El crecimiento económico de China se aceleró en el tercer trimestre del año, mientras la mayoría de las principales economías del mundo siguen sufriendo de las consecuencias de la pandemia del coronavirus, según datos oficiales publicados este lunes.
Las cifras: el producto interior bruto (PIB) chino subió un 4,9% interanual en el tercer trimestre, ha indicado este lunes la Oficina Nacional de Estadística (NBS). Aunque tomada con cautela, la cifra oficial del PIB siempre se estudia de cerca por el peso del país en la economía mundial.
China, donde el virus apareció en diciembre antes de propagarse a todo el mundo, parece ser un barómetro de la recuperación prevista de la economía mundial. El gigante asiático es el primer país que ha logrado relanzar su actividad, gracias a «un confinamiento estricto, test de detección a gran escala y el seguimiento de los casos de contacto», ha dicho el analista Ting Lu, del banco de inversiones Nomura.
En plena pandemia y en un momento en que el virus había paralizado prácticamente al país, el crecimiento en el primer trimestre se situó en un mínimo histórico (-6,8% interanual). El PIB se recuperó después en el segundo trimestre (+3,2%), gracias a una notable mejora de las condiciones sanitarias.
En los próximos meses, la economía china «seguirá cobrando impulso», en particular gracias al consumo interno y a la temporada de vacaciones, favorable a las exportaciones, según el analista Rajiv Biswas, de IHS Markit. En septiembre, las ventas al por menor y la producción industrial se situaron en sus niveles más altos desde el principio del año. Pero el sector de la exportación, un pilar de la economía china, sigue siendo especialmente vulnerable, en un momento en que los principales socios comerciales de Pekín, en particular la Unión Europea, se enfrentan a una nueva ola de contagios. Y China «no es de ninguna manera inmune a una nueva ola», advierte Lu. De hecho, tras el descubrimiento de un minibrote de coronavirus[contexto id=»460724″], la metrópoli de Qingdao (en el este del país) llevó a cabo la semana pasada de urgencia test a más de 10 millones de personas.
En cuanto al empleo, la tasa de paro, que en China solo se mide en las zonas urbanas, se situó en el 5,4% en septiembre, frente al 5,6% del mes anterior. Sin embargo, esta cifra excluye a los millones de trabajadores migrantes, debilitados por la pandemia. La tasa de desempleo había alcanzado en febrero un máximo histórico del 6,2% de la población activa urbana y sigue estando por encima de su nivel anterior al la COVID-19.
En los últimos meses, varias provincias y municipios pusieron en marcha operaciones comerciales con vales o descuentos para fomentar el consumo y, en última instancia, para apoyar el empleo. China debería ser la única de las grandes economías que registre un crecimiento positivo este año.
La semana pasada, el Fondo Monetario Internacional (FMI) casi duplicó su pronóstico de crecimiento económico para China en 2020, a 1,9%, hablando de un «retorno a la normalidad más rápido de lo esperado». Pero la Oficina Nacional de Estadística, aunque acogió con satisfacción la «recuperación sostenida» en el tercer trimestre, ha advertido el lunes de que siguen existiendo «riesgos e incertidumbres».