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Melania, en la investidura de Donald Trump: del significado de su sombrero a sus firmes gestos

La recién nombrada primera dama de EEUU se mostró muy fría en la investidura y hasta rechazó un beso de Trump

Melania, en la investidura de Donald Trump: del significado de su sombrero a sus firmes gestos

Melania y Donald Trump en la investidura. | Gtres

Melania Trump siempre ha sido una mujer con las cosas muy claras. Es por eso que, cuando su marido se convirtió en presidente de los Estados Unidos, la empresaria no dejó su vida entre Nueva York y Miami. Allí siguió viviendo en su espectacular ático, mientras que Donald cumplía con sus compromisos en la Casa Blanca. Durante el tiempo que ejerció como primera dama, mucho se habló sobre su personalidad, su carácter y, sobre todo, de las pocas ganas que mostraba siempre de estar junto a su marido o de participar en cualquier acto público en el que él estuviera presente. Algo que parece ser que quedó latente este mismo lunes, cuando Donald tomó posesión de su cargo como presidente de los Estados Unidos.

Fue a mediodía cuando los dos llegaron a la Casa Blanca. Allí les estaban esperando Joe y Jill Biden. Al abrirse las puertas del coche blindado pudimos ver a una solemne Melania, quien sorprendió a todos por el look escogido; un dos piezas en color oscuro, compuesto por una chaqueta y una falda, que combinó con un sombrero, con el que apenas se le veía la cara. De esta manera, la primera dama cubría la zona de sus ojos, una parte de su rostro que no mostró en ningún momento durante toda la ceremonia, que, además, dejó alguna que otra anécdota.

Los gestos de Melania Trump

Para su investidura, Donald decidió contar con su círculo más cercano de amistades. También, lo hizo con su familia. Además, invitó a distintos líderes políticos de diversas partes del mundo, así como a personalidades del mundo de la televisión o del deporte. Muy pocas personas se quisieron perder la toma de posesión de Trump, en la que el ahora Presidente, se mostró con el gesto serio y el morro fruncido. A su lado, también, estaban sus hijos. Pero, sobre todo, una Melania Trump que parecía una estatua. Algo que demostró cuando su marido se acerca a darle un beso. Momento en el que ella puso la mejilla, mostrando cierta distancia pública con el político.

Así, Melania utilizó su sombrero con dos objetivos. El primero de ellos, para guardar cierto espacio con su marido, y, también, para que nadie pudiera ver la realidad sobre sus sentimientos. El accesorio se convirtió en una muralla entre ella y el público y le sirvió como escudo para que nadie pudiera conocer cómo se encontraba realmente. Aunque eso sí, hubo varios gestos que delataron cómo se lo estaba pasando. Y no solamente eso. Con el look elegido hemos podido comprobar el cambio desde que Trump juró la Biblia por primera vez, allá por 2017. Para ese momento, Melania escogió un vestido en azul bebé. Ayer lo hizo con un dos piezas y un abrigo oscuro, haciendo gala de su sobriedad.

El sombrero con el que no hemos podido ver su mirada

Trump y su mujer en 2007.

El abrigo de paño, en azul marino, largo y entallado, era del diseñador neoyorkino Adam Lippes y, además, conminaba a la perfección con la falda. Llamaba la atención por su cuello maxi con solapas y la doble abotonadura que debajo entrever un cuello blanco. Lo cierto es que, en estos últimos años, el sombrero se ha convertido en uno de sus mejores aliados. En este caso era un modelo de color navy de la firma Eric Javits, decorado con una cinta en blanco y diseñado con ala blanca, lo que le daba un toque de misterio al look. Además, este le permitió ocultar su mirada durante todo el tiempo y guardar cierta distancia con todo aquel qu fuera a darle dos besos.

Melania Trump en la investidura con un gran sombrero que cubría su cara.

Han sido contadas las ocasiones en las que Melania y Donald han mostrado su amor en público. Al contrario, por ejemplo, que su antecesor, Barack Obama, quien se deshacía en halagos con su mujer, o a quien no le importó besar en infinitas ocasiones, Trump y Melania siempre han intentado enfrentarse a los medios de comunicación y al público con cierta frialdad. Esto ha permitido que se especule muchísimo sobre su relación y hasta se apunte que los sentimientos entre el recién nombrado presidente de los Estados Unidos y la primera dama no son reales. Ambos se casaron hace 20 años y fruto de su relación nació su único hijo en común, Barron. Sí que es cierto que durante la gala posterior a la investidura, sí que se pudo observar un acercamiento entre ambos.

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