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Gastronomía

Los cinco platos que no te puedes perder si visitas Galicia

Si este verano te vas de vacaciones a tierras gallegas no olvides probar las mejores recetas de su gastronomía

Los cinco platos que no te puedes perder si visitas Galicia

Platos gallegos. | Canva

Galicia, en el noroeste de España, es una zona con una tradición culinaria única. Aquí, la comida es cultura y símbolo de identidad. Por eso, sus productos frescos, su clima húmedo y su historia han dado lugar a una gastronomía que mezcla la sencillez campesina con la calidad del marisco del océano Atlántico.

Quien pone un pie en Galicia descubre rápido que los sabores son intensos. Desde las aldeas hasta las ciudades costeras, los platos se elaboran con ingredientes locales y recetas transmitidas de generación en generación. Si vas a visitar esta región, hay cinco recetas que simplemente no puedes dejar pasar.

Pulpo a la gallega. iStock
Pulpo a la gallega. iStock

1. Caldo gallego

El caldo gallego es el plato por excelencia en los fríos inviernos gallegos. Se prepara con grelos o nabizas (hojas tiernas de nabo), patatas, alubias blancas y, a menudo, un toque de chorizo o panceta. La receta básica consiste en cocer primero las alubias hasta que estén tiernas, añadir las patatas cortadas en dados y, cuando estén casi listas, incorporar las verduras troceadas y la carne para que suelten sabor.

Su origen es humilde, vinculado a la dieta campesina. Durante siglos, el caldo gallego fue una comida cotidiana para labradores y familias rurales, que aprovechaban productos de la huerta y algún embutido casero. Hoy sigue siendo un plato emblemático, servido tanto en casas familiares como en restaurantes de renombre.

2. Empanada gallega

La empanada gallega es una masa fina rellena que se hornea hasta quedar dorada y crujiente. La masa se elabora con harina, agua, sal, levadura y aceite o manteca de cerdo. El relleno puede variar, una vez extendida la masa, se cubre con el guiso, se sella con otra capa de masa y se hornea hasta que desprenda su inconfundible aroma.

Este plato tiene raíces medievales. Se cree que surgió como una forma práctica de transportar comida: los peregrinos del Camino de Santiago llevaban empanadas porque se conservaban bien y eran fáciles de comer sin cubiertos. Con el tiempo, cada zona de Galicia ha desarrollado su propia versión, pero todas comparten la esencia: buen producto y sabor casero.

3. Lacón con grelos

El lacón con grelos es un plato típico del carnaval gallego, aunque se consume durante todo el invierno. Se elabora cociendo lacón (parte delantera del cerdo curada en sal), grelos, chorizos y patatas. Primero se desala el lacón sumergiéndolo en agua durante varias horas o incluso un día. Luego se cuece lentamente junto con chorizos, se añaden patatas enteras y finalmente los grelos, que aportan su característico sabor ligeramente amargo.

Su origen está ligado a la matanza del cerdo, una tradición rural esencial en Galicia. Nada se desperdiciaba: el lacón era una pieza valorada que se curaba para poder consumirse meses después. Esta receta es símbolo de abundancia y celebración, especialmente en las fechas previas a la Cuaresma, cuando la carne dejaba de comerse por motivos religiosos.

4. Pulpo a la gallega

También conocido como pulpo a feira, este plato es sencillo pero requiere maestría. El pulpo se cuece en agua sin sal, preferiblemente en una olla de cobre, hasta alcanzar el punto justo de ternura. Después se corta en rodajas y se sirve sobre un plato de madera, aliñado con sal gruesa, pimentón (dulce o picante) y un chorro de aceite de oliva.

El origen del pulpo a la gallega está vinculado a las ferias rurales, donde los pulpeiros lo preparaban para los asistentes. El marisco llegaba desde las rías y se cocinaba al momento, creando un plato festivo y popular. Hoy es imprescindible en cualquier romería, fiesta patronal o feria gastronómica gallega.

5. Pimientos de Padrón

Pequeños, verdes y famosos por su imprevisibilidad: unos pican y otros no. Los pimientos de Padrón se fríen enteros en aceite de oliva hasta que su piel se arruga ligeramente, y luego se espolvorean con sal gruesa. Se sirven como tapa o acompañamiento y son perfectos para compartir.

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Su origen está en el municipio de Padrón, en la provincia de A Coruña. Fueron traídos en el siglo XVI por frailes franciscanos desde América y cultivados en los huertos de los conventos. Con el tiempo, se convirtieron en una especialidad local. Hoy gozan de Denominación de Origen Protegida, lo que garantiza su calidad y autenticidad.

Y es que, la gastronomía gallega invita a sentarse a la mesa con calma y disfrutar. Estos cinco platos no son solo comida: son tradición, identidad y un homenaje a la tierra y el mar gallegos.

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