Macron defiende que el adelanto electoral es una «respuesta democrática» al «bloqueo»
El presidente de Francia ve «absurdo» dimitir y afea a los partidos «republicanos» que pacten con los «extremos»
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha asegurado que el adelanto electoral anunciado el domingo representa «una respuesta democrática» a la actual situación política en el país, aunque ha tachado de «absurdo» que él mismo pueda dimitir tras el histórico ascenso de la ultraderecha en los comicios al Parlamento Europeo, que han derivado en un terremoto político en múltiples frentes.
Las elecciones suponen, según Macron, «una respuesta democrática» al «bloqueo» en la Asamblea Nacional y a lo ocurrido el domingo en las urnas. «Nuestros compatriotas expresaron sus inquietudes sobre seguridad, inmigración, poder adquisitivo», ha explicado el presidente, que ha asumido durante una rueda de prensa que en un escenario como el actual no bastaba con «cambios de gobierno o de coaliciones».
No convocar elecciones legislativas, ha alegado, habría sido «irresponsable», en la medida en que aún ve margen para recoger la «cólera» planteada por los ciudadanos y contener el ascenso de partidos como Agrupación Nacional, que ya ha confirmado que presentará a su líder, Jordan Bardella, como candidato a primer ministro. La formación superó el 30% de los votos en las elecciones europeas.
«No quiero darle las llaves del poder a la extrema derecha en 2027», ha aseverado Macron, en alusión a la teórica fecha de las próximas elecciones presidenciales, por lo que ha tratado de reivindicar a su partido como la única opción moderada dentro de la actual reconfiguración acelerada de alianzas.
Así, ha criticado a sus rivales y ha apuntado que, desde el domingo, «han caído las máscaras», en concreto por las alianzas de las derechas e izquierdas «republicanas» –Los Republicanos y el Partido Socialista– con formaciones «extremas», en un aparente intento de situar en el centro a su movimiento político, Renacimiento.
Espera que los comicios del 30 de junio y el 7 de julio sienten las bases de «un proyecto en común, sincero y útil para el país», dentro de un discurso en el que ha apelado tanto a los votantes como a los dirigentes políticos «que no se sienten identificados con la fiebre extremista», después de la crisis desatada en Los Republicanos tras la propuesta de alianza con Agrupación Nacional.
Sin apenas anuncios
Macron ve margen para seguir tomando medidas en cuestiones como la inmigración «ilegal» o la seguridad, o incluso «abrir un gran debate sobre la laicidad» en Francia, pero «con mucha claridad» ha matizado que la «máxima firmeza» debe emprenderse «en el marco de la República y de sus valores», lo que pasa a su juicio por combatir también los mensajes de odio.
El presidente ha reconocido que en ningún caso su bloque es «perfecto», pero ha intentado contraponer sus políticas y promesas con la supuesta falta de ideas y las contradicciones que le atribuye a otros partidos, por ejemplo en materia de pensiones o energía.
De la comparecencia no han salido grandes anuncios, más allá de promesas puntuales como la construcción de ocho reactores nucleares para reducir la dependencia de los combustibles fósiles o medidas para retrasar el acceso de menores a teléfonos móviles y redes sociales.
Por ello, ha terminado por asumirse dentro de la clase política gala como el primer acto de campaña para un Macron que ya aclaró el martes que no dimitirá «sea cual sea el resultado» de las parlamentarias. Sin embargo, en el turno de preguntas, el presidente ha afirmado que no le corresponde a él hacer campaña para esta votación inminente, sino al primer ministro, Gabriel Attal. «El presidente no está para hacer campaña», ha apostillado.