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La vida de Margarita Vargas: una socialité discreta en Madrid y madre de familia numerosa

La mujer de Alfonso de Borbón reside junto a su marido y sus cuatro hijos en la exclusiva urbanización de La Finca

La vida de Margarita Vargas: una socialité discreta en Madrid y madre de familia numerosa

Margarita Vargas junto a Alfonso de Borbón. | Gtres

Margarita Vargas es uno de los grandes rostros de la jet-set madrileña. La mujer de Luis Alfonso de Borbón —quien todavía sueña con alcanzar el trono en Francia— nació en Caracas, en Venezuela, y siempre se ha mostrado como una persona muy discreta. Hija del empresario venezolano Víctor José Vargas, que llegó a presidir uno de los bancos más importantes de su país, creció en un entorno acomodado y cosmopolita. Estudió en el prestigioso Colegio Merici y más tarde se licenció en Pedagogía en la Universidad Metropolitana de Caracas. Desde joven desarrolló una gran pasión por los caballos, una afición que la acompañaría toda su vida y que más adelante se transformaría en un proyecto empresarial.

Su vida dio un giro decisivo cuando conoció a Luis Alfonso de Borbón, descendiente directo de la rama francesa de la familia Borbón y figura habitual en los círculos aristocráticos europeos. Se conocieron cuando ella tenía solo 17 años, en la boda de una de sus hermanas. La conexión entre ambos fue inmediata. Tras un breve noviazgo, contrajeron matrimonio en 2004 en una ceremonia celebrada en República Dominicana. Desde entonces, Margarita ha ejercido un papel fundamental dentro de la familia, acompañando a su marido en su agenda pública aunque siempre desde la discreción.

La vida de Margarita Vargas entre Madrid y Venezuela

Alfonso de Borbón junto a su mujer, Margarita Vargas. Gtres

El matrimonio formó una familia numerosa. Su primera hija, Eugenia, nació en 2007, seguida de los mellizos Luis y Alfonso en 2010 y del pequeño Enrique en 2019. Con la llegada de los niños y la consolidación de su vida en común, la pareja decidió establecerse en España, instalándose en la selecta urbanización madrileña de La Finca, donde disfrutan de una vida tranquila, rodeados de privacidad y lejos del foco mediático que envuelve a muchos miembros de la aristocracia.

Aunque se mueve con naturalidad en ambientes de lujo, Margarita ha construido una identidad pública alejada del ruido y del exhibicionismo. Su estilo sobrio y elegante la ha convertido en un referente en actos sociales y benéficos, donde destaca por su actitud cercana. Es habitual verla en eventos relacionados con la moda, la beneficencia o la cultura, aunque selecciona cuidadosamente sus apariciones. Su presencia suele generar interés mediático, a pesar de que ella rehúye el protagonismo.

Más allá de su papel familiar y social, Margarita ha demostrado inquietudes personales que la han llevado a emprender. Su afición ecuestre la animó a crear proyectos vinculados a la cría y entrenamiento de caballos, fundando empresas especializadas en este sector. Aunque estos negocios no han tenido un impacto económico destacado, reflejan su deseo de desarrollar actividades propias y mantener viva una pasión que forma parte de su identidad desde la adolescencia. A pesar de la distancia, Margarita conserva un fuerte vínculo emocional con Venezuela. En varias ocasiones ha expresado públicamente su preocupación por la difícil situación política y social del país, mostrando sensibilidad hacia las dificultades que atraviesa su tierra natal.

Su historia de amor con Alfonso de Borbón

Luis Alfonso de Borbón y Margarita Vargas se casaron en Dominicana. | Gtres

Como decíamos, conocer a Alfonso de Borbón le dio un giro de 180 grados a su vida. Su primer encuentro se produjo cuando Margarita apenas tenía 17 años, en el marco de la boda de una de sus hermanas en Venezuela. Allí conoció a Luis Alfonso, primo del actual rey de España por la rama francesa de los Borbón, y descendiente directo de la línea que reclama derechos al trono de Francia. Desde el primer momento surgió una conexión especial que marcaría el inicio de una relación que se consolidaría con los años.

Su noviazgo fue especialmente intenso. A pesar de la diferencia de mundo —ella provenía de un entorno empresarial y cosmopolita venezolano, mientras él formaba parte de una familia aristocrática europea con obligaciones y protocolos— ambos lograron superar las barreras sociales y culturales gracias a la afinidad personal y la mutua admiración. La pareja compartía intereses comunes, como la afición por los caballos y la vida familiar, lo que fortaleció sus lazos desde el inicio. En 2004 se casaron, en una ceremonia privada. A lo largo de los años, su relación ha combinado la rutina familiar con los compromisos públicos. Margarita ha acompañado a Luis Alfonso en eventos sociales, culturales y aristocráticos, siempre manteniendo una actitud elegante y discreta. Juntos han logrado crear un hogar estable, primero en Venezuela y luego en España, donde residen en la exclusiva urbanización de La Finca, disfrutando de privacidad y calidad de vida.

Proyectos solidarios, ecuestres y una vida social

La vida de la familia de Borbón-Vargas es especialmente tranquila en Madrid. Están establecidos en La Finca, en Pozuelo de Alarcón, una urbanización conocida por su privacidad y seguridad, frecuentado por figuras del mundo empresarial, artístico y aristocrático. Allí disfrutan de una vivienda amplia, rodeada de jardines y espacios abiertos, que les permite mantener un estilo de vida tranquilo y protegido del escrutinio mediático. El día a día de Margarita gira en torno a su familia. Como madre de cuatro hijos, dedica gran parte de su tiempo a la educación, el cuidado y el desarrollo de cada uno de ellos. Su rutina combina actividades escolares, entrenamientos ecuestres y momentos de ocio familiar. La presencia de los caballos, una de sus grandes pasiones desde la juventud, sigue siendo central en su vida: mantiene instalaciones para su cuidado y participa en competiciones y eventos relacionados con la equitación, un ámbito en el que ha desarrollado también proyectos empresariales.

Además, también mantiene una vida social especialmente activa junto a su marido, Alfonso de Borbón. Participa en eventos de la alta sociedad, actos benéficos y encuentros culturales, siempre con un perfil elegante y discreto. También, ha intentado mantener sus proyectos propios, sobre todo aquellos vinculados al mundo de los caballos. Su vida en Madrid es, en definitiva, un equilibrio entre privacidad, familia, pasión por la equitación y presencia social discreta, construyendo un hogar estable y un proyecto de vida sólido dentro de un entorno de privilegio.

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