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Salen los trapos sucios del imperio Playboy: violaciones, prostitución, drogas y suicidios

Un documental sobre el imperio fundado por Hugh Hefner está sacando a la luz episodios sobre lo que ocurría en las mansiones

Playboy

La mansión Playboy no era tan glamourosa como el público creía. Al menos, eso es lo que se desliza en la docuserie Secrets of Playboy, de A&E, que cuenta con testimonios de exempleados de la casa y de muchas mujeres que fueron ‘conejitas‘ del imperio. Estas chicas eran alojadas en clubes de la casa, con promesas de fama, dinero y trabajos en el mundo de la moda y el cine. Al final, lo prometido nunca llegaba, y mientras tanto eran una diversión para los hombres ricos que acudían a verlas.

Las drogas, la prostitución, los abusos sexuales, las violaciones y las agresiones físicas eran, según los entrevistados, habituales en el funcionamiento de los clubes de Playboy. El fundador de la casa, Hugh Hefner, ya no podrá defenderse de todo esto, ya que murió en 2017 a la edad de 91 años.

Hugh Hefner

Las afirmaciones que se han hecho en la docuserie ‘Secrets of Playboy’

El imperio Playboy creado por Hefner está quedando en entredicho en esta serie de diez capítulos, que contiene acusaciones de presuntas irregularidades cometidas durante décadas por parte del fundador y de sus socios. A pesar de ello, y tal y como reza el propio documental, «la gran mayoría de las denuncias no han sido objeto de investigaciones o cargos penales, y no constituyen prueba de culpabilidad».

Te contamos, a continuación, las acusaciones y testimonios que se han vertido en los tres capítulos que lleva la serie en antena.

«Ataron a dos conejitas para sodomizarlas»

En el tercer episodio, emitido el 31 de enero, PJ Masten, quien trabajó en seis clubs de Playboy entre 1972 y 1982, asegura que en esa década hubo muchas mujeres silenciadas.

«En los diez años que trabajé para Playboy, me atrevería a decir que probablemente hubo entre 40 y 50 mujeres jóvenes que fueron silenciadas por la casa debido a violaciones, abusos sexuales… Hefner no no quería que la Policía de Los Ángeles se le echara encima», asegura.

«Dos conejitas jóvenes estaban en la casa de Don Cornelius [un presentador], separadas en dos habitaciones. Ambas se encontraban atadas. Había objetos de madera con los que las sodomizaban», añade. El hijo de Cornelius, Tony Cornelius, aseguró a la revista People que el testimonio de Masten poco tiene que ver con la realidad.

PJ Masten cuando era conejita Playboy

«Las conejitas fueron drogadas y violadas, y lo grabaron en vídeo»

También en el tercer episodio, Suzanne Charneski, que fue conejita Playboy de 1979 a 1982, asegura que «un grupo de conejitas del Playboy Club ubicado en Great Gorge, Nueva Jersey, fueron drogadas y violadas. Y las grabaron en vídeo. Las mantuvieron allí durante un par de días y luego las liberaron. Les dijeron si contaban lo ocurrido a alguien, esas grabaciones saldrían a la luz y su carrera y su vida acabaría».

Fueron drogadas y violadas. Y las grabaron en vídeo. Las mantuvieron allí durante un par de días y luego las liberaron.Les dijeron si contaban lo ocurrido a alguien, esas grabaciones saldrían a la luz y su carrera y su vida acabaría

«Era una secta»

Holly Madison, una de las muchas novias que tuvo Hefner entre 2001 y 2008, confiesa en el segundo capítulo del documental que el fundador de Playboy no quería nunca usar protección, y que cuando ella no estaba por la labor de mantener relaciones sexuales, él la obligaba.

Además, reflexiona sobre por qué tanto ella como otras chicas aguantaron tanto y no salieron antes de aquel presunto infierno: «Realmente creíamos que Hef(ner) era un buen hombre. (…) Era como una secta, pues nos aislábamos del mundo exterior. Te animaban a que no invitaras a tus amigos ni a nadie conocido. Y no se te permitía irte».

Pensaba que si me iba publicarían un montón de pornografía mía, para vengarse. Cuando salía con Hefner, nos grababa y fotografiaba a todas las chicas

Madison también narra que una vez se cortó su largo cabello para diferenciarse un poco del resto de conejitas, y que Hefner se puso de los nervios hasta el punto de decirle que parecía «vieja y barata»: «Creo que quería que todas fuésemos clones, que no hubiera diferencias entre una y otra».

Y ¿por qué Madison no se fue si tan mal lo estaba pasando? Según ella, por miedo: «Pensaba que si me iba publicarían un montón de pornografía mía, para vengarse. Cuando salía con Hefner, nos grababa y fotografiaba a todas las chicas. Imprimía como ocho copias para él», cuenta la mujer, quien habló por primera vez sobre su relación en su libro Down the Rabbit Hole: Curious Adventures and Cautionary Tales of a Former Playboy Bunny, publicado en 2015.

Holly Madison es la primera por la izquierda

«Hubo muchas mujeres que se suicidaron»

Jennifer Saginor creció en una mansión Playboy porque su padre, el Dr. Mark Saginor, era el médico de cabecera de Hefner. Ahora cuenta en el documental, en el primer capítulo, qué fue lo que vivió realmente.

«A medida que crecía, salía cada vez más de mi habitación. Tenía mucha curiosidad por saber qué estaba sucediendo en todas las habitaciones del final del pasillo. Y veía a algunas de estas chicas haciendo cosas que yo no sabía reconocer. Veía a hombres desnudos a su alrededor, en el suelo, a cuatro patas, estaban drogados. Me asusté mucho. Los hombres se reían, y solo recuerdo haber pensado que nunca quería ser como aquellas mujeres», cuenta.

«Las ‘conejitas’ habían sido preparadas y se les hizo creer que eran parte de esa familia. Y Hefner realmente creía que era el dueño de estas mujeres. Tuvimos conejitas que sufrieron una sobredosis, hubo otras que se suicidaron…», afirma Miki García, jefe de promociones de Playboy de 1973 a 1982.

Aún quedan siete capítulos por emitirse, y desde luego que no van a dejar a nadie indiferente.

1 comentario
  1. Athini_Glaucopis

    No es de extrañar que fuera Hugh Hefner, el fundador del imperio «Play Boy», el que financió (con los millones que obtenía de la pornografía) una campaña de prensa destinada a conseguir que se legalizara el aborto, y lo consiguió finalmente gracias a una historia esencialmente falsa (la supuesta víctima de una violación múltiple reconoció, años después, que jamás había sido violada y que jamás había querido abortar, pero que la habían utilizado unas abogadas feministas), que logró la tristemente famosa sentencia «Roe vs. Wade» de 1973.

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