Cocina al vapor: cinco razones saludables y económicas para tu día a día
Mancha y gasta poco, respeta tus alimentos, no exige que seas un cocinillas… Si aún no cocinas al vapor, estos motivos te convencerán
La cocina al vapor no es una novedad, aunque quizá no lleve siglos en nuestras casas. Sin embargo, es extremadamente popular en la gastronomía oriental, responsable de haberla puesto de nuevo en el mapa.
Barata, saludable y respetuosa con los alimentos, esta técnica no solo permite ahorrar dinero y tiempo, sino también proteger nutrientes. Si a esto le sumamos que podemos cocinar prácticamente todo al vapor —con algunas excepciones—, las cuentas salen de maravilla.
El sistema es de una sencillez abrumadora. No hay más que calentar agua, llevarla a ebullición —o acercarse a ella— y en un cestillo o vaporera disponer los ingredientes. Hay otros utensilios muy populares, elaborados en silicona, que también cocinan al vapor incluso en microondas.
A partir de ahí empiezan las ventajas tanto para el bolsillo como para la salud y para el reloj. Verduras, hortalizas, pescados y carnes se valen así de un sistema eficiente, limpio y que no exige ser un cocinillas para ponerse en práctica.
Los beneficios de la cocina al vapor
Para casas grandes o para pequeños hogares; perfecto para niños y también para personas mayores; espectacular para gente que quiere cuidarse o, simplemente, porque es una forma práctica de comer más sano y más sabroso, el vapor es un remedio casi infalible el que nos propone esta vaporera de bambú.
El desembolso para ello es bajísimo y además es apto para todo tipo de fuentes de calor. Inducción, gas o vitrocerámica son susceptibles de este tipo de cocciones que, además, no exigen un gran dominio de ellas.
Ahorro de tiempo
Lo único que tienes que hacer es calentar agua en una cazuela y colocar encima el cestillo o vaporera. Adiós a sofritos o a preparaciones tediosas si vas apurado de tiempo. Además, como el método de cocción es poco invasivo, no hace falta estar especialmente tan pendiente de la cocina.
Si tienes hijos, teletrabajas o tienes el tiempo justo para hacerte la comida, la cocina al vapor puede hacerte ganar valiosos minutos al hacerse prácticamente sola. No significa que dejemos la cazuela allí horas, pero sí que nos da algo más de libertad.
Además, como podemos tener varios productos en diferentes cestillos, podemos ser más eficientes en la cocción sin necesitar varias cazuelas a la vez. Lo único que debemos hacer es situar en los pisos inferiores aquellos productos que necesiten más tiempo.
Cocciones menos agresivas y cocina más sabrosa
Al contrario de los hervidos o los cocidos, la cocina al vapor permite mantener mejor la textura de los alimentos cocinados. Esto es especialmente relevante cuando preparamos verduras y hortalizas, cuya sobrecocción es habitual en las cazuelas tradicionales.
Con la cocina al vapor respetaremos mejor los puntos y la terneza de los alimentos, no extrayendo tanto sus jugos internos —esto vale para pescados, carnes y verduras—, haciéndolos más jugosos y menos secos.
Se valora así la textura y no convertir cualquier producto en un puré o en una suela dura, problemas habituales cuando no tenemos tiempo para prestar atención a la cocina o no somos especialmente duchos.
Fácil de limpiar
Al no utilizar grasas, aceites o el fuego directamente sobre la superficie de elaboración, manchamos mucho menos. Hablamos de agua hirviendo, una cazuela y diferentes cestillos de la vaporera. Aunque podamos manchar la vaporera con el propio contacto de la comida o de su aderezo, la realidad es que será menos exigente su lavado posterior que el de una sartén donde se adhieran grasas o tostados.
Esto nos lleva a un ahorro de tiempo, de esfuerzo y de dinero, ya que no necesitaremos tanta agua caliente —ya sea de la pila o del lavavajillas— para limpiar la vaporera. También, al ser una suciedad mucho menos incrustada, no tendremos que dejarlos las uñas con el estropajo.
Comida más saludable y ligera
Ya te explicamos las bondades que tiene no sobrecocer ciertos ingredientes. Al pasarnos con la cocción, ciertas vitaminas hidrosolubles desaparecen y acaban en el agua de la cocción. Si la consumimos como si fuera un caldo, las ingeriremos, pero de lo contrario acabarán en el desagüe.
Al no someter a tanto deterioro a la comida, conseguiremos que sea más nutritiva y, como no estamos añadiendo grasas a la cocción, también será más ligera. Evidentemente, puedes sazonar en el plato tu comida al vapor como prefieras, pero nos ahorramos parte de la grasa habitual de entrada.
También, si eres fan de la cocina cruda o eres crudivegano, el vapor es una buena herramienta para hacer más digestivos ciertos alimentos. Los vegetales suelen estar cargados de fibra insoluble que ralentizan nuestro ritmo intestinal. Sin embargo, gracias al vapor, podemos reblandecer ligeramente estas fibras sin perder sus virtudes.
Ahorro económico
Con el batch cooking —cocinar por tandas— puesto de moda, el vapor cobra fuerza porque nos permite hacer varios platos o cocer varios ingredientes a la vez, haciéndonos más eficientes. Esto es muy válido para todo tipo de productos, pero en especial para aquellos más perecederos como carnes, pescados y mariscos.
Podemos cocinarlos antes de tiempo y así evitar que se malogren o estropeen. O, si no renunciamos al sabor de planchas o parrillas, limitarnos a cocinarlo al vapor y una vez cocinado, darles un último toque de vapor.
Piensa en cómo distribuir una vaporera de dos o tres pisos donde el inferior puede tener unas patatas en láminas, el intermedio unas judías verdes y el superior un filete de pescado blanco. En cuestión de minutos y sin mucho esfuerzo vas a tener una comida sin apenas prestarle atención, sin que se te pegue o se te queme.
Ni necesitas varias sartenes ni varios fuegos, y puedes programar a voluntad la cocina con un cronómetro para tener el punto que más te guste en tus platos favoritos. Además, no necesitas un gran desembolso para practicarla. Salvo que quieras comprar un horno de vapor, claro.