La cara oscura de los juguetes sexuales: ¿son buenos para alcanzar el orgasmo?
Numerosas sexólogas están alertando sobre el uso indiscriminado de los artilugios, pues tienen efectos secundarios importantes
Los juguetes sexuales están de moda, es innegable. Desde la fiebre del famoso Satisfyer, iniciada en 2020 tras una brillante campaña de publicidad y el auge de la tercera ola del feminismo, estos complementos de placer sexual se han colado en la mayoría de mesillas de noche. La ventas del mencionado succionador de clítoris no sólo se han disparado en España (+200% en el último año), sino también en Europa, donde las ventas han crecido un 34%.
El éxito, no obstante, no se reduce a este juguete sexual. La aparición de la pandemia y los confinamientos han sido factores que no han hecho más que seguir incrementando esta tendencia, potenciada sobre todo por las mujeres, que representan alrededor del 70% de las personas que compran juguetes sexuales. Pero ¿qué consecuencias tiene esta nueva moda? ¿Es realmente recomendable para ellas alcanzar el orgasmo gracias a un aparato?
La cara oscura de los juguetes sexuales: pueden provocar anorgasmia
La sexóloga y psicóloga clínica Laia Cadens, asesora de la plataforma Gleeden, alerta ante los posibles efectos del uso continuado de juguetes sexuales.
«Últimamente, en consulta, son cada vez más frecuentes anorgasmias provocadas por el uso habitual de succionadores de clítoris, que alteran la consecución del orgasmo en pareja», afirma Cadens. La anorgasmia es una disfunción sexual que incapacita, de manera persistente, la experimentación de un orgasmo, a pesar de tener excitación y deseo sexual. Aunque afecta a ambos sexos, la anorgasmia es más común en las mujeres.
Cada vez son más frecuentes las mujeres que sufren anorgasmia, provocada por el uso habitual de succionadores de clítoris
«La intensidad con la que estos aparatos estimulan el clítoris, provoca en la mujer una activación del mecanismo de recompensa más inmediato que el que puede obtener en sus relaciones sexuales. Si de ahí se establece una conducta continuada y recurrente del uso del juguete, cada vez se irá condicionando más», añade Cadens.
Aunque el 95% de los casos de anorgasmia se enmarcan en el ámbito psicológico (ansiedad, depresión o estrés pueden derivar en esta disfunción), la falta de comunicación entre la pareja o la vergüenza también son una causa común, ya que pueden desembocar en una inadecuada estimulación sexual. «Por este motivo –recalca Laia Carens– el tratamiento se tiene que aplicar desde la psicología clínica: todo lo que sugiere la estimulación de los sentidos y el erotismo son buenos acompañantes para tratar la anorgasmia».
Sea cual sea la causa o la forma de aparición de la anorgasmia, es algo que siempre genera frustración en quien la padece y puede acabar derivando en otras disfunciones sexuales. Por eso es tan importante acudir a un especialista en el momento en que se detecta una posible primera fase.
Los juguetes sexuales pueden ser un buen complemento
Cadens no ha sido la única sexóloga en alertar del uso de estos juguetes. La sexóloga Cristina Callao, en su cuenta de Instagram @co_razones, en la que acumula más de 78.000 seguidores, sigue la misma línea: «Cuando nos acostumbramos a masturbar de una forma concreta, con un estímulo potente y localizado, corremos el riesgo de que sólo podamos orgasmar de esa manera».
«El hecho de que este juguete sea única y exclusivamente para el clítoris, hace que nos perdamos parte de nuestro autoerotismo y autoconocimiento. Además, nuestro cerebro crea conexiones sinápticas y aprende a que orgasmar así es fácil y rápido. Y si sólo usas este modo de masturbarte y, además, lo usas con frecuencia, tu cerebro se vuelve ‘vago’ y se habitúa y luego te va a costar tener orgasmos de otra manera diferente. Porque te recuerdo que ni tu mano, ni la de tus compañeras/os sexuales o una lengua, tiene la misma potencia que éste u otro juguete erótico», añade la experta.
¿Entonces? ¿Hay que dejar de usar estos juguetes sexuales? No, pero sí hay que aprender a usarlos con cabeza, ya que, como afirma Cadens, «los juguetes sexuales tienen que ser un complemento y no una necesidad. En función del buen uso que se haga de ellos, reportará mejores orgasmos o los condicionará como única vía de llegar a ellos».