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El gobierno de EEUU alerta de un nuevo caballo de Troya chino: los drones comerciales

Pekín te está mirando: este es el mensaje lanzado por la Casa Blanca nada más empezar el año

El gobierno de EEUU alerta de un nuevo caballo de Troya chino: los drones comerciales

Imagen de un dron.

En octubre de 1957 todo Estados Unidos, ciudadanía y gobierno, entró en pánico. El primer satélite artificial de la historia, el Sputnik, sobrevolaba sus cabezas y temían lo peor. Con la llegada del ciberespacio vuelven a temer una nueva amenaza sobre sus testas: los drones de origen chino.

China te está mirando. Este es el mensaje lanzado por la Casa Blanca nada más empezar el año. Creen que unos ojos rasgados observan suelo yanqui desde el cielo. No se trata de satélites geoestacionarios, ni globos perdidos sobre su espacio aéreo, sino algo tan mundano hoy día como los drones domésticos. Los de uso deportivo, videográfico, de los que usan las inmobiliarias o incluso pequeños drones de uso militar de orden secundario, entran dentro del mismo saco. 

Contraespionaje 

En un informe emitido de manera conjunta por el FBI, la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA) y la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), se enumera una retahíla de debilidades que podrían vulnerar estas aeronaves, por muy inofensivas que parezcan.

Los drones más sencillos han dado un paso adelante en su sofisticación al estar conectados. Si los primeros eran meros avioncillos casi de juguete, más tarde se les colgaron cámaras de vídeo, y hoy poseen conexiones online desde los que pueden transmitir datos. Esta es la clave del problema: la pérdida de control de hasta donde llegan esos datos.

Muchos drones comerciales se utilizan para pruebas experimentales de armamento, para el rodaje de vídeos de vehículos y mecanismos militares, o en el desarrollo de prototipos. No solo eso, sino que podrían, y de hecho pueden, capturar señales de emisores Wifi de centros sensibles de su entorno. 

Un dron doméstico, de unos pocos cientos de euros, es inofensivo si graba un video para TikTok con unas chicas bailando. Pero puestos a imaginar, si un general del ejército compra a sus hijos uno de estos y graba una barbacoa en su casa, nadie garantiza que esas imágenes no acaben, ayudados por el reconocimiento facial, en algún oscuro departamento de espionaje extranjero. 

Se tendría controlado, posicionado, y en tiempo real a un militar de alta graduación sin mover ni un solo activo en suelo ajeno. Es el espía perfecto. Esto puede parecer una paranoia propia de la guerra fría, que es lo que opina el gobierno chino, pero hay pruebas de que estas situaciones ya se han vivido.

Punta del iceberg

En 2018, las firmas chinas Huawei y ZTE fueron proscritas del uso en bases militares, y recomendaron no ser adquiridas a su personal. Los servicios de contrainteligencia detectaron fugas de datos con destino desconocido desde estas terminales. La fuerte conexión del gobierno chino con estas empresas tecnológicas dejan poco espacio a la imaginación. 

Lo de Huawei escaló aún más cuando se pusieron en tela de juicio sus repetidores 5G. La telefonía movil está basada en dos elementos fundamentales: los teléfonos y la red de antenas que recogen su señal. Existen varios fabricantes pero destacan dos: Huawei y la sueca Ericsson. 

Los servicios secretos apuntaron hacia los primeros como un agujero de seguridad latente que podría reenviar datos hacia China; desde entonces, su grado de penetración en países occidentales ha bajado de ritmo. Por ejemplo, el gigante madrileño de la comunicación Telefonica cambió de proveedor en 2021 para sus sistemas de los chinos a los escandinavos, aunque no dio muchas explicaciones. 

Estíbame esos datos

Menos espectacular, pero casi más contundente y sombrío, fue el caso de las grúas fabricadas por la Shanghai Zhenhua Heavy Industries Co (ZPMC). En el año 2021, una investigación del FBI destapó una llamativa amenaza relacionada con este tipo de maquinaria pesada. 

Los agentes federales inspeccionaron grúas fabricadas por ZPMC que llegaban al puerto de Baltimore desde China. Descubrieron que llevaban instalados equipos de inteligencia con capacidad para rastrear datos, y recopilar información. No solo eso, sino que se cree que serían capaces de detener la actividad portuaria de manera remota.

El software que las maneja permite ser controladas a distancia, con un sistema de transporte de señales electrónicas de ida y vuelta. Según expertos en seguridad informática, basta una pequeña actualización —ni siquiera una orden activa desde el exterior—, para suspender el funcionamiento de algún sensor que mantenga las grúas paradas durante un tiempo indeterminado. 

Dominio global

Los productos de ZPMC no solo están en puertos comerciales estadounidenses y las siempre sensibles instalaciones militares. Se calcula que el 70% del mercado es suyo, con presencia en más de un centenar de países. La explicación práctica es que son muy baratas. 

Tras saltar las alarmas, puertos como el de Savannah, en Georgia, han preferido renovar sus instalaciones con grúas de la finlandesa Konecranes, que son alrededor de un 30% más caras, aunque parecen más fiables en este sentido. 

Con sistemas de adquisición de datos ocultos y cámaras ‘de seguridad’, el espionaje chino tendría acceso al control de entradas y salidas de barcos, materiales, cantidad bastante precisas, y puede que hasta el contenido de las cargas. Cualquier servicio de información soñaría con semejantes capacidades instaladas por defecto en territorio enemigo; capacidades que podrían dormir latentes durante años y despertar un buen dónde en caso de necesidad. 

Temores infundados 

El Gobierno chino afirma que todo esto no son más que el resultado de la paranoia estadounidense, que vive en un estado de miedo permanente. Sin embargo, callan cuando se les cuestiona sobre la cantidad de terrenos cercanos a bases militares e instalaciones aeroespaciales que están comprando ciudadanos de origen chino. Para ellos no son más que son inversionistas. 

Los servicios de inteligencia yanquis apuntan hacia una de las marcas de drones más populares, DJI. Sus productos se venden por millones, su gama atiende a multitud de necesidades domésticas y profesionales, y se caracterizan por una más que correcta calidad y buen precio. Si el vídeo de tus vacaciones aparece en un servicio de espionaje chino, no deberías preocuparte. Sería peor si vivieras cerca de una base militar, el domicilio de un político importante, de gasolineras, centros de comunicaciones, bases logísticas, estaciones de trenes, aeropuertos… es ponerle puertas al campo.

De una forma análoga a lo que hicieron con Huawei y ZTE, FBI y CISA han propuesto la compra de drones con certificados de seguridad fiables y estándares de construcción fiscalizados por entidades de confianza. De momento han emitido una serie de directrices en el uso de sistemas aéreos no tripulados fabricados en China, en especial hacia aquellos que se utilicen en el entorno de infraestructuras críticas. El principal consejo es sencillo: dejar de usarlos.

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