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Internacional

Un millón y medio de jóvenes acompañan al Papa en la vigilia de la JMJ de Lisboa

El pontífice invitó a los jóvenes a llevar la «alegría» de este evento más allá de Lisboa y a ayudar a las personas que caen en el camino

Un millón y medio de jóvenes acompañan al Papa en la vigilia de la JMJ de Lisboa

El Papa Francisco saluda a los jóvenes congregados durante la vigilia. | Vatican Media (Reuters)

Más de un millón y medio de jóvenes, según el portal oficial del Vaticano Vatican News, que cita una estimación de las autoridades portuguesas han acompañado al Papa Francisco en la Vigilia de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en el Parque Tejo de Lisboa, en Portugal.

Durante el día, jóvenes católicos de todo el mundo fueron llegando bajo el fuerte sol con sus mochilas y sacos de dormir, preparados para pasar la noche hasta la misa final del domingo.

El Pontífice llegó al lugar donde iba a tener lugar este evento central poco antes del anochecer y recorrió el recinto en el papamóvil para poder saludar a las multitudes de chicos y chicas que lo esperaban. Tras un acto en el que faltaron los testimonios, el canto, el baile, los drones y dos cazas sobrevolando el altar central, el Papa pronunció un discurso en el que ha decidido improvisar para entablar un diálogo con los presentes.

En concreto, invitó a los jóvenes a llevar la «alegría» de este evento más allá de Lisboa, y les animó a que ayuden a las personas que caen en el camino, advirtiendo de que únicamente es «lícito» mirar a una persona «de arriba abajo» para «ayudarla a levantarse», según las declaraciones que recoge Europa Press.

Durante su discurso, pronunciado en español, el Papa ha precisado que esa «alegría», en referencia a la fe, la tienen gracias a padres, abuelos, amigos, sacerdotes, religiosos, catequistas o maestros. «Otros nos prepararon para recibirla», ha puntualizado Francisco, invitando a los chicos y chicas a guardar unos segundos de silencio para recordar a esas personas.

En este sentido, animó a los jóvenes a que se conviertan, también ellos, en raíces de alegría para otras personas, y advierte de que la alegría no está «bajo llave» ni «en la biblioteca encerrada», aunque les ha aclarado que «hay que estudiar».

«La Iglesia no tiene puertas»

Antes de la vigilia, el sábado por la mañana, el pontífice argentino fue recibido por unos 200.000 fieles en el santuario de Fátima, unos 130 kilómetros al norte de Lisboa, donde rezó el rosario con jóvenes enfermos, discapacitados y seis prisioneros. «La Iglesia no tiene puertas, para que todos puedan entrar», aseguró durante un breve discurso pronunciado en español, como casi todos desde que llegó el miércoles a Portugal.

«Esta es la casa de la madre y una madre siempre tiene el corazón abierto para todos sus hijos. Todos, todos, todos, sin exclusión», repitió entre aplausos, reiterando un mensaje que ya subrayó en otras ocasiones en esta JMJ.

Al contrario de lo que estaba previsto, el Papa improvisó casi toda su intervención

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