Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina acuerdan (al fin) su divorcio: todos los detalles
Un año y medio después de anunciar su separación, ya hay fecha y lugar para que Urdangarin y Cristina lo firmen
El divorcio de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin ha sido una de esas cosas que parecía no iba a llegar nunca. Pero lo imposible solo tarda un poco más. Por eso, las últimas informaciones apuntan en una dirección que cristalice en forma de acuerdo de divorcio rubricado, que es lo que siempre les ha faltado. ¿Cuándo será? ¿Dónde? ¿Qué repartos van a hacer? Contestamos a todo.
La hija de Juan Carlos I y su (todavía) marido han decidido estampar ya su firma en este documento que regulará todos los factores que emanan de su fallida unión conyugal. Era especialmente importante para ellos preservar el bienestar de sus hijos en común.
La fecha para poner fin al divorcio
Con todo y con eso, el consenso está ya más próximo que nunca: «No tienen prisa, pero antes de noviembre ya debería estar todo», comenta a Vanitatis un testimonio muy cercano a los que fueran duques de Palma. Se estima esa fecha como altamente probable, pero no se confirma. Sin embargo, lo que sí desliza el entorno de la expareja es que el día de la firma no se hará público y que la expareja tratará de mantenerlo en secreto. Siguen apostando por el hermetismo, una tónica dominante en la vida de la infanta.
El camino hasta llegar a este punto ha sido tortuoso por momentos. Ha habido varios aspectos que han frenado el que la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin estén ya divorciados oficialmente. Uno de ellos fueron las exigencias económicas que el exdeportista le solicitó a la madre de sus hijos. Él pedía una compensación que para los abogados de Cristina de Borbón estaban fuera de lugar.
¿Dónde van a firmarlo?
Anteriormente, se había apuntado que el lugar de la firma sería Ginebra (Suiza), pero finalmente será rubricado en Barcelona. El motivo responde a cuestiones meramente legislativas. El Código Civil de Cataluña incluye como principal forma de divorcio la separación de bienes, ya que las capitulaciones prematrimoniales no tienen validez. En este sentido, la ley catalana establece que, en caso de divorcio o separación, cada cónyuge mantiene su patrimonio, sin contraer deudas con la otra parte. Un notario estará presente el día ‘D’.
Sobre el patrimonio, pocas dudas hay al respecto. La infanta Cristina y e Urdangarin se tuvieron que deshacer de todos sus inmuebles a raíz de ser imputados en el Caso Nóos. Esto eran: apartamentos en Palma, locales y garajes en Terrassa y la fabulosa Casa de Pedralbes, que lograron traspasar a una familia extranjera en el año 2015.
Entre sus propiedades, queda un vestigio que aún comparten al 50%. Se trata de un apartamento en el País Vasco francés, concretamente en Bidart, una localidad de recuerdo agridulce para la hermana de Felipe VI. No en vano, fue allí donde se produjeron las imágenes de la traición de su marido, caminando junto a Ainhoa Armentia. Pese al dolor que le generó, partirán peras pero la infanta tiene la intención de seguir veraneando allí.
¿Qué va a pasar con los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin?
Ese era otro de los grandes interrogantes. Todos ellos -Juan, Pablo, Miguel e Irene– ya son mayores de edad. Eso implica que son independientes económicamente, si bien es cierto que en el acuerdo de divorcio quedará plasmado que, en caso de tener algún problema económico, serán sus padres quienes respondan por ello. Además, sorprende conocer que Juan Carlos I se encarga de los estudios de sus nietos Urdangarin y Marichalar.
Sobre las compensaciones que Cristina de Borbón le pueda pasar a Urdangarin, hay que hacer un aparte. Se estima que sus ganancias son entre los 250.000 y los 300.000 euros anuales. Ayudará al padre de sus hijos, pero no a cualquier precio. Será una cantidad modesta ya que los únicos ingresos que acredita Iñaki son los procedentes de su subsidio como preso en libertad: 463 euros mensuales.
Por último, nada cambiará en sus lugares de residencia. Él seguirá en Vitoria junto a su madre y la infanta Cristina en Suiza. Eso sí, no se han olvidado de incluir una cláusula de confidencialidad en su contrato por el que no podrán dar detalles de la vida privada de cada uno. Todo queda atado y bien atado. Ahora, solo falta firmarlo.