la actualidad está en torno al 26% lo que se traduce en unas 2.600 hectáreas de un total de casi 10.000 hectáreas de viña que tiene la denominación. 

Y es que la vida da muchas vueltas y en esto del vino no han sido necesarias demasiadas décadas para que las cosas vuelvan de donde no debieron irse, y la incorporación (replantación) y recuperación de la garnacha es uno de los mayores aciertos de esta denominación, sumado a los esfuerzos técnicos, económicos y por supuesto donde tiene mucho que ver la nueva generación de viticultores y bodegueros navarros. Una savia nueva que desde hace nueve años llegó también al Consejo Regulador cuando el joven David Palacios fue elegido presidente, cargo para el que ha sido recientemente reelegido. Viticultor de origen, con la cabeza bien amueblada, gran conocedor de la tierra, de la zona y por supuesto del sector. Entre todos, con la vista puesta en lo que a día de hoy marca la pauta en el vino, Navarra ha ido retornando a aquellos orígenes centrando sus esfuerzos en atraer al consumidor desde la identidad y singularidad que les es propia, esto es, poniendo en valor el terruño. Un trabajo que poco a poco va dándoles buenos resultados. 

Conocida la zona y sus particularidades, son ahora sus vinos los protagonistas. Blancos, rosados y tintos elaborados a partir de una única variedad, la garnacha (blanca y tinta), bastante aromática, frutal y con buena acidez. Navarra es uno de los territorios españoles donde los rosados son seña de identidad, y en ellos la garnacha es protagonista indiscutible. Les siguen los tintos y son los blancos de garnacha los menos representativos, aunque tienen varios reseñables. 

Como rosados, que se elaboran generalmente por la técnica del sangrado. Para ello la uva estrujada se pasa al depósito donde está en contacto con el hollejo entre cuatro y ocho horas. En este tiempo el mosto ha cogido color y es cuando se lleva a cabo el sangrado o separación de una parte del mosto (la primera es la mejor y más aromática y que se conoce como mosto yema o lágrima) y la pasta. 

De una de las casas históricas de la denominación, Bodegas Ochoa, en este momento representada por la quinta y sexta generación de la familia, el rosado de uvas ecológicas de garnacha 8A Maitena 2021 (12,95 €). El 10% fermenta en barricas de roble y luego tiene una crianza de seis meses sobre lías. Las viñas, con más de 50 años, proceden de una pequeña parcela por lo que la producción está limitada a 6.000 botellas. Un vino cargado de fruta roja, notas de flores, caramelo de fresa, que en boca resulta fresco, carnoso, y con una rica persistencia frutal. 

El siguiente rosado es de Bodegas y Viñedos Artazu, la casa que tiene en navarra el reconocido enólogo alavés Juan Carlos López de Lacalle (Bodegas Artadi). Se trata de Artazuri Rosado 2021 (7,50 €) procedente de viñedos situados sobre suelos arcillo calcáreos, a una altura de entre 450 y 600 metros, y trabajados también en ecológico. Una elaboración en la que destacan los aromas de fruta y el frescor junto a notas herbáceas. Sabrosa en la boca, donde mantiene esa frescura frutal, y fluida en el paso. 

Como representación de los tintos empiezo por el reciente estreno acontecido en la zona. Se trata de Le Naturel Lakar 2020 (45 €), de Bodegas Aroa, una elaboración que sin duda supone un salto cualitativo en la zona y seguro para la denominación. El punto de partida es una parcela recuperada de garnacha centenaria (su registro data de 1920), en la que convive con olivos y árboles frutales, plantada sobre suelos arcillo calcáreos en pendiente. Por supuesto se trata de una producción limitada a 1.800 botellas (la parcela no llega a la hectárea). En lo que respecta a su elaboración, el vino ha fermentado en hormigón junto a un 10% de raspón, y después un 90% del líquido ha pasado un año en fudre austríaco (elegido así para que el aporte de la madera sea el mínimo posible), permaneciendo la cantidad restante en el hormigón hasta el momento de embotellarlo. El resultado, un vino expresivo, con estupenda frescura, con aromas de viva fruta roja, hierbas aromáticas, notas cremosas y recuerdos de panadería. Elegante y fino en la boca, con una fresca acidez y un tacto un tanto rugoso que aparte de identidad le aporta volumen. Sabroso y con vida por delante. 

El siguiente es de una de las bodegas jóvenes más sobresalientes en la denominación navarra, Viña Zorzal Wines. Señora de las Alturas 2020 (19,95 €) es un vino parcelario y uno de los más especiales de la casa pues procede de cepas prefiloxéricas situadas en suelos ricos en caliza y arcillas. Fermentado en barricas francesas de 500 litros, donde luego ha tenido una crianza de un año. Intensidad aromática con notas de fruta roja jugosa, especias y toque mineral. Perfil que mantiene en la boca, donde tiene buena frescura, equilibrio y un largo final.

En cuanto a los blancos de garnacha, si bien representan en torno al 2% del total (teniendo en cuenta que el 90% de las uvas producidas en Navarra son tintas), he aquí un par de ellos de entre los que merecen atención. Lúculo Garnacha Blanca 2021 (10,75 €), un vino ecológico deLa Casa de Lúculo que ha sido fermentado en barrica y luego ha tenido una crianza de tres meses con sus lías en la misma. La bodega nacía hace 18 años con la pretensión de recuperar la garnacha atlántica que caracteriza a este territorio y sigue siendo su filosofía de trabajo. En este vino destacan los aromas cítricos, de fruta blanca, notas de flores y herbáceas junto a recuerdos de panadería. La boca es jugosa, con estructura, viva acidez y persistencia. 

Su acompañante es Unsi Terrazas Blanco 2020 (12,95 €), con seis meses de crianza con sus lías en barrica francesa que elabora Unsi Wines, un proyecto cuyo objetivo es la recuperación de viñas viejas de garnacha de montaña que han sido abandonadas por la dificultad para acceder a ellas y su poca producción. Por tanto, este blanco procede de seleccionadas cepas localizadas en terrazas a pie de montaña. Rico en aromas, con notas de fruta blanca, hierbas aromáticas y cítricas, muy fresco, untuoso en la boca y con destacable amplitud.  

LOS VINOS SELECCIONADOS RESPONDEN, EXCLUSIVAMENTE, A UN CRITERIO PROFESIONAL.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D