Himar González, algo más que 'la chica de El Tiempo': así es cuando no está en Antena 3
La presentadora de El Tiempo de Antena 3 tiene un perfil discreto, pero un carácter extrovertido. Repasamos su vida personal, hobbies y su mayor susto
Himar González | Instagram
Himar González ha conseguido ganarse el cariño de la audiencia televisiva gracias a su labor al frente de El Tiempo de Antena 3. Esta belleza insular es la responsable de informarnos acerca de las condiciones climatológicas que el país va a experimentar a corto plazo. Sin embargo, el interés por conocer más aspectos de su vida es creciente. Y eso que ella no lo pone nada fácil. ¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre? ¿Tiene novio? Son solo algunas preguntas.
Himar nació en las idílicas Palmas de Gran Canaria hace 46 años. Es la hija única de sus padres, aunque es la pequeña de otros tres hermanos. En su casa se respiraba humildad y trabajo ya que su padre era un empleado de banca que tenía que doblar turno para llegar a fin de mes. Su alumbramiento, el 1 de junio de 1976, supuso que fuera la primera Himar registrada en todo el archipiélago.
En búsqueda de un sueño
Su formación académica estaba ligada a la meteorología, aunque antes probó suerte como actriz, fruto de su carácter extrovertida y facilidad comunicativa. No obstante, se matriculó en Ciencias Físicas en la Universidad de la Laguna (Tenerife), en la especialidad de Física Aplicada y de la Atmósfera. Su debut profesional tuvo lugar en la televisión autonómica de las islas.
Consciente de que las mejores oportunidades -a menudo- están en las grandes ciudades, Himar hizo las maletas y dejó su tierra para mudarse a Madrid. En la capital trabajó en todas las cadenas antes de fichar por Antena 3. Fue Presentadora de TVE y de Telecinco, en sustitución del mítico Mario Picazo.
Desde 2011, justo un año después de su llegada, forma parte del equipo de Informativos de la tercera cadena, donde se ocupa de dar El Tiempo durante la edición de fin de semana, con Matías Prats y Mónica Carrillo.
Los gustos y el corazón ‘bunkerizado’ de Himar González
Cuando los focos del plató se apagan, Himar González es una deportista multidisciplinar. Practica desde gimnasia rítmica a running, hípica, esquí, surf, yoga a natación. Gracias al movimiento y a una alimentación equilibrada (sin dietas restrictivas) ha logrado esculpir una estilizada silueta, camino de los 50. Además, le encanta la cocina y no duda en crear platos a su gusto.
El poco tiempo libre que tiene lo dedica a ver documentales de ciencia y de historia que mejoran su capacidad cultural. Además, en alguna ocasión ha confesado que le encanta el cine en blanco y negro. Como nota curiosa, cabe destacar que su mayor preocupación es el cambio climático del que tanto alerta, por sus sobrinos y por todas las generaciones que vienen detrás.
De su vida privada hay que hacer un capítulo aparte. Y no porque sea muy agitada, sino porque es todo un misterio. Himar González ha conseguido levantar un muro indestructible en torno a su intimidad. Se desconoce si tiene o no pareja, así como cuál es su círculo de amistades. La única vez que habló de esta faceta fue para asegurar que «en temas de corazón soy siempre de tiempos cálidos», en una entrevista con La Razón.
Donde sí es muy activa es en su cuenta de Instagram, donde goza del respaldo de 112.000 seguidores, un número digno de influencer.
El mayor susto de su vida
El año 2020 será siempre de infausto recuerdo por varios motivos, pero en su caso particular por vivir una auténtica pesadilla. La canaria sufrió la infección por parte de una bacteria que la dejó postrada en la cama de un hospital sin apenas poder moverse.
Así lo recuerda: «Comencé a encontrarme mal en el trabajo. Al día siguiente amanecí con 40 de fiebre, me hicieron la prueba de COVID y salió negativo. No conseguía bajar la fiebre con nada. Además, venía acompañada de muchos temblores y dolores fuertes. Tras 24 horas sin conseguir que la fiebre bajara de 40, ingresé en Urgencias, donde quedé ingresada en planta 11 días más». Afortunadamente, todo quedó en una mala experiencia y ya.
No obstante, Himar González tuvo que lamentar consecuencias derivadas de la enfermedad como la pérdida de cabello. No es baladí porque a punto estuvo de costarle la vida: «Es una infección que una vez que pasa a la sangre es muy peligrosa porque en 48 horas, aproximadamente, ya te despides de este mundo. Me dijeron que [si hubiese ido] 24 horas más tarde, no podrían haber hecho nada por mí».
