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Internacional

Una española denuncia a una universidad inglesa por echarla por señalar la censura trans

Laura Favaro, despedida en 2023 tras ser acusada de «atacar a las personas trans», lleva a juicio a la City de Londres

La socióloga e investigadora española Laura Favaro ha denunciado a la Universidad de la City de Londres por discriminación. | Cedida

La socióloga española Laura Favaro llegó a Reino Unido en 2020 para incorporarse como docente a la Universidad de la City de Londres como investigadora postdoctoral, y ahí indagar en las disputas en torno al sexo y el género. «Gender wars» fue el artículo fruto de este estudio que terminó suponiendo la suspensión de su investigación y la retirada del acceso a sus datos. ¿El motivo? Que algunos colegas tildaron el texto de «ataque a las personas trans», y la universidad cedió a las presiones por el riesgo reputacional que podía suponer que los resultados del estudio salieran a la luz.

El artículo, publicado en septiembre de 2022, adoptaba una postura feminista sobre el conflicto, y señalaba «el silenciamiento, la discriminación y el acoso de las académicas que plantean cuestiones sobre la teoría de la identidad de género, incluidas las que son críticas de género». Algunas de ellas confesaban en el texto «demasiado miedo como para expresar sus puntos de vista (…), preocupadas tanto por ser objeto de violencia como por poner en riesgo a sus hijos».

Tras su publicación, la universidad recibió quejas cuestionando la calidad ética del trabajo, pero una investigación realizada por la propia institución concluyó que no había existido mala praxis. Sin embargo, en marzo de 2023 le comunicaron que se interrumpía su investigación, se le retiraron los datos de la misma y perdió su trabajo. Fue, denuncia, «condenada al ostracismo, objeto de denuncias falsas».

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La Universidad de la City de Londres alegó que los datos de su investigación eran potencialmente peligrosos, dañinos para la imagen del alma mater si se hacían públicos, e hizo saber a la joven que no quería implicarse en el debate sobre sexo y género, excepto si ella creyera que «las mujeres trans son mujeres».

«Un continuo infernal»

El coste personal y profesional fue alto para esta investigadora joven, que estaba en una situación precaria. Favaro lo describe a THE OBJECTIVE como «un continuo infernal»: «Pierdes tu trabajo, tu salud, tu tiempo, tus redes de apoyo, tus sueños sobre el futuro después de tantos años de trabajo duro… ¿Y todo por qué? Por decir la verdad como científica social, por defender tus derechos como mujeres, por querer proteger a los menores de un experimento con secuelas siniestras».

Con retrospectiva, la socióloga considera que la usaron «para mantener a las demás a raya», y que así las feministas opten en lo sucesivo por «mantenerse con la boca cerrada». «La pérdida más dolorosa para mí ha sido la multitud de horas que no he tenido para disfrutar de mis hijos, por todo el tiempo y la salud que me han quitado la situación en la universidad y ahora el litigio, pero espero que algún día estén orgullosos de que su madre fuera fiel a sus principios», relata.

El juicio

En la actualidad, y en búsqueda de reparación, esta española que reside en Bournemouth se encuentra recabando fondos vía crowfunding para costear el juicio que se celebra en septiembre ante el Employment Tribunal, y en el que se acusa a la universidad británica de discriminación, acoso, victimización, y perjuicio por denunciar irregularidades (whistleblowing). Su caso lo está llevando el ínclito abogado Peter Daly, conocido por su defensa de Maya Forstater, una investigadora que ganó un caso similar, y de otras feministas críticas con el transgenerismo.

Al respecto, Favaro se muestra optimista: «Mi esperanza es que el caso ayuda a afianzar la importancia de proteger la libertad académica, y que contribuya a poner fin a la discriminación sistemática en base a lo que en la Ley de Igualdad británica se ha venido a denominar como ‘creencias críticas con el género’. Es decir, todas aquellas personas que pensamos que el sexo es una realidad biológica binaria e inmutable, mientras que usamos el término género para referirnos a los estereotipos y roles que cada cultura impone a las personas en virtud de su sexo».

La censura en España

Por desgracia, Favaro advierte a miles de kilómetros de distancia cómo las tácticas censoras que ella ha sufrido en Reino Unido, y que cada vez cuentan con menos respaldo legal allí, se han importado en España, con casos recientes como el de Sílvia Carrasco, acosada en la Universidad Autónoma de Barcelona por «tránsfoba», habiendo tenido que denunciar a algunos de sus alumnos ante los Mossos y ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Sabadell. 

«Sigo muy de cerca la situación en España, y no me faltan testimonios de compañeras sobre la persecución que están sufriendo las feministas en nuestro país. Veo también que en la sociedad en general aún domina el discurso (falso) de que lo transgénero es un movimiento de base y progresista», lamenta Favaro, que zanja: «Aquí me han pedido charlas sobre la ley trans, para alertar sobre lo mal que podrían estar las cosas si no se pone freno al movimiento que yo llamo generismo. Es desolador observar en tiempo real la nueva inquisición, todas esas clases de historia, ¿para qué valen?».

15 comentarios
  1. Mikenos

    ¿Para qué valen? Para lo mismo que el “hermana, yo si te creo”. Para tener un dogma indiscutible con el que condenar ( antes socialmente, ahora además judicialmente) a quien no comulgue con el paquete completo de tus ideas.
    Por eso el auge de los identitarismos. Algunas corrientes políticas han encontrado que es la forma perfecta de tener siempre una excusa para condenar a cualquier no afecto.

  2. Feliu

    Las personas que se consideran que han de vivir una vida diferente a su seco natural, en su situación de «vulnerabilidad social», son víctimas de ideólogos.
    Por medio de fuerzas políticas de la izquierda, herederas de un socialismo utópico, les llevan a una ‘lucha revolucionaria».
    La mayoria de estas personas no son conscientes del perjuicio que les conlleva el uso de reacciones adversas, inducidas por esta panacea del igualitarismo, que los confunde para llevar a cabo una acciones tamizadas de reivindicación de derechos sociales, que al final se reduce con la imposición a la sociedad, de formas nuevas de pensamiento, y, que además, se creen «necesarias»: se «tienen» que imponer por fuerza mayor, para que la sociedad sea una «sociedad avanzada».
    Muchos trans son «piezas útiles» para estos ideólogos sin escrúpulos ninguno.
    Como consecuencia, estos ideólogos, con sus capacidades desde estos movimientos político-social es, otorgados por su aspecto de «benevolencia y justicia», son los que perjudican a los mismos movimientos trans: los transforman en movimientos con un nivel de intolerancia hacia la sociedad en general.
    Movimientos que se caracterizan por una patológica, enfermiza, reaccionaria, y, a veces, violenta respuesta, qué, paradójicamente, conlleva a la involució de la sociedad misma.

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