¿Mató la CIA a John Lennon?
Yoko Ono, su viuda, cumple 90 años, 43 después de que mataran al músico
Yoko Ono, una joven vanguardista nacida en Tokio, crítica con el sistema, encontró en el líder de los Beatles, John Lennon, a su perfecta media naranja. Juntos provocaron lo que pudieron y siempre se sintieron libres. Su unión la rompió un tío que estaba fuera de sí, un iluminado, que mató a tiros al músico. Una historia que ha marcado la vida de Yoko, que acaba de cumplir 90 años.
El buzón secreto de hoy tiene una alta dosis de misterio. El asesinato fue simple pero no tanto como para creerse que Mark David Chapman se acercó a John Lennon, en la puerta del lujoso edificio Dakota, donde vivía, sintió que debía matarle y le disparó cinco tiros.
Chapman no hizo lo que cualquier asesino, es decir, salir corriendo, escapar, desaparecer. Hasta tenía una boca de metro al lado. Prefirió sentarse en un banco, sacar un libro y ponerse a leer. Luego declararía que cuando se cruzó con Lennon una voz en su interior le impulsaba: «Hazlo, hazlo, hazlo».
Seguro que todos estamos de acuerdo en que era el comportamiento de un loco, aunque posteriormente se dictaminó que no padecía ningún tipo de trastorno y que cuando apretó el gatillo no padecía ninguna enfermedad transitoria. Si fue así, ¿por qué menciono la hipótesis de que la CIA pudo haber tenido algo que ver. Empecemos con los antecedentes.
El FBI de Hoover odiaba a Lennon
En los años 60 el FBI estaba bajo la férrea mano de hierro de Edgar Hoover, un anticomunista ejerciente que perseguía la libertad sexual y la falta de decoro. En esa época las provocaciones de los Beatles como, por ejemplo, que eran más populares que Cristo, sentaban fatal a algunos, pero como vivían en Inglaterra en países como Estados Unidos lo veían con distancia. Todo cambió en 1971, cuando Lennon se mudó a Nueva York y no tardó en ejercitar su activismo en los conflictos locales.
Hoover le incluyó en su lista negra -a Yoko Ono también, pero menos-, ordenó una permanente investigación sobre sus actividades. Descubrieron que donaba dinero a grupos que iban contra el Partido Republicano y que estaba involucrado en las protestas contra la guerra de Vietnam. Ya fuera de los Beatles, analizaron sus canciones y escritos, y le tacharon de marxista, algo reseñable porque ofrecían motivos para poner en marcha su deportación del país. A eso le sumaron, para cerrar el círculo que le señalara como un indeseable, que consumía drogas y que en una ocasión fue arrestado por llevar encima marihuana.
Lennon y Ono fueron siempre conscientes de que estaban siendo perseguidos por el gobierno de Richard Nixon, hasta el punto de que en más de una ocasión el músico hizo manifestaciones irónicas referidas a la excesiva presencia en su casa de «técnicos del teléfono» que aparecían para arreglarle la línea.
La CIA se suma a la persecución
No solo el FBI, la CIA también percibió una amenaza en el comportamiento de Lennon. Sus informes recalcaban que despertaba la simpatía de un elevado número de americanos dispuestos a seguirle en todas las banderas que ondeara, por lo que se unieron al carro de seguirle, escucharle ilegalmente e, incluso, amenazarle veladamente.
Los dos organismos de seguridad, apoyados por el presidente Nixon, escribieron muchos informes con la intención de denegarle el permiso de residencia aduciendo que su presencia era muy negativa para Estados Unidos.
Hasta aquí la información está demostrada por la existencia de documentación desclasificada, una sana costumbre en el país norteamericano. También está contrastado que la CIA había puesto en marcha un programa de control mental llamado MK Ultra, para que los soldados y las personas en general actuaran como autómatas y cumplieran órdenes sin cuestionarse nada más.
Lo que no está demostrado es que la CIA sometiera a un lavado de cerebro a Mark David Chapman, lo que explicaría su extraño comportamiento durante el asesinato, eso de escuchar una voz que le ordenara matar y luego sentarse a esperar a que llegaran a detenerle.
Lo único totalmente demostrado es que en Estados Unidos los asesinatos más conocidos de grandes personajes como John Kennedy, Robert Kennedy, Martin Luther King, Abraham Lincoln o John Lennon, siempre los ejecutan hombres por propia iniciativa y muy locos. Curioso y extraño.