Siria aumenta las cifras de turismo internacional y pide retirar las «injustas» sanciones contra ella
En 2022, más de 1.800.000 de turistas visitaros Siria, lo que supone una tasa de crecimiento del 141% con respecto al año anterior
Siria parece estar dejando atrás los años más duros de la guerra y está experimentado un cambio drástico en lo que a turismo se refiere. En 2010, antes de la guerra, más de seis millones de turistas visitaron Siria. En 2021, fueron medio millón. El año pasado, 2022, la cifra fue de 1.800.000, lo que supone una tasa de crecimiento del 141% con respecto al año anterior.
La guerra y la crisis le ha pasado factura a Siria, pero la posguerra tampoco está siendo un jardín de rosas. Turquía y Estados Unidos ocupan ilegalmente una parte del territorio sirio y no están dispuestos a abandonarlo, las sanciones internacionales no cesan y la devaluación de la lira siria alcanza cifras impensables. Tampoco ayuda que el vecino Líbano, de donde venían algunos sueldos sirios, pase por una crisis económica de grandes proporciones.
«Las injustas sanciones no solo están afectando al Gobierno sirio, están afectando al pueblo sirio. Los que no quieren a Siria están poniendo muchas trabas para que recuperemos el turismo», señala a THE OBJECTIVE Ghiath Al-Farrah, viceministro de Turismo de Siria, que asegura que es «totalmente seguro» viajar a este país árabe, incluido a Alepo, la segunda ciudad más importante del país.
Estas sanciones impuestas por la UE y EEUU incluyen un embargo de petróleo, restricciones a la inversión y un congelamiento de los activos del Banco Central de Siria en la UE, así como restricciones a la exportación de equipos y tecnología. Unas sanciones que afectan directamente al pueblo sirio con la falta de materiales, medicinas, algunos alimentos, encarecimiento de productos y falta de combustibles.
El viceministro de Turismo sirio no duda en lanzar un contundente mensaje a España y a la UE: «Les pediría que ayuden a quitar las sanciones económicas contra Siria, que abran sus delegaciones diplomáticas en el país y que permitan a los aviones sirios volar a Europa y que los europeos vuelen a Damasco».
En 2010, antes de la guerra, más de seis millones de turistas visitaron Siria, lo que generó ingresos turísticos estimados de más de 5.000 millones de dólares. En 2021, fueron medio millón de turistas y, el año pasado, 2022, la cifra fue de 1.800.000.
Para recuperar las cifras de antes del conflicto, la estrategia del Gobierno sirio a corto plazo es promocionarse en ferias internacionales de turismo, como FITUR, para después invitar a Siria a personas relevantes de diferentes sectores (periodistas, políticos, empresarios…) de otros países para que vean la situación actual en la que se encuentra el país árabe. A largo plazo, la estrategia es permitir a los turistas ir por libre a visitar Siria, como se podía hacer antes de 2011, ya que ahora es necesario viajar con un paquete turístico cerrado con una agencia y tramitar el visado con antelación con ella.
Durante 2022 entraron en servicio 43 establecimientos turísticos y el número de instalaciones que obtuvieron licencia de construcción ascendió a 12, con un monto inversor de más de 200 millones de dólares. Asimismo, en este último año ha aumentado el turismo europeo, entre ellos, varios grupos de españoles que han podido ver los avances de la reconstrucción de los milenarios zocos de Alepo y Homs o del afamado Crac de los Caballeros, la mayor y mejor conservada fortaleza medieval del mundo, Palmira o el Teatro Romano de Bosra, entre otros grandes monumentos del país.
Al-Farrah señala que el Gobierno, sin olvidar el turismo de proximidad, está centrado en recuperar el turismo internacional, «porque eso ayuda al desarrollo del país y a mejorar su economía», muy deteriorada en los últimos años.
Otro de los grandes problemas que afectan a Siria, y por ende al turismo, es la ocupación «ilegal» que Estados Unidos y Turquía están haciendo en el norte del país. Siria vive desde hace unos años, y ahora más profusamente, un problema de suministro de combustible que se hace notar en todos los sectores, incluidos los turísticos, como hoteles, o el transporte. Los americanos controlan los principales campos de petróleo del país y el Gobierno de Bashar Al Assad se ve obligado a depender del combustible que llega a través de sus aliados: Venezuela, Irán o Rusia. «Estamos intentado que se vayan de allí y que se solucione el problema».
Sobre la terrible situación económica en el vecino Líbano, el viceministro de Turismo comenta que cualquier problema que pase en Beirut afecta a Damasco, y viceversa, «porque estamos muy unidos y a nivel turístico nos interesa que todos los países de la región estén bien».
En cuanto a la presencia de Israel en la zona y sus constantes lanzamientos de misiles hacia territorio sirio que denuncia el Gobierno de Bashar Al Assad, el político sirio asegura que la solución con este «país ocupante» tiene que venir a nivel internacional, «nosotros no podemos hacer nada directamente».
En busca del talento, la formación y los «intercambios» con España
Con el terrorismo ya prácticamente derrotado y dejando atrás los duros años del Estado Islámico y otros grupos yihadistas en el país, el Gobierno de Bashar Al Assad está centrado en reconstruir el país y «en mejorar las necesidades del pueblo». Es aquí donde entra en juego el sector turístico privado, que llega allá donde el Gobierno no puede llegar, ya que tiene una mayor libertad al no estar afectado directamente por las sanciones internacionales.
La Cámara de Turismo de Siria, que engloba a todo el sector privado (compañías de viajes, hoteles, compañías aéreas…), juega un papel muy importante ahora mismo. «Nuestra preocupación es que las personas estén bien preparadas, más especializadas, y estamos centrados en garantizar su formación», señala a THE OBJECTIVE el presidente de la Federación de Cámaras Sirias de Turismo, Talal Khudair.
En los últimos años se ha multiplicado el número de centros de formación turística. Ya son ocho las escuelas de turismo estatales, 32 las compañías privadas de turismo y tres centros universitarios donde se imparten estudios del sector. Para ello, por ejemplo, el año pasado se aprobó una ley que obliga a las empresas sirias a dar trabajo a las personas que salen preparadas de estas escuelas de turismo y hostelería.
Khudair no duda en lanzar un mensaje al Gobierno español: «Nos encantaría tener intercambios profesionales con España. Que algunos profesores de turismo y hostelería vinieran a nuestro país y que nos facilitaran sus programas de formación».
La Cámara de Turismo tampoco se olvida de los sirios que están en el extranjero, algunos de los cuales ya han regresado al país y de los que busca recoger su talento. Y, en este contexto, no duda en pedir a los sirios expatriados adinerados que inviertan su dinero en Siria.
Recuperar los vuelos a Europa «lo más pronto posible»
Una de las principales trabas que los europeos encuentran a la hora de viajar a Siria es la imposibilidad de hacerlo con un vuelo regular a Damasco. Tienen que volar a Beirut o Amán y luego coger otro vuelo de enlace a la capital siria o llegar a través e las fronteras terrestres, lo que alarga y dificulta el trayecto.
Aquí es donde las aerolíneas de carácter privado, como Cham Wings, la principal en Siria, entran en juego. Actualmente vuela a 15 destinos y tiene muchas expectativas de poder volar «lo más pronto posible» a las diferentes capitales europeas, donde residen muchos expatriados sirios.«Uno de los objetivos fundacionales de nuestra compañía fue servir a los expatriados sirios para que pudieran regresar a visitar a sus familiares», señala a THE OBJECTIVE Osama Satea, director de desarrollo comercial y relaciones públicas de la compañía aérea.
Es un negocio familiar privado que no recibe ningún tipo de ayuda financiera del estado sirio y que solo cuentan con tres aeronaves Airbus A-320: «Nos gustaría aumentar la flota, pero las medidas coercitivas de la UE y EEUU dificultan el proceso». En 2021 la UE incluyo a Cham Wings en su lista de compañías sancionadas por volar a Bielorrusia y, según su criterio, fomentar la crisis migratoria cerca de sus fronteras, pero poco después la saco de esa lista y ahora mismo no está sancionada.
«Nos cuesta mucho entender que la Unión Europea no trate a Cham Wings como a otra compañías aéreas extranjeras privadas, que se las trata desde la perspectiva del derecho civil y del servicio humanitario que prestan estas compañías con el transporte de medicinas y otras mercancías», defiende Satea.
«Hay políticas de estado que nos impiden volar a países europeos», -se refiere a las sanciones de la UE y EEUU- «Los que imponen estas sanciones y dificultan la recuperación económica de Siria tienen que entender que la industria turística y aérea no es solamente un negocio, tiene que ver mucho con una cuestión humanitaria, que la gente pueda regresar a su país y en mejorar la economía del país y su pueblo. No se nos puede tratar como a una institución estatal, porque somos una compañía privada».
Asimismo, asegura que son conscientes de las dificultades económicas derivadas del conflicto y para que los sirios puedan acceder a sus servicios están «manteniendo los precios lo más bajo posibles, teniendo un margen de beneficios muy ajustados y mejorando al máximo la calidad de servicio», para que la gente apuesten por ellos para volar a Damasco.