El comité del Asalto al Capitolio asegura que Trump arengó a sus seguidores para el ataque
Consideran que el expresidente «electrificó y galvanizó» a grupos radicales durante la tarde del 6 de enero
El comité que investiga el Asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 en Estados Unidos ha señalado que el expesidente Donald Trump «electrificó y galvanizó» a sus seguidores con el fin de incentivarles a participar en la toma violenta de una de las edificaciones más importantes de la política del país. El demócrata Jamie Raskin, miembro de la investigación, ha acusado al magnate de haber azuzado a sus seguidores más radicales.
«El tuit de las 1:42 horas (hora local) de Trump electrificó y galvanizó a sus seguidores, especialmente a los peligrosos extremistas de los Oath Keepers, los Proud Boys y otros grupos racistas y nacionalistas blancos que buscan luchar contra el gobierno», ha explicado el demócrata Jamie Raskin.
En esta nueva audiencia, el comité busca entender la conexión de los partidarios del expresidente Trump y algunos miembros de organizaciones de extrema derecha en el marco de la turba que asedió el Capitolio, según ha recogido la cadena NBC.
En concreto, el mensaje al que se refiere es en el que Trump aseguró en Twitter —donde posteó de manera repetida para incentivar el fraude electoral, según el comité—, que iba a haber una «gran protesta» el 6 de enero. «Estaré allí, será salvaje», dijo por aquel entonces.
Las respuestas, según ha explicado Raskin, instaban a los seguidores y manifestantes a acudir con «protectores corporales, nudillos, escudos, bates, gas pimienta y lo que fuese necesario». «Todos (estos elementos) fueron utilizados durante los disturbios del 6 de enero», ha señalado Raskin.
En esta séptima vista se ha hablado de personajes esenciales, como dos miembros de la organización Proud Boys, Ethan Nordean y Dominic Pezzola, así como de Stewart Rhodes, un veterano del Ejército que fundó la organización ultraderechista Oath Keepers en 2009 y que estuvo en el Capitolio el 6 de enero.
Rhodes también fue miembro de un chat de Signal junto con el antiguo confidente de Trump, Roger Stone, y los líderes de Proud Boys y Oath Keepers, entre los que estaban Enrique Tarrio, así como otros aliados clave del expresidente, como el exasesor de seguridad nacional Michael Flynn.
Los extremistas fueron azuzados por Donald Trump
Estos mensajes, obtenidos por el comité, revelaron que tenían la intención de promocionar eventos pro-Trump en noviembre y diciembre de 2020, así como manifestaciones en el marco del 6 de enero, tal y como han recogido distintos medios estadounidenses.
El fundador de Oath Keepers, junto con otros nueve miembros de la organización, irán a juicio en septiembre por cargos de conspiración sediciosa. Actualmente Rhodes, quien se declaró inocente de todos los cargos que se le imputaban, se encuentra recluido en un centro de detención cerca de Washington.
Rhodes, de 56 años, había utilizado las redes sociales la víspera del ataque para alentar a los suyos, a «todos los patriotas», para que viajaran a Washington a una «misión de seguridad» con la que defender «la lucha del presidente Trump». Este apoyo duró poco, pues el mismo día del asalto y tras lamentar que el expresidente solo sabía «quejarse», dijo que era hora de «tomar las riendas».
Por otro lado, el exportavoz de Oath Keepers, Jason Van Tatenhove, ha señalado durante la audiencia que la organización se comportaba como una «milicia peligrosa». Ha agregado, además, que el presidente le pidió que creara una «baraja de cartas» e identificara a las personas que el grupo debía eliminar.
«Puede que recuerden el conflicto en Oriente Próximo donde nuestro propio Ejército creó una ‘baraja de cartas’, que era quién es quién: tenía a los jugadores clave del otro lado que querían eliminar», ha explicado, agregando que lo que hace este grupo es insertarse en crisis para «hacerse relevantes», recaudar fondos y aumentar sus miembros.
Asimismo, ha subrayado que rompió con la organización cuando los miembros de Oath Keepers comenzaron a cuestionar el Holocausto judío. «Eso fue todo para mí, simplemente no podía soportarlo», ha explicado ante el comité.
Un seguidor de Trump admite que fue por él
Otro testigo clave que ha comparecido este martes es Stephen Ayres, una de las muchas personas que descendieron al Capitolio el 6 de enero, quien luego fue acusado y se declaró culpable de ingresar ilegalmente a los terrenos del Capitolio.
Ayres, quien ha testificado que solo había ido porque Trump se lo pidió a sus partidarios, ha agregado este martes que se habría ido a casa más temprano si el expresidente se lo hubiera dicho, y ha señalado que hacerlo podría haber limitado el daño y la destrucción.
Así, ha defendido que, por aquel entonces, creía que las elecciones habían sido robadas por lo que se decía en aplicaciones como Facebook, Twitter o Instagram, aunque al ser preguntado si ahora piensa lo mismo, Ayres ha explicado que «ahora no tanto».
Trump se enfrentó con varios asesores
Por otro lado, el demócrata Jamie Raskin también ha narrado una discusión acalorada, con gritos e insultos, en la Casa Blanca el 18 de diciembre que incluyó al expresidente Trump, al abogado Sidney Powell, Michael Flynn, nombrado anteriormente, y numerosos funcionarios de la Casa Blanca.
El encuentro comenzó cuando un empleado reunió a los antes citados, partidarios de la conspiración de fraude electoral. Más tarde, otros funcionarios de la Administración se enteraron y se unieron, por lo que se produjo una gran polémica.
«Lo que siguió fue un enfrentamiento acalorado y profano entre este grupo y los asesores de la Casa Blanca del presidente Trump, quienes intercambiaron insultos personales, acusaciones de deslealtad al presidente e incluso desafíos a pelear físicamente», ha dicho.