La extraña y dolorosa enfermedad de Álvaro Morata: los síntomas y cómo se la detectaron

Álvaro Morata es uno de los jugadores de fútbol mejor valorados de nuestro país. Después de pasar por varios equipo, tanto en España como en el resto de Europa, el deportista milita en las filas del Atlético de Madrid, al que llegó en el año 2019. Ahora, se ha convertido en una de las piezas fundamentales del equipo del Cholo Simeone. Por eso, su ausencia durante el pasado 23 de abril, en uno de sus entrenamientos, ha hecho saltar todas las alarmas. Desde el equipo de fútbol ya han confirmado que se trata de una dolencia que viene arrastrando el madrileño desde hace tiempo; la neuralgia del trigémino, una enfermedad sin cura que tiene unos síntomas muy parecidos a los de la varicela.

Debido a esta enfermedad, además, Álvaro tuvo que perderse el último enfrentamiento contra el Alavés. Lo que indica que no estaría pasando por su mejor momento, en todo lo que se refiere a salud. Desde el propio Atleti todavía no se han atrevido a dar una fecha concreta para su recuperación pero todo apunta a que, todavía, tardará unos días en estar al 100%. Pero ¿qué es la neuralgia del trigémino? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Cómo se lo detectaron?

Qué es la neuralgia del trigémino que sufre Morata

Se trata de una dolencia especialmente conflictiva con el día a día y se conoce como ‘tic doloroso’. Es más, durante mucho tiempo se ha llamado enfermedad del suicidio, por lo incómoda que ha parecido siempre. Además, también se trata de algo muy incapacitante para aquellas personas que lo sufren. Esta afecta al «nervio trigémino, que es responsable de la sensación en la cara, incluida la boca». Por tanto, esto provoca un dolor bastante intenso en la zona de la boca que puede ser parecido a «una descarga eléctrica, fulgurante que aparece y desaparece rápidamente, punzante o agudo».

Sí que es cierto que existen varias variantes de esta enfermedad y ni el propio futbolista ni su equipo han dado alguna explicación de cuál de todas es la que sufre Morata. La diferencia entre una y otra radica en el dolor. Por ejemplo, una de ellas es más leve con un dolor en la zona derecha de la cara, mientras que la otra suele afectar más a todo el rostro y, sobre todo, es un dolor más continuado. Además, el principal problema es que esta molestia se agudiza cada vez que hay cualquier roce con la zona y empeora cuando hay que lavarse la cara, afeitarse e, incluso, comer. Sí que es cierto que, dependiendo de cada caso, este dolor no tendrá que ser constante y habrá algunas temporadas más que otras, durante el año, en la que sea más molesta.

Respecto a cuál es su causa, desde el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares apuntan a que puede deberse a un vaso sanguíneo que es el que está haciendo presión o a otras enfermedades persistentes. Es por eso que es muy importante encontrar el tratamiento más adecuado para cuidar este molesto dolor. Para ello, habrá que recurrir a los medicamentos pautados por un experto. En el caso de que esto no funcione habrá que decantarse por una cirugía, un extremo que será ya más complicado y al que, probablemente, Morata no quiera someterse.

También pasó un citomegalovirus

Pero este no es el único bache en su salud que ha pasado el jugador de fútbol. Hace unos años, coincidiendo con el enfrentamiento entre su equipo, la Juventus de Turín, y el Oporto. En ese momento, el delantero sufrió un desmayo en el vestuario. Esto hizo que le sometieran a varias pruebas y que le detectaran un citomegalovirus. «Hemos descubierto que era un virus. Se está recuperando y tiene muchas ganas de volver a jugar. Es un virus que ha pasado mucha gente (yo también)», confesó su mujer a través de las redes sociales. Sí que es cierto que, lo más preocupante, son las consecuencias que este puede dejar en tu cuerpo, una vez te has enfrentado a la enfermedad.

Entre ellos, cansancio extremo, dolores musculares y náuseas. Sí que es cierto que antes de que se produjera el comentado desmayo, Morata ya había comenzado a no encontrarse bien. «Llevaba unos días sin estar bien, tuvo fiebre y no se recuperó del todo. Por eso tuvo que tumbarse y sufrió mareos. Estaba al límite, ciertamente», confesó su entrenador después del partido.