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La accidentada historia de la espada de Bolívar exhibida por Petro

Robada en 1974 por la guerrilla del M-19, de la que el nuevo presidente de Colombia era miembro, la espada es todo un símbolo para la izquierda latinoamericana

La accidentada historia de la espada de Bolívar exhibida por Petro

La espada de Bolívar, exhibida durante la toma de posesión de Gustavo Petro. | Reuters

«Le solicito a la Casa militar traer la espada de Bolívar. Es una orden del mandato popular y de este mandatario». Estas fueron las palabras pronunciadas el pasado domingo por Gustavo Petro en su primera decisión como presidente de Colombia.

La ceremonia de toma de posesión del primer gobernante de izquierdas del país tuvo entonces una pausa inesperada por cuenta de este objeto, una espada cargada de simbolismo y que terminó sembrando discordia entre el gobierno entrante y el saliente. Una discordia que terminó salpicando al mismo Rey de España, Felipe VI, que no se levantó ante el paso de este símbolo, en un gesto muy criticado por parte de la izquierda a ambos lados del charco.

Se trata de la espada del héroe independentista Simón Bolívar. Robada en 1974 por la guerrilla del M-19, de la que Petro era miembro, la espada fue devuelta en 1991 tras el desarme de esa organización.

El ahora expresidente Iván Duque, acérrimo opositor de Petro, rechazó cederla para la ceremonia. Finalmente fue llevada hasta la Plaza de Bolívar en una urna de vidrio por cuatro miembros de la guardia presidencial, que acataron la primera orden del nuevo mandatario. «Llegar aquí, junto a esta espada, para mí es toda una vida, una resistencia. Esta espada representa demasiado para nosotros«, destacó entonces Petro.

La accidentada historia detrás del símbolo

Entre los invitados a la ceremonia estaba Carlos Sánchez, un veterano exguerrillero del M-19 que participó en el robo de la espada. Reunido con otros excompañeros de armas frente al museo de donde la extrajeron, Sánchez recuerda el sitio exacto en el que aparcó el coche aquella tarde del 17 de enero de 1974.

Aguardaba la salida de dos guerrilleros, entre ellos Álvaro Fayad quien, vestido con un zarape mexicano, entró en la Quinta de Bolívar, rompió el escaparate de cristal donde se encontraba la espada y la cogió.

«Salieron con la espada debajo del zarape, se subieron al carro y, cuando fui a arrancar, se me apagó«, afirma Sánchez. Finalmente, asegura, pudo encenderlo con la ayuda de unos extraños, sin persecución o disparos de por medio. Sánchez puso luego la espada sobre un mapa de América Latina y tomó una foto en la que también aparecen una ametralladora y un cartel de M-19.

La imagen fue publicada en la prensa local con leyenda: «Apareció la espada de Bolívar. ¡Está en América Latina!». Era la carta de presentación de una nueva guerrilla urbana nacionalista. Ese mismo año, Sánchez entregó la oxidada arma de empuñadura dorada al entonces comandante de la guerrilla, Jaime Bateman, en Bogotá.

A partir de allí, el misterio envuelve a la reliquia, que pasó por varios escondites para eludir la feroz búsqueda militar hasta terminar en Cuba.

En 1990, el M-19 firmó la paz y se convirtió en partido político y al siguiente año el dirigente Antonio Navarro viajó a Venezuela para recibir la espada del diplomático cubano Norberto Hernández, según contó el propio Navarro al portal Cambio.

La espada volvió a aparecer en público en julio de 2020, cuando Duque la llevó al palacio de gobierno para conmemorar los 237 años del nacimiento de Bolívar. Duque se la enseñó a Petro en un encuentro privado tras la victoria del exguerillero en las presidenciales de junio. «La espada tiene tantas historias que hoy sumará una más: de por qué se demoró en llegar a esta plaza», comentó el nuevo gobernante.

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