El turrón de Jijona se reivindica y aspira a lograr su día internacional
Aunque los alicantinos son los más consumidos, en los últimos tiempos han surgido recetas ‘creativas’
La inventiva culinaria demuestra no tener límites, si bien a priori los emparejamientos con turrón que van apareciendo suenan algo locos. ¿Turrón de torreznos? ¿Chupa chups? ¿Donuts? ¿Con virutas de jamón?… Son reinterpretaciones, algunas de lo más extravagante, que han provocado ya la reacción desde la cuna del turrón, Jijona, en Alicante, donde se han puesto en pie de guerra desde el mismo consejo regulador de las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) de Jijona y Alicante contra estas ocurrencias defendiendo una tradición que se remonta a más de cinco siglos de historia frente a esos ‘variopintos’ sabores que surgen en cada Navidad.
El argumento principal que esgrimen es que no se puede considerar como turrón cualquier combinación que se aleje de la receta tradicional con la inclusión de ingredientes y sabores que no forman parte de ella. «Es una mera ocurrencia para turistas desinformados», declaraban tajantes desde el organismo regulador hace unos días en una entrevista en el diario El País. Conocida la posición, el Consejo Regulador IGP Jijona y Turrón de Alicante ha manifestado en sus redes sociales que esto no es una guerra sino que «se trata de llamar a cada cosa por su nombre y no confundir al consumidor. Es importante saber lo que se compra y lo que se come».
De Jijona las clásicas tabletas de turrón blanc, y de Alicante las del duro. Son las tradicionales presentes en todos los hogares españoles. Almendra, miel y azúcar en esencia, son los ingredientes básicos que en las cantidades adecuadas y bien mezclados conquistan a cualquier goloso que se precie. Un producto que disfruta de muchísima fama, del que se venden decenas de millones cada año y por lo que, denunciaba el portavoz del Consejo, Federico Moncunill, en la referida entrevista, esas llamativas y novedosas combinaciones pretenden aprovecharse del tirón de sus turrones. Y es que los más puristas consideran que son los de Jijona y Alicante los únicos merecedores de ser identificados como turrones.
Historia y orígenes del turrón
Lo cierto es que una larga historia los avala. Desde tiempos inmemoriales los almendros y panales de miel que abundan en los campos de la alicantina Jijona vienen dando mucho trabajo a su población y acreditada fama a sus turrones. Hay que remontarse por lo menos cinco siglos pues de entonces datan los primeros documentos históricos que hablan de la presencia de estos dulces en los mercados.
Desde el siglo XVI en este pueblo la almendra (Marcona, la mejor para hacer turrón) que se recoge se mezcla con clara de huevo, miel y azúcar, un proceso que concluye en las tabletas de turrón que cualquiera reconocemos. Es más, en aquellos años era un dicho muy escuchado el de «en todas las casas de Jijona huele a miel» porque en cada una de ellas se aprovechaban esas buenas materias primas que tenían a la mano para hacer turrón. Por cierto, parece que el azúcar se incorpora más tarde, a partir del siglo XVIII coincidiendo con la plantación masiva de caña de azúcar en América.
No obstante, es incuestionable el origen árabe. Fue en Al-Andalus donde almendra y miel protagonizaban numerosos dulces dada su costumbre de mezclar frutos secos con miel. Luego, el clima ibérico afianzó el cultivo de la almendra y del desarrollo de la apicultura y el turrón parece alcanzar la fama alrededor del siglo XV.
A la espera de su día internacional
En cuanto a testimonios escritos, hay uno localizado en Alicante, fechado en 1582, en el que se dice que «de tiempo inmemorial, Jijona acostumbra, para fiestas de Navidad, pagar (…) parte en dineros y parte en un presente que se les da, de una arroba de turrones (…)». Y es que era tal la industria creada en torno al turrón que en aquellas épocas los turrones también se utilizaban como pago en lugar del sueldo. Valorando además el suplemento energético que suponía tanto para la alimentación de los ejércitos como para las largas jornadas de trabajo en el campo.
Es por tanta tradición histórica que les avala que Jijona reclama que la Unesco declare oficialmente el 7 de noviembre como el Día Mundial del Turrón. Una iniciativa impulsada en 2021 por el Ayuntamiento y el Consejo Regulador de la IGP Jijona y Turrón de Alicante que cuenta con el apoyo de varias instituciones entre las que se cuenta la Generalitat Valenciana.
Los alicantinos copan la demanda
En lo que respecta a su consumo, si bien en la actualidad se puede comprar turrón todo el año son las semanas de Navidad y previa las de su principal demanda. Cuentan a este respecto que el hecho de convertirse en dulce emblema navideño se puede deber a que se reservaba para ocasiones especiales, pues tanto los ingredientes como su elaboración no son económicos. Pero añaden que esa fabricación del turrón coincidía con los meses otoñales en que los agricultores cesaban sus trabajos en el campo por lo que ocupan ese tiempo haciendo turrón antes de la llegada del invierno, momento que coincidía además con el excedente de almendra con lo que era una manera de encontrarle salida.
De regreso al presente, ya hemos adelantado que el duro (con las almendras enteras) y el blando son los turrones tradicionales y más consumidos. El primero conocido como turrón de Alicante porque al principio es donde se dio la mayor concentración de elaboradores, y el blando, de Jijona, por el liderazgo del municipio en su producción. Reconocida el protagonismo de estas localidades, también hacen turrón en la provincia de Lérida, Toledo y en tierras aragonesas, aunque tengan menos predicamento dado su también menor producción y fama. Eso sí, merece ser reconocido el pueblo catalán de Agramunt, en la comarca leridana de Urgell, de larga tradición y de donde también salen muchos turrones en esta época del año e incluso tienen su propia indicación geográfica protegida (IGP).
Direcciones de buen turrón
A partir de aquí, y siempre reconociendo que este tipo de selecciones son los que están pero faltan otros tantos de los que son, algunos de los establecimientos de referencia para adquirir turrones artesanos y de calidad. Tiendas ubicadas en sus plazas más destacadas pero también alguna de las indispensables cuando de recomendar se trata. Empezando por el último municipio catalán referido, Agramunt, allí se encuentra Torrons Vicens como dirección imprescindible y donde se localiza la casa madre pues ahora disponen de bastante locales repartidos por el país. En la capital, Barcelona, entre las que destacan se encuentra Casa Colomina con dos establecimientos (Gran de Gracia, 57 y Carrer de la Cucurulla, 2).
Obvio resulta que sea en tierras alicantinas donde más hay para elegir y comprar, y ahí están algunas de las que se congregan en Jijona y con larga tradición: Turrones el Artesano (Pol. Ind. El Espartal, 1. CV- 800); Hijos de Manuel Picó (Pol, Ind. de Segorb. C/ Santa Bárbara 1ª Nave), Turrones La Colmena (Pol. Ind. Revolta de la Paella CV-800 km 14), Primitivo Rovira e Hijos (Avenida Constitució, 15), Ana Sirvent (Carrer del Vall, 10), El Obrador de Sirvent (Josep Belda, 4)… cualquiera de ellas al alcance en un mero clic.
Y para terminar, tres incuestionables direcciones, dos en Madrid y una en Santander. En la capital, Casa Mira (Carrera de San Jerónimo, 30) y El Riojano (Calle Mayor, 10), y junto a ellas Monerris, en la ciudad cántabra donde cuentan con dos locales, uno en la calle Amós de Escalante, 8 y el otro en la Plaza del Cuadrado, 2. Elegir cualquiera de todas ellas, una buena elección.