Cae el gobierno francés de Michel Barnier tras perder una moción de censura
La medida puesta en marcha por la ultraderecha y la izquierda ha salido adelante en la Asamblea Nacional francesa
Michel Barnier ya es, oficialmente, el presidente más breve de la historia de Francia. La moción de censura puesta en marcha por la ultraderecha y la izquierda ha salido adelante en la Asamblea Nacional francesa. Barnier solo ha durado tres meses en el Gobierno. «Hoy hacemos historia», ha dicho desde el atril el diputado Eric Coquerel, miembro de La Francia Insumisa y ponente de una tensa sesión, antes de la votación.
Coquerel ha reiterado que el actual Gobierno parte de un «insulto» a los votantes que en las últimas elecciones legislativas situaron a la izquierda como el bloque con más escaños en la Asamblea Nacional, si bien ningún partido ni familia política cuenta por sí solo con una mayoría suficiente.
El diputado de LFI ha acusado a Barnier de no negociar con el Nuevo Frente Popular las reformas presupuestarias que, según el primer ministro, necesita Francia. Sí planteó alguna concesión, «pero con la extrema derecha», ha lamentado Coquerel para justificar la previsible caída del Ejecutivo.
En esta línea, el socialista Boris Vallaud ha lamentado que para Barnier se haya vuelto «más apropiado discutir con la extrema derecha que con la izquierda», fruto de lo que ha considerado una «traición» al ‘frente republicano’ que tradicionalmente ha dejado fuera de cualquier cálculo al partido fundado en su día por Jean Marie Le Pen.
Por su parte, Marine Le Pen ha recriminado a Barnier su «sectarismo» y «dogmatismo», dentro de un encendido discurso en el que ha asegurado que el Gobierno y el presidente de la República, Emmanuel Macron, han elaborado unas cuentas públicas que castigan a la clase media y trabajadora, entre otras cosas con subidas de impuesto.
«El presupuesto que rechazamos hoy no sólo incumple las promesas (del primer ministro). No tiene dirección ni visión. Es un presupuesto tecnocrático que sigue cuesta abajo, con cuidado de no tocar el tótem de la inmigración descontrolada», ha añadido, en una alusión clara a una de los grandes ejes del programa político de Agrupación Nacional.
La moción ha prosperado gracias a un frente compartido entre la izquierda y la ultraderecha, algo que la propia Le Pen ha dicho que no le supone especial «alegría» pero que, a su juicio, viene «obligado» por las «instituciones». Las dos familias superan juntas la mayoría absoluta que necesitaba la iniciativa para salir adelante. Ahora, el presidente Macron debe buscar a otra persona como sustituta de Barnier.