¿Cómo hacer tomate en conserva al baño María en casa?
Si los botes están cerrados herméticamente aguantan medio año y con el beneficio extra de no tener conservantes
Tomate en conserva. | (Unsplash)
Hacer tomate en conserva en casa es una forma excelente de aprovechar la temporada de tomates frescos y disfrutar de su sabor durante todo el año. Además, es relativamente sencillo y solo necesitarás un poco de paciencia y cuidado al cerrar los botes. Así tu conserva de tomate aguantará el mayor tiempo posible.
La conserva de tomates te permite disfrutar de este ingrediente tan versátil cuando ya no están en temporada. Además, puedes controlar los ingredientes, evitando conservantes artificiales y manteniendo un sabor fresco. Pero recuerda que para hacer una buena conserva no solo es necesario disponer de tomates de calidad, sino también de frascos de cristal con tapa metálica.
Receta del tomate en conserva al baño María
Receta del tomate en conserva al baño María
Ingredientes
- 2 kilos de tomates
- 7 frascos de vidrio con tapa metálica
- 1 hoja de albahaca
- 1 litro de agua
- 1 pizca de sal
Elaboración paso a paso
- Esterilizar los frascos.
- Cocer los tomates.
- Pelar y retirar las semillas de los tomates.
- Introducir los tomates en los frascos y aderezar.
- Poner los frascos al baño María.
Ingredientes y utensilios necesarios
Necesitarás dos kilos de tomates maduros (preferentemente de variedad Roma o similar), una cucharadita de sal, hojas de albahaca, agua, frascos de vidrio con tapas herméticas (preferiblemente de 500 mililitros o un litro), una olla grande, un cuchillo afilado, una cuchara o espátula de madera, paños de cocina limpios, pinzas o guantes para manipular los frascos calientes, y un embudo.
Modo de elaboración paso a paso detallado
Selecciona tomates bien maduros, firmes y sin manchas. Es importante que estén en su punto óptimo de maduración para que el sabor sea el mejor posible. Si es posible, opta por tomates ecológicos o de cultivo local, ya que suelen tener un sabor más intenso.Este paso es clave para asegurar que la conserva sea segura para su almacenamiento a largo plazo. Lava bien los frascos y sus tapas con agua caliente y jabón.
1. Esterilizar los frascos
En una olla grande, coloca los frascos y cúbrelos completamente con agua. Lleva el agua a ebullición y deja hervir durante diez minutos para esterilizar los frascos. Las tapas deben esterilizarse aparte o dentro de la misma olla, pero asegúrate de que no toquen directamente el fondo de la olla. Una vez esterilizados, retira los frascos con pinzas o guantes y colócalos boca abajo sobre un paño limpio para que se sequen al aire.
2. Hervir los tomates
Mientras tanto, realiza pequeños cortes en forma de cruz en la base de los tomates. Este paso facilitará el pelado. Introduce los tomates en el agua hirviendo durante 30 ó 60 segundos, o hasta que veas que la piel comienza a despegarse. Retira los tomates del agua hirviendo y colócalos inmediatamente en un recipiente con agua fría o con hielo para detener la cocción. Después de unos segundos, la piel se desprenderá con facilidad.
3. Pelar los tomates
Una vez que los tomates estén fríos, pela la piel con las manos o con un cuchillo si es necesario. Corta los tomates en trozos medianos o pequeños, según prefieras. Si no te gustan las semillas, puedes eliminarlas, aunque no es un paso obligatorio. Y coloca los tomates pelados y troceados dentro de los frascos esterilizados, dejando aproximadamente un centímetro de espacio libre en la parte superior del frasco.
4. Aderezar los tomates
Añade una pizca de sal en cada frasco para ayudar a conservar el tomate y realzar su sabor. Si te gusta el toque aromático de la albahaca, puedes añadir una hoja de albahaca fresca en cada frasco, pero esto es opcional. Y presiona ligeramente los tomates con una cuchara para eliminar las burbujas de aire. Una vez llenos, asegúrate de limpiar bien el borde de los frascos antes de colocar las tapas. Asegura las tapas sin apretar demasiado.
5. Poner al baño María
Coloca los frascos llenos en una olla grande con agua caliente, asegurándote de que estén completamente cubiertos de agua. Lleva el agua a ebullición y deja hervir durante 40 minutos para frascos de 500 mililitros o 50 minutos si los frascos son de un litro.
Cuando los frascos estén completamente fríos (esto puede llevar varias horas), verifica el sellado. Presiona el centro de la tapa: si no se hunde ni emite ningún sonido, el frasco está bien sellado. Si la tapa se hunde, no está sellado correctamente y deberías refrigerar ese frasco y consumirlo en los próximos días.
Guarda los frascos en un lugar fresco, seco y oscuro. Bien sellados, pueden durar hasta un año. Una vez abierto, el contenido debe refrigerarse y consumirse en un plazo de una semana.
