Por qué los hombres saben distinguir perfectamente el sexo del amor (y ellas no)
Aunque parece una creencia popular, es cierto que los varones pueden separar el sexo del amor y a las féminas les cuesta más. Un sexólogo lo explica
Seguro que lo referido en el titular te suena familiar. El sexo para ellos es diferente que para ellas, por norma general, obviamente. Pero ¿por qué sucede esto? ¿Acaso los hombres pueden apartarse más sentimentalmente durante el acto sexual y ellas no tanto? ¿O es que las mujeres se enamoran más fácilmente?
Para responder a estas y otras preguntas, hemos echado mano de un reconocido sexólogo español, Sergio Fosela, quien quiere aclarar, antes de entrar en materia, que «en lo que respecta a deseo sexual aún no está claro que haya una diferencia real entre hombres y mujeres, ya que éste es multifactorial: biológico, psicológico, social, cultural, relacional, etc.».
Así, pues, en cuanto al deseo sexual se refiere, «las motivaciones sexuales, las expectativas según los roles de género y las actitudes sexuales aprendidas, explicarían más la diferencia y no tanto la predisposición biológica».
Sí que es cierto que, de forma general, los hombres a partir de los cincuenta años comienzan un declive de su libido, según varias investigaciones. Las mujeres, sin embargo, tras la menopausia pueden disminuir o ver aumentada su libido».
¿Por qué a ellos les cuesta menos separar el sexo del amor?
A pesar de lo anunciado previamente, sí que hay diferencias entre hombres y mujeres en la formación del deseo sexual, las cuales «se hacen evidentes en la observación de la vida cotidiana». Y esta construcción hace que el hombre responda al placer y a la excitación más por el contenido, y la mujer más por el contexto, han demostrado los estudios.
«Podríamos decir que en el hombre aparece primero el deseo, después la excitación, el placer y por último la conexión emocional. En la mujer primero debe darse la conexión emocional, después aparece la excitación, el deseo y por último el placer», asegura Fosela, también colaborador de Arcwave, lo que explicaría por qué ellos pueden distinguir mejor el sexo del amor, pues ellas, por norma general, no dan el paso de tener sexo con alguien si no sienten esta necesaria conexión emocional.
Podríamos decir que en el hombre aparece primero el deseo, después la excitación, el placer y por último la conexión emocional. En la mujer primero debe darse la conexión emocional, después aparece la excitación, el deseo y, por último, el placer
Y todos sabemos que mezclar una fuerte conexión emocional con un sexo increíble desemboca en un enamoramiento prematuro. En los hombres, en cambio, esta conexión es lo último que aparece (si es que lo llega a hacer), y eso les facilita que puedan diferenciar a la perfección el sexo del amor.
Otra diferencia entre hombres y mujeres: no se puede saber cuándo ellos tienen más deseo sexual
Tal y como te contamos en THE OBJECTIVE, es sencillo saber cuándo una mujer estará más dispuesta a tener sexo. En concreto, se pueden predecir qué días del mes ella tendrá un mayor deseo sexual. Y esto, en el caso de los hombres, es imposible de saber.
«Los hombres también tienen ciclos hormonales, pero, paradójicamente, sus ciclos no son cíclicos. Es decir, no se sabe cuándo se producirán en mayor o menor cantidad ciertas sustancias. El ciclo hormonal tiene que ver con la libido (que es lo que regula la testosterona), con la oxitocina (que regula la pulsión sexual) y con la dopamina (que regula el estímulo sexual en general)», afirma Fosela.
Por último recordar que, como el deseo es multifactorial, no existen productos farmacológicos o naturales que puedan conseguir un aumento de la libido de forma efectiva y/o permanente. «También hay que tener en cuenta que deseo no es lo mismo que excitación, y que ambas fases de la respuesta sexual están relacionadas con distintos procesos y acciones. Por lo que no tener una erección, por ejemplo, no significa que no haya deseo, sino que hay una dificultad en la excitación. Y al revés, tener una erección no significa que haya deseo y predisposición a un encuentro sexual, ya sea en pareja o con uno mismo», finaliza el experto.