Cinco vinos manchegos que pueden sorprender… también por manchegos
Porque el territorio vitivinícola de Castilla-La Mancha es mucho más grande que esas zonas por todos conocidas
La región manchega como espacio vitícola es la más extensa y productiva de toda España y se hacen vinos en muchas zonas de las cinco provincias que la conforman. Su nexo común, el territorio pero, a partir de aquí, hay una gran variedad de elaboraciones, reflejo de los distintos perfil de bodegueros, viticultores y enólogos que se pueden encontrar, y muchísimos de ellos vinos ajenos a las dos más conocidas denominaciones (Valdepeñas y La Mancha) porque son también las que tienen peor fama. La realidad de los hechos lo confirma. Son mayoría los nuevos proyectos para los que no tienen interés alguno llegar al mercado bajo su nombre, un recelo que lleva a la mayor parte a decidir que sus vinos vayan etiquetados como Vino de la Tierra (VdT), una indicación geográfica protegida (IGP) que les supone un plus cualitativo de cara a la competencia y los mercados.
Ésta es una opción, la otra es salir arropados por otra de las distintas denominaciones manchegas, Uclés, Manchuela, Almansa, Méntrida, Ribera del Júcar… si es que las bodegas se sitúan en sus zonas de acción. De otro modo, pues eso, se van a Vino de la Tierra como figura que les aporta mayor prestigio y reconocimiento, como bien señalan tantos profesionales de los que operan en el territorio. Basta con mirar a muchos de los vinos con más repercusión de Castilla-La Mancha, como son los de Más que Vinos; Mano a Mano; Dehesa de los Llanos, Finca Constancia, Vinícola de Castilla o Los Aljibes, entre otros muchos. Fue en 1999 cuando las Cortes castellano-manchegas aprobaron la IGP Vino de la Tierra de Castilla para favorecer, esgrimían, su identificación frente a los de DO. y los vinos de mesa, y la indicación ha tenido una gran acogida en la región por lo que se ha apuntado.
Pero Castilla-La Mancha, vinícolamente hablando, además reúne varias bodegas de renombre que han conseguido ser reconocidas como Pago con denominación de origen propia dadas las características particulares de sus pagos. Es el caso, de las DOP Vino de Pago Vallegarcía, Dehesa del Carrizal, Dominio de Valdepusa, Pago Florentino o Finca Élez y así hasta los once existentes en la región manchega en este momento.
Resumido, en líneas generales, su complejo panorama vinícola, he aquí cinco etiquetas muy diferentes, una de cada provincia manchega (Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo), que salen al amparo de figuras oficiales diversas.
Sotorrondero 2021 (19 €)
Bodegas Jiménez Landi. Méntrida (Toledo). DO Méntrida
Firma de referencia en la zona es una de las más jóvenes pues su andadura comenzó hace veinte años y con la vista puesta en poner en valor los viñedos viejos de garnacha. Otra casa que tiene en la altitud una de sus reseñables características pues tienen en Real de San Vicente viñas entre 750 y 900 metros lo que proporciona una estupenda frescura a los vinos, compensando además el grado alcohólico que suele dar la garnacha por estos lares. Luego, su trabajo se rige por la mínima intervención. Sotorrondero (nombre de un paraje en el pueblo de Méntrida) es una combinación de garnachas de Real de San Vicente y un 30% de uvas de syrah de Méntrida. En la elaboración el 60% de la uva va con raspón y el vino tuvo una crianza de diez meses en barricas francesas de gran volumen (500 y 3.000 litros). Fragante, fresco, con aromas de frutillos silvestres, hierbas de monte, especias, infusiones. Sabroso, con cuerpo, muy frutal y con una amable tanicidad fruto del raspón y que le aporta recorrido.
Los Bobalistas Clásico 2022 (19 €)
Bodegas Illana, Pozoamargo (Cuenca). DO Ribera del Júcar
Es uno de los nuevos vinos de la recién estrenada gama «Bobalistas» con la que esta bodega familiar rinde homenaje a la singularidad de la mediterránea uva bobal. Éste Clásico es una de las cuatro referencias que conforman esta nueva línea de vinos (dos tintos, un blanco y un rosé) que se suma a la ya existente Illana. Todos sus vinos tienen certificación ecológica y proceden de viñas a unos 750 metros de altura sobre suelos arcillo-calcáreos. Y este bobal está elaborado en acero inoxidable, sin contacto alguno con madera. Un tinto muy frutal (frutas rojas), con aromas de palote, destacada frescura, y equilibrado en la boca, sedoso en el paso, fácil de beber.
Cerro del Lobo 2020 (27,50 €)
Finca Río Negro. Cogolludo (Guadalajara). VT Castilla
Con la familia Fuentes al frente, en esta bodega llevan más de dos décadas recuperando la tradición vitivinícola en el municipio. Su primer viñedo data de 1998, plantado a una altura poco habitual (950-1000 metros) en una finca donde, desde los sesenta, se había arrancado la viña en favor del cereal y la ganadería. Localizados junto a los populares pueblos de la arquitectura negra, ahora reúnen ya más de 40 hectáreas de viñedo y Cerro del Lobo, nombre de la parcela de la que procede sita en una pronunciada ladera, está elaborado con syrah y ha pasado un año en roble francés. El vino es expresivo, profundo, con aromas de fruta negra, flores (violetas), especias, toques balsámicos y notas de su paso por madera (tostados, vainilla). En boca resulta sabroso, con volumen, fresco y con larga persistencia.
Vallegarcía Viognier 2021 (26,50 €)
Pago de Vallegarcía. Retuerta del Bullaque (Ciudad Real). DO Pago Vallegarcía Vino de Pago
Hace cinco años que el excepcional viñedo de Vallegarcia fue declarado Pago con el reconocimiento de una Denominación de Origen Protegida. Una bodega que dispone de 50 hectáreas en los Montes de Toledo, a 850 metros de altura, sobre suelos pobres, en el área de influencia del Parque Nacional de Cabañeros. Este monovarietal de la francesa viognier fue el primer vino que elaboró la bodega y el único blanco que hacen en la casa. Sin duda, uno de los iconos de la bodega. Fermentado el 20% en barrica francesa, el vino tiene una posterior crianza en madera de seis meses con sus lías. Expresivo e intenso en aromas, presenta notas de fruta de hueso, junto a frutas exóticas, flores blancas, hierbas aromáticas, recuerdos cítricos (pomelo) y toque cremoso. Boca con volumen, glicérica y un frescor amargo que permanece en el paso.
Enclave de Los Aljibes 2017 (22,50 €)
Finca Los Aljibes. Chinchilla de Montearagón (Albacete). VT Castilla
La Bodega Los Aljibes se encuentra en la misma finca que le da nombre y que comparte con instalaciones para eventos o con la yeguada de pura raza española que tienen los propietarios. Pero la bodega, construida en 2003, es una casa de campo típica manchega rodeada de viñas, en concreto 178 hectáreas, cultivadas a casi mil metros de altitud sobre suelos calizos, pobres en materia orgánica. Un espacio donde tienen un amplio repertorio de variedades entre nacionales y francesas. Pero además cuentan con un viñedo único a pocos kilómetros de las casas donde trabajan con cepas viejas de monasterial (80 años) y es de donde procede este tinto Enclave. Con una crianza de un año en depósitos de roble francés de 400 litros, donde antes ha fermentado, presenta aromas de fruta madura, balsámicos y recuerdos minerales. Luego, la boca es jugosa, fluida y amable en el paso.
LOS VINOS SELECCIONADOS RESPONDEN EXCLUSIVAMENTE A UN CRITERIO PROFESIONAL Y DE CALIDAD