No sancionar al Patriarca Kirill: el precio que ha pagado la UE para sortear el veto de Hungría
La decisión ha tenido lugar durante la reunión de los embajadores ante la UE, donde los Veintisiete han aprobado con retraso esta nueva ronda de sanciones
Cuando parecía que con la decisión de prohibir el petróleo en fases se había contentado a Hungría y evitado su veto al nuevo paquetes de sanciones de la Unión Europea contra Rusia, el primer ministro magiar, Viktor Orbán, se sacó otra carta de la manga: el patriarca ortodoxo Kirill no podía en ningún caso estar entre los castigados. Un nuevo chantaje del país que más reticencias está poniendo a la acción comunitaria contra el Kremlin que, de nuevo, ha surtido efecto ante la imposibilidad de Bruselas de sortear la imprescindible unanimidad que requieren estas decisiones.
Este jueves, el nuevo paquete de sanciones europeas por la invasión rusa de Ucrania ha salido finalmente adelante tras no incluir al Patriarca Kirill. La decisión ha tenido lugar durante la reunión a nivel de embajadores ante la UE, donde los Veintisiete han aprobado con dos días de retraso esta nueva ronda de sanciones atendiendo las demandas de Budapest para no incluir en la ‘lista negra’ al máximo representante de la Iglesia Ortodoxa en Rusia.
¿El motivo de este empeño de Hungría con salvar al máximo exponente de la Iglesia Ortodoxa? Según Budapest, la «libertad religiosa»: sancionar a un alto representante de la Iglesia Ortodoxa podría tener, según ellos, consecuencias indeseables entre los fieles. Sin embargo, fuentes diplomáticas señalan a Euobserver que el comportamiento de la delgación húngara «está totalmente fuera de lugar» y que el motivo real de sus acciones es, simplemente, que Orbán está «envalentonado».
«Si les das un centímetro, tomarán un metro. Orbán se envalentonó con su acuerdo petrolero», asegura el diplomático de la UE, que considera que «Es hora de que Europa diga: ¡basta!». De hecho, el presidente húngaro no avisó sobre esta condición cuando se llegó a un acuerdo sobre las sanciones el pasado martes por parte de los jefes de Estado que estaban reunidos en Bruselas.
Kirill, el patriarca de la Iglesia Ortodoxa en Moscú y, por tanto, de toda Rusia, se llama en realidad Vladimir Gundayev, tiene 75 años y nació en San Petersburgo. El motivo por el que la UE le quiere sancionar, aparte de sus numerosos lazos con Putin, es sus numerosas declaraciones polémicas en favor del Kremlin, ya que ha llegado a llamar la guerra de Rusia contra Ucrania «una operación de limpieza religiosa» y ha bendecido las armas de los los soldados rusos en sermones.
Segunda gran concesión a Hungría
En cualquier caso, se trata de la segunda gran concesión que logra Budapest en esta ronda de sanciones, después de limitar el veto al crudo ruso solo al suministro que llega por vía marítima. Según cálculos de la Comisión Europea, esto supondrá un embargo inmediato a dos terceras partes del petróleo ruso y permitirá a Hungría, República Checa y Eslovaquia seguir abasteciéndose a través de oleoductos.
La exención lograda por Hungría despertaba recelos de varios socios por el temor a que la entrada de gas ruso por el oleoducto pueda distorsionar la competencia en el mercado comunitario y ahora la manera en la que Budapest ha conseguido sacar al líder religioso Kirill de unas medidas discutidas durante semanas por los Veintisiete ha sido calificado como «política de rehenes» por diversos países.
Aparte, el sexto paquete de sanciones añade a la ‘lista negra’ a miembros de la cúpula militar rusa, a responsables de la guerra de Ucrania como aquellos detrás de la matanza de Bucha y a más oligarcas y miembros de la familia del presidente ruso, Vladimir Putin.
Las medidas también contemplan la desconexión del principal banco ruso, Sberbank, y otras tres entidades del sistema de comunicación financiera Swift, dos de ellas rusas y una tercera bielorrusa. También se cortará la emisión de varios medios estatales rusos y se extenderá la prohibición de exportar productos químicos y de alta tecnología a Moscú.