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Gastronomía

Los vinos tintos también son para el verano

Una muestra de elaboraciones tintas perfectamente compatibles con los meses estivales. El tiempo no es un problema, lo importante es la temperatura de servicio

Los vinos tintos también son para el verano

Es innegable que cuando aprieta el calor lo que apetece es refrescarse. ¡Para eso lo mejor el agua!… aunque fijo son muchas las personas que piensen en cerveza. Tampoco. Con calor hay sed y beberse una pinta de un trago no es lo más recomendable. Por tanto, primero agua y ya estamos preparados para lo siguiente. Cerveza, para muchos, pero también vino. Bebidas compatibles, no competidores porque no son lo mismo, e infinitas las opciones vinícolas para tomar incluso en verano, porque lo importante es que se sirvan en las mejores condiciones. Atendida esta premisa, los tintos tienen perfectamente cabida en esta época del año. Porque la paleta cromática es variopinta y basta con evitar elaboraciones demasiado contundentes y poderosas. 

Que salgan a la temperatura adecuada es la clave, y ésta no es ni mucho menos la temperatura ambiente (premisa manida y estúpida)… mucho menos en temporada estival. Es más, los tintos admiten frío e incluso hay muchos que ganan así servidos.

Por tanto, resulta fundamental en cualquier sitio que estén bien conservados y al servirlos, en esta época, se haga con un par de grados por debajo de lo recomendado porque los perderá en pocos minutos una ver servidos. Y por esta razón, sin complejo alguno, pidan cubitera con hielo, estupendos e indispensables aliados no sólo de blancos, rosados o espumosos. Van a contribuir a que el tinto de lo mejor de sí mismo y por eso lo disfrutarán mucho más. Hecho el apunte, cinco etiquetas cuyo perfil casa bien con los distintos momentos de asueto que ofrece el verano. Y son muchas más…

Para empezar un par de novedades. La primera es un monovarietal de petit verdot de la firma Jean Leon, uno de los vecinos emblemáticos del Penedès. Se trata de PV- 20(16 €), un vino que definen como «experimental» elaborado en exclusiva con esa variedad francesa pues están apostando fuerte por ella «por su capacidad de adaptación al cambio climático», aseguran. Se trata de uvas ecológicas de petit verdot, plantadas hace seis años, y vino del que únicamente han elaborado 2.523 botellas. El objetivo, mostrar la singularidad de la variedad. Hizo la fermentación en una tina de cemento, y ha tenido una posterior crianza de  más de 6 meses en fudre francés de 2000 litros. Presenta notas de fruta madura, recuerdos de caramelo de fresa (palote), notas especiadas, de montebajo y cierto toque herbáceo. En boca es sabroso, fresco, con amplitud y recorrido en el paso. Este vino es la más reciente creación de la casa dentro de su gama de vinos artesanales y que se caracterizan por producciones muy limitadas. 

De la riojana Vivanco es la siguiente novedad, Vivanco Brunes 2019(16 €). Un estreno que sale como «vino de municipio» pues es una de las categorías admitidas por la denominación cuando  se ha elaborado sólo con uvas procedentes de esa localidad, y la elaboración, crianza y embotellado también tienen lugar en ese municipio. En su caso procede del pueblo de Briones, de una selección de dos parcelas trabajadas en ecológico, y se compone de tempranillo con un 10% de maturana, variedad de la que Bodegas Vivanco es el mayor cultivador. Una parte ha permanecido un año en roble francés y la otra en depósitos de hormigón y de acero inoxidable hasta su ensamblaje. El resultado: fruta fresca, aromas florales, piel de naranja, especias dulces, con una boca fina, golosa, equilibrada y fresca persistencia. Como curiosidad señalar que su nombre, Brunes, refiere como se conocía Briones durante el medievo. Además, la imagen del vino está inspirada en el sacacorchos Red Devil, diseño americano de Gerald Youhanaie, registrado en 1985 y que pertenece a las colecciones visitables del Museo de la Cultura del Vino de Vivanco.

El siguiente es uno de los tintos de la firma vallisoletana Prieto Pariente, aunque el vino procede de la Sierra de Gredos. Los Confines 2018 (29,50 €) es un monovarietal de garnacha de dos viñas viejas asentadas en Cebreros y San Bartolomé de Pinares (Ávila), a más de mil metros de altitud y sobre suelos de pizarra y granito. La filosofía de esta joven casa (proyecto de los hermanos Martina e Ignacio Prieto Pariente), recuperar y rescatar viñedos destinados a desaparecer, lo que por supuesto condiciona sus limitadísimas producciones; del vino que nos ocupa han salido 3.506 botellas. Tras hacer la fermentación maloláctica en barricas francesas, ha tenido una crianza de 11 meses en ese mismo roble de 500 litros. Un vino balsámico, frutal, con notas de hierbas aromáticas, de montebajo, recuerdos minerales. Carnoso en la boca, jugoso, con una fresca acidez, equilibrado y con recorrido. 

Finca Matambres 2017(21 €) es una de las elaboraciones de Bodegas Monteabellón, casa familiar de la Ribera del Duero burgalesa que está celebrando este año su 20 aniversario en Nava de Roa, donde se localiza. Con un viñedo distribuido en tres zonas en función de la altitud, el tempranillo con el que elaboran esta marca se sitúa en la zona media, con una altura supera los 800 metros (hasta los 830) y sobre suelos arcillo-calcáreos que favorecen la retención de agua y nutrientes y por ende vinos de mayor concentración frutal, expresivos y con cuerpo. Es el caso de este Matambres 2017, con una crianza de 20 meses en barrica (80% francesa y 20% americana) y que presenta aromas de frutas maduras, notas especiadas, cremosas, recuerdos de café. Un vino amplio, goloso, con una frescura que va ‘creciendo’ en la copa y al final un toque amargo, nada molesto, que contribuye a su persistencia. 

Y para terminar un buen representante del Bierzo que elaboran en Dominio de Tares, Bembibre 2017(24 €). Un vino elaborado con uvas de mencía en vaso de viñas de más de 80 años, a unos 700 metros de altura y sobre suelos que tienen arcilla, caliza y pizarra. Realizó la fermentación maloláctica en barrica y después tuvo una crianza en roble francés de 15 meses. Este berciano es un atractivo tinto, con unas notas de frutos negros maduros, aromas cremosos, balsámicos, recuerdos minerales, con volumen en la boca, buena acidez, especiado, fluido en el paso y buena persistencia frutal.  

LOS VINOS SELECCIONADOS RESPONDEN, EXCLUSIVAMENTE, A UN CRITERIO PROFESIONAL.

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