Ni Chamberí, ni Ponzano: esta es la zona de Madrid donde se comen las mejores tapas
Casa Ciriaco con la pepitoria de gallina, El Bierzo con el hígado encebollado o bien Casa Toni y su oreja a la plancha
Madrid, la vibrante capital española, es mucho más que un simple destino turístico. Es un paraíso para los amantes de la gastronomía, y en especial, para aquellos que buscan deleitarse con las exquisitas tapas. Imagina recorrer sus históricas calles, dejando que el aroma del jamón ibérico y el sofrito te guíe hacia tabernas centenarias y bares de moda. Cada rincón de la ciudad esconde un tesoro culinario, desde las croquetas cremosas hasta los callos a la madrileña.
Casa Ricardo
En el corazón de Argüelles, custodiado por paredes adornadas con pinturas taurinas y azulejos, se esconde un tesoro gastronómico que lleva casi un siglo deleitando paladares. Casa Ricardo es mucho más que un restaurante; es un viaje en el tiempo a la España más auténtica.
Sus mesas, testigos de innumerables conversaciones y celebraciones, nos invitan a saborear platos emblemáticos como el rabo de toro, deshecho y lleno de sabor, o las migas manchegas, un bocado de la tradición castellana. Con cada bocado, nos sumergimos en una atmósfera cálida y acogedora, donde la historia y la buena cocina se dan la mano.
Casa Alberto
En las mismas paredes que alguna vez albergaron al insigne Miguel de Cervantes, se encuentra Casa Alberto, una joya gastronómica que ha resistido el paso del tiempo desde 1827. Esta taberna centenaria, con su aura histórica y su cocina tradicional, es un auténtico viaje en el tiempo.
Sus recetas, como los callos, el bacalao a la madrileña y el célebre rabo de buey, son un homenaje a la cocina española de antaño y han convertido a Casa Alberto en un referente de la gastronomía madrileña. Con un sol Repsol y el cariño de generaciones de comensales, este rincón castizo sigue siendo un lugar de encuentro para quienes buscan el sabor auténtico de Madrid.
Casa Ciriaco
En el corazón de la histórica calle Mayor, como un relicario que guarda los secretos de la ciudad, se encuentra Casa Ciriaco. Fundada a finales del siglo XIX, esta casa de comidas ha sido testigo mudo de los cambios y evoluciones de Madrid. Sus paredes, adornadas con fotografías que susurran historias del pasado, albergan un ambiente acogedor y tradicional.
Con cada bocado de sus platos emblemáticos, como los callos a la madrileña o la exquisita pepitoria de gallina, se hace un viaje en el tiempo. Sus salones han sido escenario de tertulias literarias, de reuniones familiares y hasta de visitas de la realeza, convirtiendo a Casa Ciriaco en un auténtico referente de la gastronomía madrileña.
La Nieta
En el corazón de Chueca, el bullicioso barrio madrileño, se esconde un verdadero tesoro gastronómico. Desde 1985, este acogedor mesón de origen segoviano ha cautivado a los madrileños y visitantes por igual con su ambiente familiar y su cocina casera.
El característico mantel rojo a cuadros y la decoración tradicional te transportan a un rincón de España donde el tiempo parece haberse detenido. Aquí, podrás disfrutar de platos clásicos elaborados con productos frescos y de calidad, en un ambiente relajado y auténtico.
El Bierzo
Desde 1971, El Bierzo ha sido un refugio para los amantes de la cocina tradicional madrileña. Con más de medio siglo de historia, este acogedor restaurante de Chueca nos transporta a otra época, donde la comida casera y el trato cercano eran la norma.
Su chef, con una experiencia de casi 70 años entre fogones, sigue deleitando a sus clientes con platos clásicos como las acelgas al ajoarriero, los riñones al jerez y el hígado encebollado. Un lugar donde el tiempo parece haberse detenido y donde la honestidad y la tradición se unen para ofrecer una experiencia gastronómica única.
Casa Toni
Adentrarse en «Casa Toni» es como adentrarse en un museo taurino. Los muros, rebosantes de carteles y fotografías, cuentan la historia de una pasión compartida. La barra, un altar de la gastronomía madrileña, exhibe con orgullo sus tesoros: riñones, callos, zarajos, mollejas…
Pero si hay un rey en este reino de las vísceras, ese es sin duda la oreja a la plancha. Crujiente por fuera, melosa por dentro, con un punto justo de ajo y perejil, y una salsa brava que despierta los sentidos. Es una experiencia que marca. Y es que en «Casa Toni» no solo se come bien, se vive una tradición. La atención es cercana, el ambiente acogedor, y la sonrisa de los camareros es la guinda perfecta para una experiencia inolvidable.
El Quinto Vino
Detrás de la fachada del «Quinto Vino» se esconde un auténtico tesoro gastronómico. Luis Roldán, con su alma de tabernero, ha creado un espacio donde la tradición y la innovación se dan la mano. La carta, fiel a las raíces de la cocina española, nos deleita con platos caseros como los callos, el rabo de toro o las albóndigas, elaborados con productos de primera calidad.
Pero si hay algo que ha convertido a este local en un referente gastronómico, son sin duda sus croquetas. Una receta familiar, elaborada a diario por Doña Esperanza, que ha conquistado el paladar de los madrileños más exigentes. Con un relleno cremoso y un rebozado crujiente, estas croquetas son una auténtica obra de arte culinaria.